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Natxo Artundo
Miércoles, 2 de marzo 2016, 12:06
Cuando alguien es uno de los más reputados y reconocidos guitarristas británicos es normal que cuente con una legión de seguidores. Muchos de ellos, auténticos fanáticos. Pero no se trata de si Page, si Beck, si Richards, si Slash o si Clapton es el 'número ... uno'. De hecho, hace unos años comentaba con Joe Bonamassa la intención de 'Manolenta' al llamar a su disco del setenta y tantos 'There's One in Every Crowd'. La idea era que en la portada se leyera, más o menos, 'Eric Clapton. El mejor guitarrista del mundo. Hay uno en cada esquina'. Pero la discográfica optó por quitar el prestigioso título y dejar sólo el nombre del artista y la segunda parte del desmitificador mensaje de quien algunos comparaban con Dios en aquel 'Swingin' London' sesentero. Entonces, Joe razonaba que «son cosas subjetivas, porque cada persona puede decir que alguien es el mejor guitarra. Nunca habrá un acuerdo universal sobre eso, no existe el título de 'mejor guitarrista del mundo'. Y eso es lo que tiene de bello».
Una vez dicho esto, pasemos al asunto central, que gira en torno al inconmensurable David Gilmour. El autor del magnífico disco 'Rattle That Lock' que, para mí, convirtió al pasado septiembre en el mejor mes de 2015, junto al 'Crosseyed Heart' de Keith Richards (supongo que uno se hace viejo y cada vez mira más a los venerables maestros) utilizó en la grabación tanto un modelo de Gibson Les Paul de los años 50 con fonocaptores P90 ('The Girl in the Yellow Dress') como una vetusta Fender Esquire sunburst (de 1955, a la que se añadió una pastilla en el mástil y se le realizó una circuitería customizada) en el solo del tema que da nombre al álbum. Pero, como el propio David subrayaba al hablar sobre su disco, «mi vieja Stratocaster negra, esa es la que probablemente he utilizado más».
Y no sólo en este álbum. Entre las grabaciones donde Gilmour ha empleado la famosa Strato cuyas tres pastillas blancas destacan sobre su cuerpo negro están 'Atom Heart Mother' (1970), 'Meddle' (1971), 'Pink Floyd Live at Pompeii' (1971), 'Obscured by Clouds' (1972), 'Dark Side of the Moon' (1973), 'Wish You Were Here' (1975), 'Animals' (1977), 'David Gilmour' (1978), 'The Wall' (1979), 'The Final Cut' (1982), 'About Face' (1984), 'David Gilmour Live at Hammersmith Odeon' (1984), 'Live 8' (2005), 'On an Island' (2006), 'Remember that Night' (2006/07), 'Live in Gdansk' (2006/08), 'Bryan Ferry, Olympia' (2010), 'The Orb, Metallic Spheres' (2010), Pink Floyd 'Endless River' (2014) y el ya citado 'Rattle That Lock' (2015).
Originalmente, el instrumento fue adquirido por Gilmour en la mítica tienda Manny's de Nueva York, en 1970. Pink Floyd volvía a Gran Bretaña después de una gira americana en la que les habían robado parte del equipo y David compró la Fender en mayo. Un mes después, el público del Festival de Bath vio por primera vez al músico con este nuevo instrumento, que ese otoño aparecería en el filme 'Live at Pompeii', con su potenciómetro de volumen cambiado por uno de Telecaster, con una banda de goma para facilitar su manejo.
Este cambio duraría poco de hecho, para la parte de la misma película rodada en París en diciembre, se había revertido, pero es que el instrumento ha pasado por diversos reemplazos de mástil, de pastillas, de diversas piezas de hardware... hasta el punto de que hoy en día poco queda del original. Según el estudioso guitarrista noruego Bjørn Riis (uno de los mayores especialistas en todo lo concerniente a Gilmour y sus herramientas sonoras), la Black Strat tenía un cuerpo de aliso Fender (año 1968-69) cuyo acabado sunburst (degradado de negro a marrón rojizo) había sido repintado en negro. Las pastillas y el mástil de arce (de pala grande, con clavijas Fender y 21 trastes) eran de esa misma época y el golpeador de plástico era el típico blanco de tres capas, mientras que el selector de la microfonía sólo tenía tres posibilidades (en lugar de las cinco de las guitarras más modernas, incorporadas hacia mediados de los 70. Los músicos lograban, en cualquier caso, los característicos sonidos de las combinaciones de electroimanes colocando un palillo para bloquear el mando selector entre dos posiciones).
Una larga serie de modificaciones ha dejado al instrumento con un mástil de arce fabricado en 1983, como reedición del modelo de 1957, así como un golpeador de plástico negro (incorporado por primera vez en el verano de 1974, cuando la guitarra adquirió su icónico aspecto) y pastillas Fender en el lado del mástil y en la posición central, de hacia 1971, junto a una Seymour Duncan SSL-1C en el puente (con bobinado a medida e instalada a finales de 1979). El puente original, con una palanca de vibrato recortada, y un selector de cinco posiciones (más una palanquita para una sexta combinación mástil-puente) completan la configuración, por no entrar en el uso alternativo de los dos potenciómetros de tono.
En toda esta historia hay que tener en cuenta que Gilmour dejó el instrumento entre mediados de los 80 y 1997 en manos de la cadena Hard Rock Café, que lo exhibió durante una década larga. En esos años, el músico empleó a menudo una Stratocaster roja con mástil de arce y pastillas activas EMG. A partir de la reunión de 2005 de Pink Floyd para el directo 'Live 8' en el londinense Hyde Park, la restaurada Black Strat volvió a la carga y ha sido el 'hacha' favorita de David desde entonces.
En ella se basa el exclusivo modelo fabricado por la Fender Custom Shop (encargada de manufacturrar los productos de la gama más alta de la casa californiana), con un brillante acabado en barniz de nitrocelulosa y fonocaptores customizados. Además, el pack incluye una copia del libro 'The Black Strat', obra del que ha sido durante décadas técnico de guitarras de David Gilmour, Phil Taylor.
Pero la cosa no acaba aquí. El músico de Pink Floyd es también el dueño de otra pieza de enorme valor para cualquier coleccionista: la Fender Stratocaster con el número de serie 0001. No es que se trata de la primera fabricada, pero sí es una de las más antiguas. En lugar de la tapa de plástico del golpeador, presenta un cuerpo de color blanco (que parece 'rubio' por el paso de los años) y una placa de aluminio anodizado, en oro, así como un mástil de arce. Las piezas metálicas están chapadas en oro y las pastillas Fender son de 1954, seleccionables a través de una palanca de tres posiciones.
Quienes han analizado el instrumento han encontrado datos como para pensar que se trató de una guitarra especial destinada a un empleado de la compañía de Leo Fender en una ocasión también especial, tal y como indica el estudioso noruego Riis en su documentadísima web gilmourish.com. El mástil incluye la anotación 'TG 6.54', en referencia a 'Taddeo Gomez Junio 1954' y en el cuerpo de fresno está escrito a mano 'Mary 9.28.54', que podría aludir a Mary Lemus, una trabajadora de la factoría Fender, que empezó a trabajar como montadora en ese año y llegó a ser supervisora de acabados finales.
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