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Miguel Pérez
Miércoles, 20 de abril 2016, 16:20
'Altamira' confirma a Mark Knopfler como uno de los más activos compositores de bandas sonoras ajenos al mundo de la cinematografía de los últimos treinta años. Con la nueva película de Hugh Hudson, actualmente en cartelera, el célebre líder de Dire Straits roza ya ... la decena de discos dedicados a musicar un filme. Y lo que resulta más complicado: llegar a ese número sin haber 'pinchado' en ninguna ocasión, aunque alguno pueda considerarse más minoritario que otros. Una circunstancia a la que también contribuye su aportación a películas independientes, presentes en su particular filmografía, que incluye títulos tan taquilleros como 'La princesa prometida'.
La conexión de Knopfler con 'Altamira' viene por parte británica. Hugh Hudson, de 78 años, quería para su relato histórico un acompañamiento musical de cierto clasicismo, pero que no tuviera reminiscencias de naftalina. Es decir, que sonara a siglo XIX, pero desde el XXI. Trazado a tiralíneas. Y que además evocara al norte pausado y contemplativo de los pastos verdes, el escenario donde transcurre la película que narra el descubrimiento de la famosa cueva prehistórica cántabra, explorada por Marcelino Sautuola (Antonio Banderas en la pantalla) a raíz de que diera con la caverna por casualidad un humilde aparcero llamado Modesto Cubillas hacia 1868.
Es preciso subrayar que Hudson es un cineasta que concede una gran importancia a las BSO, como ya demostró recurriendo a Vangelis en 'Carros de Fuego'. Y además, es amigo del líder de Dire Straits. Porque Knoplfer conoce desde hace tiempo a este veterano director, que quería con esta nueva cinta estratégicamente comercial y políticamente muy correcta romper un silencio cinematográfico de 16 años. Así las cosas, ¿quién mejor para 'Altamira' que el autor de la banda sonora de 'Local Hero', una bella suite de 1983 que ponía el tono adecuado a una comedia costumbrista desarrollada en la campiña escocesa y que obtuvo un sonado éxito comercial en gran parte debido a su música?
Para ponerse a la altura del reto, el guitarrista se sumergió en la historia de la cueva y recurrió a Guy Fletcher, su habitual compañero de producciones y antiguo colega en Dire Straits. Multiinstrumentista e ingeniero de sonido, Fletcher ha formado parte de la mayoría de los discos grabados por Mark Knoplfer y fue el primero que creyó en su aventura en solitario después de la disolución de Dire Straits, la banda quizá más meteórica de la historia si se analiza la desproporción entre su breve vida y su fama, el lugar que ocupa en la historia del rock y los más de cien millones de discos vendidos en todo el planeta.
Precisamente, fue ese éxito desmesurado una de las razones fundamentales por las que el propio Knoplfer anunció a finales de los 80 el final del grupo, aunque éste realmente no se produciría hasta principios de la década siguiente. El guitarrista se había visto sobrepasado por el gigantesco universo levantado en torno a Dire Straits, con cientos de empleados a su alrededor, presiones y giras inmensas en las que incluso llegaron a viajar con tres escenarios idénticos para ir montándolos de una ciudad a otra en las épocas en que ofrecían varios conciertos a la semana. Incluso los miembros de Supertramp sintieron tanta envidia del despliegue tecnológico de la banda en 'Alchemy', su primer directo, grabado en el Hammersmith Odeon de Londres en 1983, con una calidad de sonido desconocida hasta entonces, que decidieron tirar la casa por la ventana y hacerse con unos medios similares para registrar su famosísimo directo en París.
Pero Knopfler siempre ha sido de espacios más discretos. En pleno apogeo, apostó por regresar a la senda del rock, el blues y el folk en una carrera que dura ya más de dos décadas y en las que ha encontrado en las bandas sonoras una forma más de expresión, junto a sus discos en solitario o sus duetos con artistas de la talla de Chet Atkins, Hank Marvin o Emylou Harris. Músico incorrecto, el guitarrista se estrenó en el mundo del celuloide con 'Local Hero', aunque también es el compositor de, por ejemplo, 'Last Exit To Brooklyn', 'La princesa prometida', 'La cortina de humo' y 'A Shot At Glory', del año 2000, precedente de 'Altamira'.
Si algo tienen en común todas sus composiciones para películas, son tres factores: un sonido inconfundible marca de la casa, la exploración musical de todo aquello que Knopfler siempre ha querido (las melodías escocesas tienen un lugar destacado) y la colaboración de grandes artistas. Si se busca, en sus BSO aparecen desde antiguos compañeros de batallas, como Chris White o el propio Guy Fletcher, hasta músicos de la talla del gaitero Iain MacInnes, el saxofonista Michael Brecker, el cantante Willy DeVille o los magníficos músicos de Notting Hillbillies, banda que él mismo fundó y con la que grabó un disco imprescindible para los amantes del viejo folk, el country y el blues. Por no hablar de la impresionante percusionista Dame Evelyn Glennie, con la que coprotagoniza los sonidos de 'Altamira'. Y no es fácil tener a una instrumentista propietaria de quince doctorados honoris causa y la Orden Británica tratando con bisontes prehistóricos.
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