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Eider Burgos
Miércoles, 16 de marzo 2016, 18:18
Si se les pregunta por un escenario al que aún le tengan ganas, reconocen que el del Bilbao BBK Live es uno de ellos. «Es un festival con elegancia, le precede la fama... Incluso los grupos que ya han tocado allí hablan maravillas de él». « ... Veías que iban otras bandas parecidas y nosotros, por unas u otras razones, nos quedábamos fuera». Julián Saldarriaga y Jordi Roig se ceden la palabra recostados en sendos sofás de cuero negro, «a lo Bertín Osborne», bromea el primero. Ellos son solo el cincuenta por ciento de Love of Lesbian, mientras la otra mitad, Santi Balmes, Joan Ramon Planell y Oriol Bonet, hacen lo propio con otro periodista. Ha sido un largo día de promo, lo que no parece agriarles el carácter.
Presentan 'El Poeta Halley', su octavo álbum. Según la crítica, el más complejo; desde luego, más largo y metafórico. El pasado martes se plantaron en Bilbao para firmar los ejemplares de una larga fila de fans y ayer mismo alcanzaron el número 1 en ventas en España (lo han celebrado publicando un vídeo sobre el proceso de producción). Para colmo, el festival de Kobetamendi ha querido saldar su deuda y los ha incluido en su edición de 2016. Sacando espinas.
Vienen de «casi visitar San Mamés, solo lo que se consigue ver desde la tienda» («no somos nada futboleros, qué va») y lejos de despachar rápido la entrevista se toman su tiempo con cada pregunta, haciendo honor al buen humor que les da fama. La mitad de los catalanes, esa que se pone a la guitarra, charla con EL CORREO de la madurez profesional, de los 'haters' -que siempre los hay- , de ese poeta «a lo Ziggy Stardust» y de Bilbao, por donde no pasan desde la gira de 'La noche eterna. Los días no vividos', en 2013.
Jordi: La primera vez que actuamos por aquí fue en el 2002, en Bilborock. Fue nuestro primer concierto serio. Decimos serio, pero había dos personas.
- ¿¡Dos personas!?
Jordi: Cuatro, en realidad. Love of Lesbian también ha pasado por penurias, ¿eh?
Julián: Vinieron a escuchar una canción, 'Satellites', y cuando la tocamos dos se levantaron y se fueron.
Jordi: Y mientras aquí venían cuatro, en Valencia eran cincuenta. Teníamos la sensación de que aquí no gustábamos. Estuvimos sin volver hasta la gira de '1999' (2009), y fue una sorpresa. Pasamos de dos personas a tocar dos días seguidos en el Kafe Antzokia.
Julián: ¡Y la gente se acuerda de aquellos conciertos! Es muy bonito. Que este año toquemos en el Bilbao BBK Live es como el abrazo definitivo a la banda. Al final vas haciendo amigos. Es un gustazo el ambiente que hay aquí en los bares por la tarde. Este ambiente medio elegante y medio guasón.
- Bilbao BBK Live, Kafe Antzokia... ¿Qué preferís: festival o sala pequeña?
Julián: Hay cosas positivas en una cosa y otra y como buenos seres humanos del siglo XIX, nunca estamos contentos con lo que tenemos. El ambiente de festival para un grupo como nosotros nos permite profesionalizarnos, tocar ante un grupo muy mayoritario de 30.000 o 40.000 personas, te cruzas con otras bandas, entablas lazos... Lo negativo, tienes una hora y diez, como mucho. La sala tiene un encanto de tú a tú.
- La crítica coincide en que vuestro último disco, 'El poeta Halley', es más difícil que todo lo que habéis hecho. Canciones más largas, más complejas. ¿Ha sido algo buscado?
Jordi: Ha supuesto un ejercicio de aprendizaje. Hemos puesto en marcha la parte más sesuda de Love of Lesbian.
Julián: Habernos tomado un año fuera de los escenarios implicaba parar la maquinaria y que el disco viniese 'cargadito' de trascendentalidad. Pero lo de las dobles escuchas es algo que ha pasado habitualmente con las canciones de Love of Lesbian, dar una vuelta más para descubrir los tesoros escondidos que vamos dejando. Este disco suena más elaborado, porque realmente lo está. Hemos tenido un 2015 que nos ha permitido trabajar mucho en el local de ensayo, los instrumentos a nivel de producción... Santi ha tenido mucho más tiempo, y cuando tiene más tiempo su cabeza es una batidora. Cuando entrábamos a hacer las demos, canciones que duraban tres minutos de repente duraban seis. En 'Los males pasajeros', por ejemplo, empezó a sacar cinco o seis folios con toda la letra. Y 'Psiconautas'... era casi un cuento. Por eso las canciones tienen esos vuelos, esos 'malabarismos armónicos', como yo le digo, para que la canción no sea pesada.
'Bajo el vocán', primer vídeo de 'El Poeta Halley'.
- Dice el interior del disco que se debe escuchar con el Espíritu Sereno.
Julián: En los tiempos que corren todos vamos muy deprisa, todos leemos en diagonal, escribimos nuestros grandes pensamientos en 140 caracteres... Aquí venimos a decir: 'Oye, paramos el tiempo un poquito'. No son canciones para tratar el oyente de estúpido, no se las vamos a regalar con letras de 'tú y yo junto al mar mirando al infinito'. Es un trato de tú a tú.
Jordi: Y nos hemos llevado una sorpresa. Hay unos esterotipos marcados, como que si la canción es larga es difícil, pero nos hemos dado cuenta de que no es tan difícil como pensábamos. Estuvimos en Radio3, y con solo diez días en el mercado la gente ya tenía interiorizados los temas.
- A la hora de componer, ¿satisfacéis más vuestras propias inquietudes o las de vuestro público?
Julián: En otros discos hemos hecho más concesiones o hemos buscado cuáles eran las canciones que faltaban en nuestro repertorio. Por ahí han nacido canciones como 'Los toros en la Wii', 'Si tú me dices Ben, yo digo Affleck', 'Radio Himalaya', 'Dios por dios es cuatro', 'Villancico para mi cuñado Fernando'... Pero llegados a 'El poeta Halley' nos sentíamos con la confianza como para decantarnos por el lado creativo y de satisfacción personal, sin olvidarnos de que Love of Lesbian es un grupo pop, no de free jazz.
Jordi: Teníamos una máxima que era: 'imagínate dentro de diez años, ¿estarías orgulloso tocando de estas canciones?' Aunque realmente Love of Lesbian tiene 50 temas editados y 49 son buenísimos. Perdón, 45 son buenísimos, 4 son buenos y tenemos uno malo (risas).
Julián: Lo cierto es que 'El Poeta Halley' nació con un carácter muy marcado, hasta el punto de que el argumento para elegir una u otra canción era 'no, esta no es del poeta' o 'no, este arreglo tampoco'. No nos había pasado antes. También es verdad que hemos tenido la portada ya antes de entrar a grabar y nos ha ayudado a crear ese imaginario.
- ¿Quién es el poeta Halley?
Julián: Es un Ziggy Stardust o un John Boy, un personaje a través del que hablamos para mezclar realidad y ficción. Pusimos a Santi en la tesitura de que hablase él más que inventase historias. Sobre qué es el proceso de creación, sobre la inspiración que no siempre está presente. De ahí el juego de palabras de 'El poeta Halley', un cometa que está orbitando y tienes que esperar a que aparezca. El poeta Halley es la mejor parte de ti, la ingeniosa, la que tiene el momento de lucidez. Una parte que todos tenemos, pero que por desgracia no siempre está ahí.
Jordi: Nos sirve, de hecho, para ser un poco terrenales.
- ¿Habéis pasado por una etapa de falta de creatividad?
Julián: (mira dramáticamente a un lado) ¡Nunca! Quien te diga que no ha tenido nunca una crisis, no es cierto. Hay días que te sientes un dios dorado del rock y días en los que quisieras borrarlo todo y volver a empezar. Lo bueno es que tenemos compañeros de los que nos alimentamos y donde no llega uno llega otro. La inspiración es cíclica y no ha desaparecido nunca de nosotros. Además, tenemos muchos temas en la recámara que aún no hemos editado.
- El Poeta Halley os sirve para mezclar realidad y ficción. ¿Quién es ese «idiota, arrogante y cabrón» de 'El Yin y el Yen'?
Jordi: Más que alguien terrenal, es algo muy inspirado en las redes sociales. En esas ganas de destripar, que parece ya un deporte nacional. Esa democracia que se nos ha dado, que es buena, pero que muchas veces no utilizamos para construir sino para destruir. En su momento, cogimos con mucho fervor Twitter o Facebook porque nos pareció muy interesante -que nos lo sigue pareciendo-, pero te das cuenta de que el 85% de las cosas en las que pierdes el tiempo son basura. Yo, personalmente, cada vez estoy menos preparado para hacer frente a esto.
Vídeo promocional con la letra de 'El Yin y el Yen'.
- ¿Cada vez te afecta más?
Jordi: No. Hablando en plata, cada vez me la suda más. Hubo un momento en el que no solo nos preocupaban los 'haters', sino el que decía algo destructivo sobre nuestro trabajo, incluso desde medios. Algunos periodistas a los que les gusta mucho gustarse a sí mismos y citan treinta referencias para hablar de lo tuyo. Cuando, al fin y al cabo, todos sabemos la conclusión: están los grupos malos, los grupos buenos, y luego ya Love of Lesbian (risas). Hablando en serio, ahora nos sentimos más seguros y hemos aprendido a que solo nos importe la gente que nos encontramos delante del escenario, la que se lo pasa bien.
Julián: Debe ser una suma de que nos hacemos mayores; de que las veinte primeras duelen, las demás ya dan igual; de que por cada comentario negativo nos llegan ochenta positivos... Aunque ese negativo es el que más pica, vas relativizando. No es nuestro primer disco, nos han dicho ya tantas cosas... Lo peor fue con el bombazo de '1999', porque estuvimos mucho más expuestos a los 'haters' y por primera vez. Santi se borró Twitter por aquella época.
- Entonces, fue Lyona la que creó todo un imaginario, toda una estética. Ahora ha sido el ilustrador Sergio Mora quien ha dado vida al poeta Halley.
Julián: Nos estábamos buscando, de algún modo. En línea con el disco, éramos como asteroides volando alrededor de la misma órbita. Él trabaja en el mismo edificio donde nosotros ensayamos.
Jordi: Queríamos quedar, nos mandó la ubicación, y ¡eh! Estábamos en el mismo sitio.
Julián: Hacía tiempo que seguíamos su obra, ese surrealismo infantil, y nos gustaba mucho un libro suyo, 'Niño Rock'. Le contamos lo que queríamos y le encantó. A medida que teníamos las demos se las fuimos pasando para que diera forma al disco. Las demos con 'guachi-guachi'.
- ¿Con guachi-guachi?
Julián: No teníamos letras, así que utilizábamos un idioma que inventamos para cuando no tenemos los temas acabados. Le pasábamos por otro lado los folios de Santi y se hacía a la idea. Mora ha estado en todo el proceso y ha sido muy divertido, muy de tú a tú. Antes de ensayar le picábamos a la puerta para ver los lienzos y alucinábamos. Sabíamos que iba a quedar espectacular. Le ha dado un sentido maravilloso al disco.
Proceso de creación del imaginario del disco con Sergio Mora.
- ¿Y qué tal con Serrat? Menudo vozarrón recitando los últimos versos de 'El poeta Halley', la canción de cierre del disco.
Jordi: (silencio, los dos piensan muy serios) Mágico.
Julián: Serrat podría representar perfectamente lo que es 'El poeta Halley'. Llevábamos un tiempo buscándolo para acabar los conciertos de 'La noche eterna'. Un día estaba cenando con mi pareja y me llamaron al móvil. Era Serrat. Le dije: «Bona nit, señor Serrat». Me pidió que no le llamase 'señor Serrat' y le dije: «Bona nit, señor Joan». Me explicó que no podía venir, pero mantuvimos la relación. La gran llave ha sido su hija, Candela, seguidora del grupo y que ha presionado para conseguir este precioso epílogo. Teníamos pensado que empezase él, siguiese Santi y acabase con un niño, como el disco empieza con un niño y un cuento. Pero una vez acabada la intervención de Serrat sentimos que no podíamos mancillarlo. Luego charlamos un rato, hablamos de fútbol, nos reímos...
Jordi: Fue mágico, porque vino, grabó, estuvo un cuarto de hora y al salir se dio la vuelta y solo dijo dos palabras: «Por transferencia» (risas).
- ¿Y no pensáis en descansar? Entre discos han pasado dos años, pero en el estudio. ¿No os apetece tomaros una temporada sabática?
Julián: ¡Pues si me lo vuelves a decir, me lo pienso! Suena bien.
Jordi: Si tienes la suerte de trabajar en lo que te gusta, que hoy en día tampoco es muy fácil, no te cuesta seguir. El domingo fue la primera vez en un año y cuatro meses que nos subimos a un escenario, solo cinco temas, pero teníamos unas ganas enormes. Somos amigos desde hace mucho tiempo, viajamos juntos, haces cosas de las que te sientes muy orgulloso... Dos años entre discos es mucho tiempo. ¡Lo de la gira eterna de Love of Lesbian es una leyenda!
Julián: Nos gusta tocar y estar haciendo más cosas al mismo tiempo. Pero entonces nos preocupamos de no salir en demasiados lugares para no saturar. Cuando hicimos el anuncio para Estrella Damm, por ejemplo, decidimos no dar conciertos, ¡pero nos seguían diciendo que estábamos en todos sitios! Es una sensación que es muy difícil parar. Por eso también lo de expandirnos hacia Sudamérica -México, Colombia, Chile...-, para que corra el aire.
Jordi: Este verano llevamos confirmados 25 festivales y algunos no los hemos pisado desde hace un par de años. El Dcode, el Cruilla, el Low... ¡Ahora tengo que nombrar los otros 23!
Julián: En el Low, tengo que decir, tengo el récord de ser el músico que más veces ha pisado el festival. Me lo dijo un periodista el año pasado. Y este año volvemos.
Jordi: Julián Saldarriaga es al Low lo que Los Planetas es al FIB.
- Sois una de las bandas indie más importantes del país. ¿Qué les decís a los que creen que el género está reñido con el éxito masivo?
Julián: Hay que acabar con ese afán de categorizar todo. Para los indies nosotros somos mainstream, para los mainstream somos indie y en México somos una banda de rock. Los que pertenecíamos a ese paraguas indie hemos ampliado tanto nuestro campo que ya no podemos encajar en una sola etiqueta, lo que pone de por sí en evidencia la rigidez de los términos.
Jordi: Sí que es cierto que hubo un circuito de bandas que hace quince años era muy minoritario, pero gracias al formato festival el fan nos ha encontrado. Ha servido como punto de encuentro para muchos, lugares en los que era importante solo aparecer en el cartel. Si alguien te veía por casualidad durante los dos meses previos, era una campaña. Que un grupo como Radiohead pueda cobrar dos millones por un concierto, ¿te hace más o menos indie? No creo que esté reñido.
Vídeo promocional con la letra de 'Psiconautas'.
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