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Mammarella (clarinete), López (trompa), Csaba (violín), Däunert (violín), Herczeg (barítono), Raljic (violín) y Sukiasyan (violonchelo). Javier Cotera
En compañía de músicos

En compañía de músicos

XVIII ENCUENTRO DE MÚSICA Y ACADEMIA ·

Ocho jóvenes talentos confiesan que acuden al Encuentro de Santander para crecer como músicos, también como personas, y para conocer otras culturas | Muchos repiten una experiencia en la que perdieron el miedo al escenario, ganaron en seguridad y entablaron amistades que «ojalá sean para toda la vida»

Lola Gallardo

Santander

Domingo, 8 de julio 2018, 12:28

Aman la música. Empezaron muy pronto a sentir esa inquietud musical que hoy les ha unido en Santander en el marco del XVIII Encuentro de Música y Academia. Son ocho de los 66 jóvenes talentos que en julio se formarán en el Conservatorio Jesús de Monasterio con los grandes maestros de la música y participarán en cerca de medio centenar de recitales y conciertos. La mayoría repite una experiencia que les hizo crecer como músicos y como personas, les ayudó a ganar seguridad sobre el escenario y les sirvió para entablar amistades que confían en que sean «de las de toda la vida». Proceden de Italia, Armenia, Bosnia, Alemania, Hungría y España, entre otros lugares, y esa mezcla de idiomas y culturas es «magnífica», dicen.

«Es maravilloso conocer gente de otras culturas, hablar otros idiomas y crecer como músico»

Anna Csaba | Violín

Anna Csaba (Lyon, Francia, 1995) es la más veterana de todos. No por edad, sino porque es la hija del maestro Péter Csaba, director artístico del Encuentro , y acude regularmente desde que tenía diez años. Siempre quiso participar y alcanzar el nivel de exigencia necesario para «ser una más». «Me parecía maravilloso conocer gente de otras culturas, hablar otros idiomas, crecer como músico», señala esta joven que vivió con intensidad hace dos años su primera experiencia como alumna. Comenzó sus estudios de violín en el Conservatorio Regional de Lyon, y en 2014 estudió con Mihaela Martín en la Haute École de Musique de Ginebra. Ha ofrecido recitales en Francia, España y Suiza. Reconoce que su paso por el encuentro le aportó mucha seguridad en el escenario. Su padre y su madre son músicos. Con cinco años tocaba el violín y con diez acudió a Santander. «El contacto entre los músicos va más allá de las palabras», dice. ¿Mis metas? «Reafirmarme en mi esencia, conocer otros músicos y tocar con ellos».

«Empecé muy pequeño a amar la música, era un juego, aprender un idioma, una forma de expresarme»

Emanuele Mammarella | Clarinete

Emanuele Mammarella (Casalincontrada, Italia, 1994) comenzó con ocho años a estudiar clarinete con el profesor Franco Salvatore y con diez años accedió al Conservatorio Luisa D'Annunzio. «En mi ciudad, en el centro de Italia, hay mucha tradición musical. Mi padre toca el saxo», explica. «Cogí mi primer instrumento tan pronto como fui capaz», añade este joven que empezó a amar la música como si de un juego se tratara. «Era como aprender otro idioma, una forma nueva de expresarme». Continúa dando clases y ha participado en varios proyectos orquestales en Italia, España y Bélgica con grandes maestros. Lo más importante del encuentro «es estar en contacto con gente de todo el mundo, conocer otras culturas y otras formas de hacer música». ¿Su meta? «Ser mejor persona. También crecer como músico, eso siempre se puede conseguir con clases y profesores, pero en este encuentro lo que espero es terminar siendo mejor persona», concluye.

«Tocar en una orquesta dirigida por Juanjo Mena es una gran oportunidad. Me siento privilegiada»

Jovana Raljic | Violín

Jovana Raljic es bosnia. Comenzó a estudiar violín con seis años y pronto se subió a los escenarios como solista tanto de violín como de canto y ganó concursos. Es la segunda vez que participa en el Encuentro de Santander y está «muy contenta» porque podrá conocer gente, compañeros de escenario. «Estar con músicos es fantástico y tocar en una orquesta dirigida por Juanjo Mena es una gran oportunidad. Me siento una privilegiada», responde. Entre las ventajas, el poder tocar en una orquesta sinfónica, música de cámara o recitales como solista, el tiempo libre, el entorno y el paisaje de Santander. «Es una experiencia muy diferente a otros encuentros de música», explica. Llegó a la música con tres años. «Cuando la profesora preguntó a mis padres si iban a comprarme un piano, contestaron que no, así que cambiamos de instrumento y empecé a tocar el violín. Conecto más con las melodías y empasta mejor con la voz», señala. Adora la música clásica, con la que estrechó lazos en Austria, porque «Bosnia no es el mejor lugar, sus ritmos son diferentes». De esta experiencia espera tocar con otros músicos y aprender de ellos.

«En la orquesta no se tocan las notas perfectas, pero expresamos algo que va más allá de la música»

Lina-Marie Däunert | Violín

Lina-Marie Däunert (Berlín, Alemania, 1996) inició sus lecciones de violín a los seis años y dos años después participó en su primer concurso musical. A los 16 años comenzó a tocar la viola y hace tres entró en la Escuela Superior de Músicas Hanns Eisler en Berlín, donde actualmente continúa su formación con el profesor Walter Küssner. Recuerda la primera vez que acudió al encuentro como una experiencia muy buena. «Gané seguridad en el escenario y empecé a plantearme nuevas metas y presentarme a otros concursos». Viene de una familia de músicos y recuerda a sus padres tocando el violín en una habitación, cada uno en un lado. «Yo también quería tocar con ellos, pero era demasiado pequeña y tuve que esperar», afirma. Su madre también es profesora de música y fue su primera maestra, pero «peleábamos con frecuencia y buscamos otro profesor. Estuve muchos años respirando la atmósfera de la música», indica Lina-Marie. Para ella, lo más importante del encuentro es conocer músicos a los que también les apasiona lo que hacen. Y explica que «igual en la orquesta no se tocan todas las notas perfectas, pero expresamos algo que va más allá de la música». Reconoce que en otras orquestas, igual el trabajo es más duro, «aquí es más divertido y es lo que más me gusta». Esta joven ha sido concertino en la Internationale Musikakademie zur Förderung Hochbegabter de Berlín y ha tocado junto a la Berliner Philarmoniker. Ha recibido becas y ganó el galardón Golderg y el primer premio del concurso de la Fundación 'Deutsche Musikleben', una viola italiana Ceruti de 1798.

«Este encuentro significa amistad, conocer músicos que pueden ser amigos para toda la vida»

Norberto López García | Trompa

Norberto López García (Sevilla, 1995) comenzó sus estudios musicales en Sevilla y Málaga. Es también la segunda vez que participa en este encuentro de música que para él significa «amistad». Y es que en un mes conoces a músicos con los que puedes empezar una amistad para toda la vida. De hecho, a uno de sus mejores amigos lo conoció el año pasado en el encuentro. Recuerda sus inicios en Sevilla. Su padre es músico aficionado y melómano y entró en una banda. Animó a su hijo a ir con él y «sólo quedaba la trompa, así que no me quedó más remedio», explica. Con el tiempo le ha cogido mucho cariño a su instrumento y no lo cambiaría por ningún otro. ¿Qué espera de este encuentro? «Conocer gente, tocar en recitales y con la orquesta... y trabajar con el director Juanjo Mena, el mejor del mundo», indica. Crecer como músico y como persona.

«Compartir escenario con músicos de mi generación y grandes maestros es algo maravilloso»

Hayk Sukiasyan | Violonchelo

Hayk Sukiasyan (Armenia, 1994) participó hace dos años en el Encuentro de Santander y vuelve ahora con más energía. Le parece una gran idea que jóvenes talentos compartan trabajo con grandes maestros, además de poder tocar en recitales y orquestas. Estudio música en su país con grandes maestros y desde el año pasado amplía sus estudios con el profesor Ivan Monighetti en la Cátedra de Violonchelo de la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Reconoce que su familia adora la música y que él, antes de nacer, «ya amaba la música clásica y el arte». Siendo pequeño, sus padres decidieron que tenía que tocar el violonchelo y así fue. «Hoy sé que su decisión fue correcta y estoy muy agradecido». Hace dos años participó en el encuentro y desarrolló nuevas habilidades como músico. También adquirió seguridad en el escenario, además de conocer a mucha gente de otras culturas y países. Recuerda que dos músicos se conocieron en un encuentro y años después se casaron. «Igual este año surge una amistad con alguien con quien tocaré el resto de mi vida», dice. Sus metas son poder tocar con músicos maravillosos y aprender de los grandes maestros.

«Empecé con el piano y no me gustaba. Sabía que amaba la música, pero no era el instrumento»

Charlotte Saluste-Briodoux | Violín

Charlotte Saluste-Briodoux es francesa y ha estudiado con Natalia Boyarsky y Alina Ibragimova en el Royal College de Londres. Esta joven (no pudo acudir el día que se hicieron la fotografía de grupo por encontrarse indispuesta) ama la música y el encuentro porque «salvas barreras culturales y musicales y aprendes de tus compañeros». Empezó muy pequeña con el piano, pero no le gustaba nada. «Sabía que amaba la música, pero el piano no me gustaba», así que se empeñó en tocar el violín. Primero tuvo uno muy pequeño, y luego uno barato, hasta que pudo tener el suyo. ¿Sus metas? Mejorar la técnica musical, ganar confianza y evolucionar «de manera equilibrada».

«Me encanta el público español porque vive con los músicos lo que sucede en el escenario»

Máté Herczeg | Barítono

El último en relatar su experiencia es Máté Herczeg (Hungría, 1994), barítono que estudia con el cantante de ópera y profesor Peter Fried en la Academia de Música Franz Liszt en Budapest y que ha recibido varios galardones en numerosos concursos de canto. También es su segunda vez en el encuentro y reconoce que poder trabajar con los grandes maestros a nivel mundial es «maravilloso». Su amor por la música llegó con 15 años. «No había tradición de músicos en mi familia, soy el primero que se dedica a ello», explica. Iba a una escuela muy alejada de su casa para estudiar música «y sólo iba a casa una vez al mes, era muy duro». Tiene grandes esperanzas en este encuentro en el que compartirá su tiempo con los mejores músicos del mundo. Reconoce que le encanta el público español porque «vive con los músicos lo que sucede en el escenario». Su instrumento es la voz a la que cuida de forma especial. Bebe mucha agua y vigila qué come y cuándo. También es importante dormir bien y antes de subir al escenario, una ducha de agua caliente, porque su voz es su futuro «y hay que cuidarla».

Máté Herczeb (barítonio), Hayk Sukiasyan (violonchelo), Jovana Raljic (violín), Anna Csaba (violín), Lina-Marie Däunert (violín), Emanuele Mammarella (clarinete) y Norberto López García (trompa) Javier Cotera

14 maestros versus 66 jóvenes talentos

El Encuentro de Santander Música y Academia acercará este mes la música clásica a distintos escenarios de Cantabria. El festival es una actividad docente y artística pionera en España que combina la organización de clases magistrales a cargo de importantes maestros con la celebración de conciertos en toda Cantabria. Este año los 66 jóvenes músicos, de 26 nacionalidades diferentes, provienen de 11 importantes instituciones ubicadas en Berlín, Bruselas, Budapest, Helsinki, Londres, Madrid y París.

El Conservatorio Jesús de Monasterio albergará en sus aulas las Lecciones Magistrales de 14 músicos de máximo nivel. Entre ellos, Zakhar Bron y Mihaela Martin (violines); Nobuko Imai (viola); Frans Helmerson (violonchelo); Felix Renggli (flauta); Hansjörg Schellenberger (oboe); y Galina Eguiazarova y Márta Gulyás (pianos). Por primera vez estarán Pascal Gallois (fagot), David Guerrier (trompa-trompeta) y Francisco Araiza (canto). Péter Csaba es el director artístico del Encuentro.

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