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Sam Smith, el «Adele masculino» que dio el patinazo en los Oscar

Sam Smith, el «Adele masculino» que dio el patinazo en los Oscar

De la barra de un bar de Essex a levantar la segunda estatuilla a la mejor canción para la saga James Bond, aunque no haya sido el primer hombre abiertamente gay en llevársela, como dijo. Mezcla de soul y pop, así es la voz de 'Spectre'

Eider Burgos

Miércoles, 2 de marzo 2016, 16:07

Una mañana cualquiera del año 2000, el pequeño Samuel Frederick Smith, de solo 8 años, se dirige a su escuela en el británico condado rural de Cambridgeshire. Va sentado en el asiento de atrás, sus padres al volante, cuando comienza a entonar las primeras notas del 'My Love Is Your Love' de Whitney Houston. Tal fue el improvisado concierto, que inmediatamente sus padres lo enrolaron en clases de canto. De aquel chavalillo que aflautaba la voz para imitar a su ídolo, han pasado 16 años, más de 8,5 millones de discos vendidos en todo el mundo, cuatro Grammys, un Globo de Oro y el Oscar a la mejor canción original el pasado domingo por 'Writing's On The Wall', banda sonora de la última de James Bond, 'Spectre'.

La de Smith se ha convertido en la segunda canción de la saga del agente 007 en hacerse con la estatuilla de oro. La primera fue 'Skyfall', interpretada por Adele, con la que, por cierto, comparte más de una analogía. De la voz de Smith se ha hablado mucho, y muy poco para mal. De él destaca ese tono de soul llevado a ritmos más modernos, y ese falsete que a él tan poco le cuesta: «Me he pasado toda mi vida imitando a Whitney y Chaka Khan, me resulta natural cantar así», reconoce.

Un manierismo que le ha valido ser nombrado como el «Adele masculino» por medios como Rolling Stone. También el primer disco del británico, 'In The Lonely Hour' (2014), ha sido comparado con el arrasador '21' (2011) de su compatriota por basarse ambos en «una relación rota». Y aunque las comparaciones son odiosas, de poco tiene que quejarse Smith, que tiene a Adele en un altar. El lugar es compartido, con Whitney Houston, Etta James, Aretha Franklin o Beyoncé. También con Lady Gaga, quien le inspiró para mudarse a Londres a los 18 años y seguir intentándolo con la música, a pesar de que varios representantes habían tratado de lanzar su carrera sin éxito.

Fue entonces cuando se metió a servir copas detrás de la barra de un bar de Essex y donde conoció al compositor Jimmy Napes, el mismo con el que se subió al escenario del Dolby Teathre el pasado domingo para sostener sendas estatuillas por 'Writing's On The Wall'. Junto a él compuso 'Lay Me Down', una trsite balada acorde con el tono de Smith y que hicieron llegar a los productores del dúo house Disclosure. Sin contrato aún, le invitaron a poner voz al single electrónico 'Latch', que los lanzó a la cabeza de las listas británicas. Más de lo mismo justo después con la colaboración para el rompepistas 'La La La' de Naughty Boy. Hasta que llegó el contrato con Capital Records y el número 1 con su propio álbum, 'In The Lonely Hour', «un álbum confesional que suena como un himno al amor no correspondido y al dolor de corazón», reseñaron en la revista especializada Fader.

Alabado por la crítica por el perfecto contraste entre una garganta soul y los sonidos actuales de la electrónica o el pop, ha copado canales y emisoras con 'Money On My Mind', 'Stay With Me' o 'I'm Not The Only One'. «Creo que hay mucho esnobismo en la industria, muchos que piensan que tocar un instrumento es lo que te hace mejor músico. Lo que intento hacer con mi álbum es mostrar que es mi voz la que manda, que es un instrumento duro y difícil. Veo artistas a mi alrededor con 200 fans esperando a las puertas de su hotel y ni siquiera pueden cantar», ha declarado Smith.

Esa misma voz que con 15 años se paseaba por los clubs de jazz y se subía al escenario a entonar el 'Feeling Good' de Nina Simone junto a su profesora de canto: «Cuando mi profesora me oyó por primera vez me dijo: 'Tienes algo muy bueno aquí'. Nunca había recibido un cumplido por nada porque siempre había sido del montón. Que alguien escuchase mi voz y se quedara como '¡Guau!', realmente me animó», recuerda en una entrevista.

Polémica en los Oscars

Parece que a Smith hizo bien en no rendirse, viéndole el pasado domingo recoger el Oscar. Aunque el galardón de oro de la Academia es la más dulce golosina para cualquier artista, al británico el trago le ha sabido amargo. En su discurso de agradecimiento, dijo haber leído un artículo del actor Sir Ian McKellen en el que aseguraba que «ningún hombre abiertamente gay había ganado antes un Oscar». «Si este es el caso, incluso si no lo es, quiero dedicar esto a la comunidad LGTB de todo el mundo. Estoy aquí esta noche como un hombre gay orgulloso y espero que todos podamos permanecer juntos como iguales algún día», proclamó.

La realidad es que no, no era el caso. Para empezar, McKellen hacía referencia a actores abiertamente gays, no al resto de las categorías. Elton John ya se hizo con el mismo premio por 'Can you feel the love tonight' (de El Rey León) en 1995, siete años más tarde de hablar abiertamente de su homosexualidad; Melissa Etheridge se lo llevó en 2007, por la canción del documental de Al Gore 'Una verdad incómoda' y Stephen Sondheim en 1990 por la de 'Dick Tracy'. En Twitter, Dustin Lance Black le recordó cuando él mismo subió a recoger la estatuilla en 2009 al mejor guion original por 'Milk': «Oye, Sam Smith, si no tienes ni idea de quién soy, tal vez sea hora de que dejes de escribirte con mi marido» (el guionista está prometido con el saltador olímpico Tom Daley, del que Smith es amigo).

«Conocer la historia LGTB es importante. Nos apoyamos en los hombros de incontables hombres y mujeres valientes que nos han allanado el camino», insistó. A pesar de las buenas intenciones y de señalar en su discurso que no estaba seguro de sus palabras, una horda de 'haters' también le reprochó su desconocimiento en las redes.

Smith, al menos, se ha tomado el revuelo con deportividad. En la rueda de prensa posterior a recoger el premio bromeaba con los medios al conocer su metedura de pata: «¡Mierda! ¡No lo sabía!», maldijo entre risas. «Ser el segundo, el tercero, el cuarto o el centésimo hombre gay en ganar un Oscar no era mi punto. Lo que quería era arrojar un poco de luz sobre la comunidad LGTB a la que amo muchísimo», se explicó al día siguiente en Twitter. De detrás de la barra de un bar de Essex a plantarse delante de otra en Los Angeles, Smith hizo oídos sordos y se fue a pasar la resaca con «un Martini agitado, pero no revuelto», dijo en la red social. A lo clásico, como es él.

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