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J. Mikel fonseca
Miércoles, 11 de julio 2018
Es un bosque, pero más de uno lo considera un oasis. El espacio Basoa, ese «festival dentro de un festival» que nació hace un par de años, ha ido ganando en personalidad hasta convertirse en uno de los grandes reclamos de un ... BBK Live que este jueves da el pistoletazo de salida a su duodécima edición. Para los verdaderos creyentes de la música en directo, será solo un plus para redondear el cartel y una excusa para quedarse hasta pasadas las tantas en Kobetas moviéndose al ritmo de los 'beats'. Pero los amantes de la electrónica saben que entre árboles y flashes se esconde una fiesta cuya selección -finísima- de artistas puede mirar por encima del hombro a más de un club ibicenco. Sin olvidar su ambiente único, una mezcla alquímica de la naturalidad del bosque con la fantasía luminosa de una discoteca.
A falta de tradición, muchos melómanos siguen considerando la electrónica una herejía musical. La ruta del bacalao ha hecho mucho daño en el imaginario colectivo, aunque de esos jóvenes con camisa sin mangas de 'El Niño' y gafas de sol (incluso de noche) no quede ni rastro. Afortunadamente, hay quien intenta revestirla del prestigio del que gozan otros géneros musicales. Es el caso, por ejemplo, del cabeza de cartel John Talabot, alias del barcelonés Oriol Riverola. A pesar de ser casi un completo desconocido por estos lares, en el extranjero está considerado un número de uno, y eso que solo cuenta con un álbum en su discografía, el imprescindible 'fIN' (2012). Dos, si tenemos en cuenta 'Sideral' (2013), que grabó junto a Axel Boman bajo el nombre compuesto de Talaboman. Su repertorio es puro eclecticismo, derrumbando las barreras de los diferentes estilos con sutileza irresisitible: agrada tanto a los amantes de la zapatilla tecno como a los sibaritas del minimalismo.
A pesar de que Talabot un buen representante, al César lo que es del César. La electrónica nació y se popularizó en Alemania. La impronta que los Kraftwerk dejaron en la música es imborrable. Esos sonidos en el limbo entre el ruido y la armonía, ese ambiente condensado en decibelios, esa tecnología hecha arte… y precisamente desde Alemania llegan los también cabeza de cartel Modeselektor, o lo que es lo mismo, el dúo formado por Gernot Bronsert y Sebastian Szaryningún. Ambos se conocieron en el ambiente ravero underground del Berlín de los 90, y debutaron más o menos con la llegada del nuevo milenio. Desde entonces y single tras single, remix tras remix, se han hecho un nombre en la escena musical, refinando un estilo inombrable pero muy característico. Que el líder de Radiohead, Thom Yorke, los considere uno de sus grupos preferidos ya dice bastante. A veces se presentan bajo el nombre de Moderat, junto al productor Sascha Ring, 'Apparat', con tres álbumes y un show en directo que se ha ganado a pulso el favor de la prensa especializada. Al Basoa vienen con djset.
Originario de Corea del Sur pero afincado desde hace años en Amsterdam, Hunee (nacido Hun Choi) es otro de los grandes nombres del festival y una de las promesas de la música electrónica desde que debutase en 2015 con el excelente 'Hunch Music'. Un dj que exhibe sin tapujos sus influencias orientales -como esas cortinillas de arpa tan cliché- y las combina con el house y el boogie más occidental, en una menestra musical desenfadada. Fan confeso de la música disco, se nota su gusto por hacer una música, ante todo, bailable. Que es de lo que se trata esto.
Completan el cartel Ben Ufo, veterano del dubstep a sus 25 años, el dúo Optimo (Espacio), que hace honor a su nombre, Young Marco, el prolífico Prosumer… vaya, vaya. Cuanto hombre, ¿no? Pues sí. Como ocurre en tantos otros ámbitos, la música electrónica es bastante sexista, y las mujeres son minoría delante de los platos y los mixers. Afortunadamente existen luchadoras como Avalon Emerson, californiana de actitud belga, dispuestas a cambiar las cosas. El suyo es un estilo con personalidad autodidacta que abofeteó la escena en 2014 con el sencillo autopublicado 'Pressure/Quoi!'. La buena acogida de su debut la animó a dejar su trabajo y su ciudad para moverse a Berlín y apostarlo todo por la música. 2016 fue un año en el que estuvo en boca de todos y desde entonces no ha hecho más que ganar notoriedad y respeto. Nació en el desierto de Arizona, de ahí que sus temas estén impregnados de una gran espacialidad. Tal vez actuar en un bosque le resulte extraño, pero con la fuerza que tienen sus temas, lo más seguro es que transporte a su público hasta la infinitud de arena de Sonora. Al final, el cielo que cobija las estrellas en la noche es siempre el mismo.
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