Descifrando a Vetusta Morla

Sin querer repetir la fórmula del éxito, el sexteto madrileño se embarca en un sorprendente viaje en el que rompen con normas autoestablecidas y juegan con nuevas identidades y sonidos. «Sentíamos la necesidad de un cambio, pero no sabíamos hacia dónde, así que simplemente nos guiamos por el instinto», admite Juanma Latorre, compositor a la guitarra y los teclados de la banda. El resultado, desde «estribillos 'punkis'» a una colaboración con el diario satírico 'El Mundo Today'. «Queríamos sorprender», reconoce. Todo cosido alrededor del mismo hilo argumental: «Mantenerse alerta con uno mismo, no quedarse estancado».

Los de Tres Cantos recalaron este miércoles en Bilbao para una firma de discos. En la carretera, en un ajustado trayecto entre Barcelona y la capital vizcaína, Latorre analiza una a una las canciones que conforman el álbum más aclamado de Vetusta Morla, 'Mismo sitio, distinto lugar':

«Es la canción. En el proceso de grabación no lo veíamos con perspectiva, pero ahora podríamos decir que solo ella podía ser la primera del disco. La eligió Pucho. En ella, el protagonista le pide a alguien que le desee suerte en su nuevo camino, uno que tiene que ver con la búsqueda de la identidad y con dejar atrás otra con la que ya no te sientes cómodo: 'No reconozco ni mi propio carné, busco las riendas de un nuevo corcel', dice.

Fue la primera que trabajamos con David Fridmann. En el momento en el que nos enseñó el resultado nos voló la cabeza. Ahí nos dimos cuenta de que las mezclas iban a ser un proceso definitorio en el sonido del disco. Dijimos: 'Vale, hemos dejado nuestra música en manos de una persona totalmente ajena a la banda... pero va a ser para bien. Va a expandir el significado de las canciones'».

«Se me ocurrió en Navidad. Estábamos la familia reunida en el salón y mi padre recordó que comenzaba el discurso del Rey. Se fue a la cocina donde tiene un televisor pequeñito, lo encendió y regresó al salón mientras el Rey se quedaba solo hablando en la otra sala. Entonces me dio por pensar cómo ciertos acontecimientos regulan nuestra vida y nuestra percepción del tiempo. En Navidad hay unos cuantos: el discurso del Rey, la Lotería... Me pregunté qué pasaría si todas esas cosas que damos por hechas y alrededor de las cuales organizamos nuestro ciclo vital un día desaparecieran. ¿Qué pasaría si un año no hubiera campanadas? Nos produciría mucho desconcierto, no sabríamos qué hacer, pero al mismo tiempo nos brindaría la oportunidad de probar algo totalmente nuevo. Es una idea que conecta con todo el mensaje del disco».

«'Palmeras en La Mancha' habla de un montón de personajes que mandan a paseo la vida que tenían y comienzan algo nuevo y disparatado. Es el momento más divertido del disco. Queríamos jugar deliberadamente con la sátira, el humor y la descontextualización. Queríamos que fuera como ver leer un cómic o ver dibujos animados, todo muy exagerado y con muchos efectos de sonido: se oyen sirenas, sonidos musicales de trazo grueso, muy estilo 'cartoon'. Nos faltaba alguien que hiciera un noticiario con esa estética. Tenemos la suerte de conocer a los chicos de 'El Mundo Today' y pensamos que, en vez de un rapero, fueran ellos los que se inventaran y recitaran un boletín en base a la letra de la canción».

«Para mí es las más emocional del disco. La considero una canción polisémica, pero entre otros mensajes me quedo con que para cambiar, a veces tiene que caer lo más sagrado. Al menos, cuestionárselo.

También fue la primera canción que trabajamos. Por eso refleja, más que ninguna otra, la intención de alejarnos de lo que hacíamos. Puede que no tanto en el resultado, pero sí en el proceso. Lo primero que nos planteamos fue: 'Vamos a intentar que no tenga guitarra'. Al final caímos y se la pusimos... pero no fue hasta que grabamos el disco. Las guitarras habían sido nuestro instrumento principal, con el que siempre componemos, a excepción de 'Los días raros', 'Un día en el mundo' o 'Año Nuevo', que se basan en el piano. Nos obligamos a no utilizarla, y eso nos cambió las reglas del juego y nuestra manera de expresarnos».

«Es la otra canción emocional del disco. Es un vals con aroma a canción popular. Como de folk antiguo. No solo instrumentalmente hablando sino que letra que hace referencia a la Noche de San Juan, el arroz, el baile... Aunque la pusimos, muy deliberadamente, en el terreno de la manipulación sonora. El gran responsable fue nuestro productor, Carles 'Campi' Campón: fue él quien agarró los elementos más convencionales y los manipuló tras la grabación, como esos coros dados la vuelta. Consiguió que sonara de una manera muy diferente, pero sin perder la voluntad de que sonase a popular.

La Noche de San Juan planea por toda la canción, una noche de cambios, de quemar en la hoguera el pasado, de dejar atrás, de superar. 'Deja el equipaje en la ribera para ver para verte como quieres que te vea'».

«La canción profética. Habla de ese sentimiento que parece que flota constante de confrontación e incomunicación. Parece que estamos obligados a elegir bandos y que esos bandos están destinados a no entenderse ni escucharse. Esta confrontación cada uno la puede interpretar en el plano que desee, lo importante es esa sensación de agobio.

'Guerra Civil' tiene algo que nos gusta mucho: es la canción en la que la letra y la música están más relacionadas. Por primera vez hemos utilizado los efectos de sonido y los intrumentos como representantes de lo que se está contando para retransmitir las emociones de una forma más directa. Por ejemplo, al final hay dos baterías, una por cada lado de los auriculares, que parece que se intercambian disparos; en la segunda estrofa, un sintetizador se va transformando y provocando una sensación de asfixia que se libera al llegar al estribillo...».

«'Te lo digo a ti' es la canción que más se separa de lo que veníamos haciendo, y sin embargo la que elegimos para inaugurar la temporada. Queríamos jugar a provocar cierto desconcierto, porque es lo mismo que sentimos nosotros al escuchar la canción: «¡Madre mía, por qué hemos hecho esto!», decíamos. Pero al mismo tiempo nos pareció genial, nos representaba: seguimos siendo nosotros mismos, pero de una manera muy diferente. Es una aventura.

Está en el mismo tono que 'Guerra Civil', aunque esta le habla a un enemigo que no está delante y al que deseamos herir con palabras. Aquí de nuevo la instrumentación tiene mucho que ver con el carácter de la letra: la voz está distorsionada, para dar ese aire de agresividad, y por eso también la explosión 'punki' en los estribillos, como si alguien se volviera loco y golpeara la pared. El vídeo, dirigido por Nacho Vigalondo (también lo protagoniza), hace más hincapié aún en el sentimiento de acusar o de ser acusado: lo bueno, es que no se sabe desde qué punto de vista está escrito. Todos somos ambas cosas en un momento dado».

- ¿Y por qué Lola Flores?

- Esto fue una sugerencia del propio Vigalondo. Cuando le dijimos que queríamos causar desconcierto, nos dijo: «Pues metamos a Lolita». Nos costó digerir la idea, pero el resultado funciona. No solo por la sorpresa que provoca Lola Flores en un vídeo de Vetusta Morla, sino porque ella además es una actriz como la copa de un pino.

«Igual que 'Te lo digo a ti' es lo más alejado de nuestro trabajo previo, 'Punto sin retorno' es quizás lo más cercano. Y aún así tiene una cosa de la que hemos huido: si la hubiéramos hecho en el anterior disco, hubiera tenido un subidón final, con épica, al estilo de 'Los días raros', a tope de todo. Pero en esta ocasión, luchando contra nuestro propio impulso, la mantuvimos sin que llegara a explotar, con la emoción latente. Queríamos transmitir una marcha hacia el horizonte, no un momento álgido. Refleja aceptación, un camino 'sin fuel para regresar', por lo que debía mantenerse más discreta».

- ¿Caeréis en la tentación de darle final épico en directo?

- Estamos luchando que no sabes para mantenerla serena en directo. De momento lo estamos consiguiendo.

«Esta tiene una historia muy bonita. Es una canción en la que hablamos de la pérdida de referentes, en concreto, en el panorama musical. Han muerto muchos artistas que admirábamos: David Bowie, Leonard Cohen, Lou Reed... Lo primero que sientes es cierta orfandad, aunque no conocieras de nada a estas personas. Ahí es donde te das cuenta de cómo conecta la música entre la gente. Y también te hace sentirte parte de una línea de tiempo, que esa gente estuvo antes, ahora estamos nosotros, pero otros vendrán después.

La canción hace referencia de forma explícita a David Bowie y su Major Tom. La anécdota es que cuando fuimos a los estudios Hansa -¡que parece mentira! ¡Quién nos lo iba a decir cuando estábamos en Tres Cantos!-, grabamos la intro de esta canción con un sintetizador que Bowie utilizó. Grabar esta canción con lo que significa, en el mismo sitio que Bowie y con el mismo aparato que él cerraba el círculo y completaba esa sensación de pertenencia a una estirpe».

«Esta fue el 'granillo' en el culo del disco, en el sentido de que grabamos más de veinte tomas de tres o cuatro maneras diferentes sin que le encontrásemos el punto. El resultado es un rompecabezas, un corta-pega de las diferentes versiones que teníamos. Fue bonito trabajar de esta forma y ver cómo en un disco entero pueden convivir diferentes técnicas: 'La vieja escuela', por ejemplo, la tocamos todos a la vez, como banda.

Es muy apropiado que esta cierre el disco, porque habla de todo este proceso de cambio, de encontrar hombros en los que apoyarte, bastones que te ayuden a tomar impulso. Nosotros encontramos ese apoyo en los compañeros. Si fuéramos un equipo de fútbol, este sería nuestro himno para antes de los partidos».