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oscar cubillo
Miércoles, 25 de mayo 2016, 12:03
Manuel Carrasco Galloso (Isla Cristina, 1981) vino a Bilbao en 2014 con su anterior álbum, 'Confieso que he sentido' (Universal, 2013, disco de platino), y ahora regresa con 'Bailar el viento' (Universal, 1015, doble platino). En la anterior gira llenaba por doquier, pero pinchó ... en Bilbao. En su actual gira, llena aún más: Almería, tres días en Barcelona, Sevilla en media hora, Valladolid, Valencia o Bilbao con una semana de antelación: actuará este sábado día 28 a las 20.30 horas en el Euskalduna.
Hace unas semanas le preguntábamos por teléfono a Manuel Carrasco: «en 2014 actuaste en el Teatro Campos y diste uno de los mejores conciertos del año, entre los 383 que vimos. Pero pinchó el público, lo cual nos extrañó a todos, empezando por ti, porque estabas llenando en todos los sitios. ¿El País Vasco es una mala plaza para Manuel Carrasco?».
«Fue el único concierto en el que pinchamos en la gira anterior. Pero recuerdo que al final me lo pasé muy bien. Hay situaciones que acaban emocionando, por unas razones o por otras, y ese concierto me motivó mucho porque quería que la gente que estaba en el teatro se fuera con una buena sensación, y no porque faltara público se iban a llevar algo menor. Mi motivación estuvo ahí, entre otras cosas. No sé qué falló. Dos años antes nos había ido muy bien Bilbao (en la Semana Grande de 2012, en Abandoibarra) y no quiero generalizar. Quizá afectó el haber quitado el patio de butacas, porque la gente no está acostumbrada a ir a ahí de pie. No lo sé. Y está claro que este año vamos con muchísimas más ganas, para convencer a la gente, evidentemente».
Ese concierto que citamos se celebró el sábado 12 de abril en el Teatro Campos, con entradas desde 30 a 45 euros, lo vivimos como contamos a continuación y lo titulamos así: «¡Manuel, no se puede ser más guapo!».
Al poco de arrancar su concierto bilbaíno de la gira 'Confieso que he sentido' (disco de platino, con más de 30.000 copias legales colocadas), le chillaron desde un palco del Teatro Campos al onubense Manuel Carrasco (Isla Cristina, 1981), ex 'OT': «¡Manuel, no se puede ser más guapo!». Él respondió que daba gusto empezar con esos piropos, aseguró que venía a conquistar Bilbao, y lo cumplió a lo largo de 128 minutos y 24 piezas muy cambiadas respecto a las grabaciones. La sala no estaba llena (un pinchazo en su gira de llenazos; aunque se vendieron las localidades de asiento había una tierra de nadie entre los espectadores en pie pegados al escenario y las butacas) y el onubense celebró sus diez años en ruta con un concierto sincero en su cancionero y auténtico en su comercialidad: siete músicos, con a veces cuatro guitarras a la vez. Eso era para frotarse los ojos: Manuel, como un tigre, meó el terreno de Jayhawks en 'Que nadie' (calle tu verdad, con los focos convergiendo sobre su figura) y evocó al 'Bobby Jean' de Springsteen en 'Si miras a tu alrededor', con el piano marcando el tempo y los palcos en pie. Para frotarse los ojos, sí.
Fue un concierto medido y sentido, con una luminosidad apabullante y arropadora, visuales diferentes y sorprendentes incluso con dibujos animados (el faro), escenografía a lo Quique González y Fito Fitipaldi, arreglos bien traídos por el septeto cool (en más de dos horas, sólo se podría criticar un par de teclados remedando metales en plan fino) y la lírica amorosa de Carrasco con su voz ronca y sus gradaciones soul a lo Alejandro Sanz, con los coros de las féminas enardeciendo el ambiente entregado (vimos a una chica bailando abajo sola, apartada, levantando las manos y cantando, metiéndose en la canción). Y el respetable transversal e incondicional le seguía chillando al cantautor del amor, desde bravo a guapo pasando por viva la madre que te parió, viva Huelva o saluda a la novia (esto se lo espetaron unas que estaban de despedida de soltera antes de un 'Porque' interpretado a modo de jazz sofisticado y flotante).
A solas con la guitarra acústica Manuel recordó a Pablo Alborán (la inaugural 'Entiendo', con la letra «sé que ya no eres la misma, pero yo te siento igual», o la décima, 'Menos mal' que me encontraste, otro de los momentos verosímiles y emocionantes, con el jaleo del respetable en la ovación resultante y merecida), y en el segundo bis también en solitario se lanzó al flamenquito, o sea que se sentiría a gusto. El pop-rock andalusí lo elaboró con gusto y no tan influido por Manolo García ('Antes de ti', con su filo country) u Orozco ('Otoño, octubre' y su onda de rock americano, el 'Aprieta' del primer bis). El onubense recitó como El Arrebato, roqueó como Loquillo y Revolver ('En el bar de los pesares'), hizo folk a dúo con el violinista ambos sentados en taburetes ('Nada es igual'), osó con ska pachanguero pero salvando el tipo ('Tan solo tú'), triunfó en el soul ora andalusí ('Montañas de sal'), ora creciente ('Y ahora'), ora procesional (abriendo el primer bis con el timbal de '¿Qué nos está pasando?'), ora springsteeniano ('No dejes de soñar', con el gentío gritando te quierooooo) y, en efecto, nos conquistó. Increíble. Entrará en nuestra lista de lo mejor del año (y entró: de lo mejor entre 383 conciertos, ya se ha dicho).
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