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Silvia Cantera
Viernes, 2 de junio 2017, 12:04
La parte más 'romántica' del arte nos hace pensar que las musas siempre asaltan en los lugares más inesperados. En un bar lleno de gente, en plena calle, en la ducha, al volante... Sí, puede ocurrir, pero no es tan habitual como solemos pensar. De ... hecho, los músicos acostumbran a seguir una rutina, a sentarse junto a una guitarra y una libreta, y es en ese momento cuando empiezan a surgir las canciones. Tranquilidad, constancia y disciplina.
Aunque siempre hay temas que tienen una historia detrás, que se salen de esa norma y que nacen en momentos puntuales. En instantes necesarios y que acaban actuando como antídoto en una época complicada. Algo así le ocurrió a Eva Amaral cuando compuso el nuevo single del grupo, envuelta en «un momento de cierta contradicción personal». De hecho, en esos puntos de inestabilidad es cuando entra en juego una de las contradicciones más habituales para muchos compositores: cuando estoy mal, produzco más historias y mi trabajo es mejor.
'Unas veces se gana y otras se pierde' es un claro ejemplo de ello. Eva Amaral se encontraba en una situación «donde se entremezclaban sensaciones de éxito y de fracaso, de inseguridades y fortaleza». Cuando compuso el tema, que se ha convertido en el nuevo single de su último lanzamiento, 'Nocturnal Solar Sessions', estaba invadida por «un sentimiento universal por el que todos hemos pasado en alguna etapa de nuestras vidas». Para ese último disco, el dúo ha regrabado las canciones de 'Nocturnal', que fue publicado en 2015 y que les ha tenido de gira por España y Latinoamérica desde entonces. De hecho, no han dejado de hacerlo: áun tienen pendiente una larga lista de conciertos por todo el país.
Con la presentación de 'Unas veces se gana y otras se pierde', Eva Amaral ha querido compartir algunos de los entresijos de la canción, y explicar cómo nació. «No tenía mucha confianza en mí misma la primera vez que le mostré el tema a Juan», adelanta. Cogió una guitarra, muerta de vergüenza, y se puso a tocar ante Aguirre. Pese a que este proceso se ha repetido en infinidad de ocasiones -no en vano llevan más de dos décadas haciendo música juntos-, esta vez, ella apenas se atrevía a levantar la vista para evitar ver su reacción.
«Advertí de reojo cómo se quitaba las gafas y pensé que se estaba aburriendo, pero cuando llegué al acorde final y levanté la mirada, comprobé que tenía los ojos empañados en lágrimas», desvela la artista. De aquella «emocionante» escena salió también una recomendación que acabaron poniendo en práctica. «Juan me convenció de que la grabáramos tal cual, con esa misma guitarra y manteniendo ese mismo espíritu».
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