El regreso de los cuatro fantásticos

Víctor y Ana fueron los artífices del proyecto. Contaban con el antecedente de 'Mucho más que dos', un doble disco grabado en el Palacio de los Deportes de Gijón en 1994 en el que, hecho histórico para la época, participó la mayoría del quién es quién del rock y la canción de autor española: desde Joaquín Sabina hasta Manolo Tena o el malogrado Antonio Flores. También pasaron por el escenario Joan Manuel Serrat y Miguel Ríos, en una especie de vaticinio de lo que sucedería dos años después, y Pablo Milanés, con el que Víctor se enroló en una gira conjunta en 1995 llamada 'En blanco y negro'. Es decir, el asturiano llevaba muy dentro la cuestión de los duetos, cuartetos y cualquier otro múltiplo de artistas en el escenario.

Como anécdota, la pareja intentó atraerse a Joaquín Sabina, quien declinó la invitación de girar durante tantos meses, por lo que la formación definitiva quedó compuesta por los cuatro artistas. Que en realidad funcionan como una hermandad. El camino ya estaba rodado y el esquema del tour, también. La cuestión consistía en que los cantantes se turnasen o unieran en escena siempre con Ana pivotando en el centro para interpretar las canciones de mayor éxito de cada uno de ellos. Un formato que hoy, gracias a la televisión y a la iniciativa de determinados promotores para crear carteles atractivos, ya no sorprende a nadie, pero que entonces suponía un hito ciertamente novedoso. Que en los créditos salieran juntos distintos artistas no era frecuente y las colaboraciones solían limitarse a una canción en un disco como 'invitado'. Tampoco era una cuestión que interesara demasiado a las discográficas, celosas de guardarse para sí el talento de sus artistas y de no trabajar para el enemigo, amén de que el estricto control de las colaboraciones se garantizaba un factor de atracción para el melómano que hoy se ha convertido en rutina. Víctor Manuel y Ana Belén contribuyeron mucho a romper clichés y alumbrar otra fórmula de éxito que, al menos a ellos, les dio muchas alegrías. Ya con 'Mucho más que dos', la caravana de artistas recorrió no sólo España, sino también el continente americano, mientras que con 'El gusto es nuestro' Víctor, Ana, Serrat y Miguel Ríos convocaron a más de medio millón de personas sin salir de las fronteras patrias, en un tour que preveía una treintena de conciertos y que se fue alargando a petición del público.

Cierto es que el avispado cantautor asturiano supo dar con la receta perfecta del éxito en unos años de cierta desorientación entre los antiguos cantautores y grupos de la Movida, que enfilaban la travesía de los 90 sin saber muy bien cuál era su lugar mientras las compañías se afanaban en buscar nuevas propuestas con las que alimentar la caja de los éxitos. Cuatro artistas de éxito garantizado en el escenario, amigos, cuyas voces y personalidades encajan con perfección, y un repertorio rigurosamente seleccionado de hits para enfervorizar a un público intergeneracional: 'Hoy puede ser un gran día', 'Bienvenidos', 'Asturias', 'El hombre del piano', 'Solo pienso en ti', 'La Puerta de Alcalá' o el 'Blues del autobús', dentro de un listado de más de 40 canciones que alargaba los bolos por encima de las dos horas. ¿Alguien da más? Seguramente, no. La confirmación llegará en junio, cuando la prevista demanda de taquila anuncie que ni los viejos cuartetos ni las viejas canciones mueren. A lo sumo, salen al escenario con algunas arrugas de más y unos trajes que ya no caen con la misma soltura.