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Los integrantes de 'A Duras Penas' Ángel Ruiz, Toño Quevedo y Jesús Barrul
"La música nos ha permitido salir de nuestras vidas"

"La música nos ha permitido salir de nuestras vidas"

Ángel Rodríguez, componente del grupo 'A Duras Penas', cuenta los comienzos de la banda y cuándo será la presentación de su primer trabajo, 'Reproches'

Lucía Alcolea

Miércoles, 5 de abril 2017, 14:29

'A Duras Penas' son Ángel Rodríguez (guitarra y coros), Toño Quevedo (percusión) y Jesús Barrul (voz y guitarra). Tres chicos del Barrio Covadonga con música en las tripas. Hace una semana actuaron en Ontoria (Cabezón de la Sal) y seguirán presentando su nuevo trabajo, Reproches, por toda Cantabria. A la vida, le ponen labia y corazón. Ángel Rodríguez cuenta cómo fueron los comienzos de la banda.

Dicen de 'A Duras Penas' que es la rumba del momento. ¿Cómo se cruzan sus caminos?

Los tres somos del barrio Covadonga, en Torrelavega, y empezamos cantando en juergas, más por la noche que por el día, hasta que Toño planteó que formáramos un grupo. Empezamos a hacer canciones en un garaje y nos hacía falta percusión, por lo que Jesús se unió a nosotros, y aquí estamos.

¿Empezaron un poco "a duras penas"?

La verdad es que teníamos un conflicto con el nombre. Nos salió mala hierba, porque somos un poco así también, pero mirando, encontramos un grupo de Valencia con ese nombre. Luego un chico del barrio nos dijo que nos pegaba a duras penas, porque siempre a uno le fallaba la guitarra, a otro un cable y el tercero se equivocaba en una canción... y así fue.

¿De qué hablan las letras?

De nuestro día a día, de la calle. Algo que le puede suceder a cualquiera en su barrio. Lo hacemos como buenamente podemos. Con nuestro corazón y nuestro trabajo. Ilusión tampoco nos falta. Lo que más nos gusta, aparte del directo, es encerrarnos en el garaje y hacer las canciones. Es lo que más me llena. Hay que darle vueltas y ser exigentes. Nos motiva mucho. Luego tocar en directo es algo increíble que estamos experimentando. Ver a la gente cantar tus canciones es como un sueño.

¿Cómo es la acogida del público?

Nos acoge en su seno (se ríe). Al principio, solo venían a vernos los amigos y gente conocida. Después, llegó un momento en que empezamos a ver gente desconocida entre el público. Y pensamos: se han equivocado de bar. La verdad es que la gente nos dice que se lo ha pasado bien, a pesar de que no seamos unos fenómenos cantando ni tocando. Lo pasamos bien y transmitimos a la gente.

¿Hay nervios antes de un concierto?

Siempre te da algo de cosa. La primera vez te impone un poco, pero los nervios son buenos para salir de la zona de confort. Estamos acostumbrados a tocar en el muro con los colegas y ahora esto es diferente. Te da más tablas.

¿La música ha sido como una forma de vida?

La música nos ha permitido salir de nuestra vida. Empezó siendo algo para evadirnos y pasarlo bien. Luego nos dimos cuenta de que había que seguir adelante. No sabíamos si a la gente le iba a gustar o no, pero teníamos que dar lo que salía de nosotros. El resultado es un lujo. Además, con Jesús en la percusión nos hemos acoplado muy bien. La relación, al ser del barrio y conocernos de toda la vida, es más fácil.

Aparte de esta complicidad, ¿es necesario cierto compromiso y disciplina?

Ahora ya nos hemos vuelto más formales. Yo creo que hace falta una disciplina. Te van viniendo cosas que tienes que sacar y que hacer y buscar el dinero para poder grabar, hay que ser constante, sin olvidarte de divertirte, claro. Nos acabamos de comprar una agenda para apuntar todo lo que tenemos que hacer.

Acaba de sacar su primer EP, Reproches, producido, grabado y mezclado por Artur Webber. ¿Cómo ha sido ese proceso?

Hemos incluído diez canciones, diez joyas. Reproches es también el título de una de nuestras canciones. Queríamos una palabra que dijera muchas cosas y esta era la adecuada para titular el disco. En cuanto al proceso, lo hemos vivido bebiendo muchas cervezas (se ríe). No, la verdad que ha sido duro, porque de repente una frase o una palabra no encaja y tienes que volver a empezar y darle vueltas. Aún así, ha sido divertido. A gusto y bien trabajado.

¿Ha sido como se lo esperaba?

Ha sido mejor, porque pensábamos dar algunos conciertos, pero no se nos pensaba por la cabeza poder grabar un disco y estar cada fin de semana tocando por los bares. Es una pasada.

¿Es difícil para grupos más locales abrirse paso en el mundo de la industria musical?

Aún no hemos vivido casi nada, pero depende de cómo te quieras dedicar a ello. Nosotros sabemos que con nuestra música no vamos a estar en la brecha, e igual que nosotros están los chavales de barrio que hacen su música. No sabemos si es fácil o no, pero sabemos que lleva trabajo. Además, son las discográficas las que se reparten el pastel y dicen lo que tiene que sonar, y todo es estudio. Se olvidan de que la música es transmitir y contar historias.

¿Qué se siente con el trabajo en la mano?

No lo tenemos aún. La presentación oficial del trabajo será en nuestro barrio y está invitado todo el mundo que quiera. Es el próximo 15 de abril y habrá pinchos de tortilla... Pondremos el disco y queremos agradecerle a toda la gente que viene a los conciertos. El día 21 de abril también tocamos, en las fiestas del barrio, después del pregón.

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