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Miguel Pérez
Miércoles, 30 de marzo 2016, 18:04
Existe una creencia extendida de que los discos acústicos son una fórmula a la que recurren los artistas para editar un álbum de grandes éxitos encubierto y a bajo coste. Y en parte no deja de ser cierto. Hay cantantes y bandas que han abusado ... de este formato para sumarse a una moda en auge en estos tiempos de intimidad y luces bajas, que tuvo su razón de ser original en las giras en teatros y salas pequeñas y que en periodos de crisis ha servido a más de uno para aguantar en pie economizando en producción y con la vista puesta en conciertos de presupuesto limitado.
Pero la realidad no es esa. Afortundamente. Ya dijo Loquillo que realizar una gira de teatros no consiste únicamente en subirse con una guitarra al escenario y cantarle a la platea. Hace falta actitud, inversión, forjarse el personaje, crear un guión y reinventar las canciones para adaptarlas a una narrativa y un contexto diferentes. En definitiva, talento. El acústico no es ni más ni menos que eso. Un espectáculo distinto con reglas propias. Y para demostrarlo, bastan dos ejemplos muy actuales: 'Acoustic Classics', el nuevo disco del otrora fiero roquero Peter Frampton, y 'Breathe Again', el álbum de Midge Ure editado en 2015 y base de una gira que lleva este año al antiguo líder de Ultravox y miembro de Visage por decenas de países que representa toda una manera de convertir canciones en gemas.
Actitud. Frampton asegura que dos de las cuestiones que le asustaron cuando surgió la idea de llevar su repertorio roquero y electrizante al terreno acústico fueron la obligación de adentrarse en un territorio desconocido para él y la nueva relación de intimidad que debía establecer con el público. Para Midge Ure, el principal motivo de preocupación radicó en cómo la audiencia le recibiría después de los radicales cambios imprimidos a sus hits y, sobre todo, después de desnudar sus viejos temas de Ultravox y Visage de toda épica electrónica. Para su sorpresa, 'Breathe Again' ha sido saludado como un trabajo excelente. En este caso ha funcionado un mecanismo emocional muy ligado a la música: la audiencia ha sustituido la importancia del recuerdo por la sorpresa, el valor de las nuevas texturas, melodías y atmósferas generadas a través del acústico. Claro que, para eso, hay que ser muy profesional al mando del invento.
En el estudio. «Tocar para una única persona es el modus operandi que buscaba. Darle al público la emoción como si acabara de componer la canción». En las palabras de Frampton puede rastrearse otro elemento clave: los acústicos sólo funcionan con un cambio de mentalidad. En su nuevo álbum, la técnica consistió en retrotraerse al modo más primigenio y natural de la composición: un instrumento básico normalmente, piano o guitarra y la voz. Aunque luego exista gente como Robert Fripp que es capaz de montarse un set acústico en medio de un concierto con tres baterías. Que las canciones compuestas en su día para una banda de rock ultrapotente puedan ser interpretadas con esa sencillez puede equipararse al trabajo de demolición y reconstrucción interna de un edificio histórico en el que estás obligado a conservar las fachadas intactas.
O dicho en palabras de Midge Ure: es como si a una ensalada le cambias los ingredientes. Así es como el antiguo líder de dos de las bandas más representativas del nuevo romanticismo, la new wave y el synth pop británicos encaró el reto de adaptar 'Vienna' o 'Fade to Grey' a un esquema absolutamente diferente, rítmicamente pausado y sin sobredosis de watios. Le ayudó, como ya se ha mencionado, un cambio de actitud intelectual. Después de su largo paso por Visage y Ultravox, y una fructífera carrera en solitario iniciada en 1995, Midge Ure decidió que quería hacer algo mucho más sencillo de lo que desarrollaba con sus antiguos compañeros, retomar la raíz escocesa y explorar la música con instrumentos tradicionales bajo una premisa que muchos artistas deberían colocar junto a la mesa de mezclas: lo importante es la calidad de las canciones, no los instrumentos con las que se engarzan.
Organicidad. Una de las dificultades que plantean los acústicos a muchos artistas es cómo llevarlos al directo. En algunos casos, como le sucedió a Frampton cuando comenzó a componer 'Acoustic Classics', se encontró con que éxitos como 'Show Me The Way' o 'You Feel Like We Do?' le resultaban extraños de interpretar sin una banda detrás. Todo, hasta que modificó por completo la manera de abordar las canciones desde su propia estructura . Midge Ure, por su parte, recurrió a otro método también realmente efectivo para vestir sus temas una vez desprovistos de parafernalia electrónica: la organicidad. El cantante y guitarrista recurre al dúo The India Electric Company para desplegar toda una serie de sonidos acústicos ligados a la viola, la mandolina, el acordeón o la gaita con los que reemplaza a los sintetizadores y los samples. Algo parecido hizo Carlos Goñi en el directo de Revólver 'Básico 2' y hoy puede decirse que es un ejemplo perfecto de cómo llevar el rock a la organicidad más pura.
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