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Iñaki Esteban
Miércoles, 16 de noviembre 2016, 13:03
De la hornada de grupos que salieron con la etiqueta de punk y postpunk, The Pretenders fueron seguramente los más elegantes, por su música y su estampa. Con Chrissie Hynde al frente, espectacular en su voz y en su presencia, y unos músicos ... que al contrario que los punkis tocaban bien, el grupo combinaba el aire de la calle y la sofisticación del club privado. Dejó canciones que todavía funcionan, como la guitarrera 'Precious', probablemente un homenaje de Chrissie sí misma, o 'The Phone Call', también con unas preciosas guitarras rockeras.
El disco que contenía esos temas, y que salió con el nombre de la banda en 1980, fue sencillamente genial y el siguiente, 'Learning to Crawl' (1984), contiene piezas como 'Back on the Chain Gang', que por mucho que las hayan sobado en la radio, y hasta en el hilo musical de algunas tiendas 'low cost', a uno le siguen poniendo bien. Luego los Pretenders se fueron despeñando mirando siempre hacia abajo, por problemas con las drogas y por la pérdida de frescura. Nunca se volvieron a recuperar del todo.
La Hynde acaba de sacar autobiografía, titulada 'A todo riesgo'. Nacida en 1951, cuenta su infancia y adolescencia en Ohio. Sus padres la querían como una chica americana al cien por cien . Ellos eran la medida exacta de la clase media del país, con su casa en las afueras y sus dos coches a la puerta. Su abuela se murió en la mesa mientras cenaba y lo único que se le ocurrió a la madre de la cantante fue exclamar: «Oh, God».
Llegaron los sesenta y Chrissie se subió a la ola, a la vida rockera de los moteros, de las fiestas de días y días, de vivir con un par de billetes en el bolsillo. En 1973 se marchó a Londres, empezó a escribir en la biblia de la música inglesa, la revista 'New Musical Express' -«cuanto peor escribía, más me aplaudían»- y se puso a trabajar en la tienda en King St. de Vivienne Westwood y Malcom McLaren, el manager de los Sex Pistols. McLaren le presentó a Sid Vicious, con el que estuvo a punto de casarse para conseguir papeles de residente en el Reino Unido, y a Johnny Rotten, Juanito El Podrido, actualmente John Lydon. Antes de formar su propio combo, estuvo en las primeras formaciones de los Damned y de los Clash.
En las mejores páginas del libro. Hynde cuenta lo que significa ser una mujer en el circo del rocanrol, donde la sexualización y el tratamiento como objeto de marketing de las mujeres es casi inevitable aunque ella supo al menos restringirlo porque el que piense que triunfó por tener una cara bonita, se equivoca.
Hasta donde uno sabe, Pretenders tocaron una vez en Bilbao, en 2003, como teloneros de los Rolling Stones en el campo de San Mamés. Las estrellonas tienen esos caprichos, poner a grandes artistas a entretener al personal mientras ellos se ponen un poco más de laca en el camerino para que la melena les aguante todo el concierto. Fue una actuación interruptus, de algo más de media hora, que empezó cuando todavía no había anochecido y que los Pretenders se lo tomaron como una faena de aliño con bastante modorra. Por mucho empeño que le pusimos los fans de la banda, aquello terminó siendo un peñazo. Luego llegaron los Rolling con sus posturitas y sus lucecitas y sus escenarios que se estiran y se encogen. Una ruina de concierto.
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