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No se dan un respiro. La banda gipuzcoana Grises vuelve a los escenarios, aunque parece que nunca llegan a dejarlos del todo. Tras publicar 'Erlo' en 2016 y vivir todo un año de gira y festivales, los de Zestoa acaban de publicar un nuevo ... trabajo: 'De peces y árboles', nada menos que su quinto disco en siete años. Un retorno a sus inicios guitarreros con el que ya ruedan por salas de todo el país.
Este sábado llegan a la Stage Live de Bilbao en el que, de momento, es el único concierto en la zona entre Euskadi y Cantabria. «Aunque se diga que es más frío, aquí el público siempre ha sido muy abierto y generoso, se implica y disfruta», alaba Amancay Gaztagaña, voz de la banda. «Y volver a tocar a solo 45 minutos de casa... ¡es una maravilla!».
- ¿Vosotros no descansáis?
- No nos gusta parar. Nunca ha sido nada forzado, es que las canciones siempre surgen cuando estamos de gira. Además, tal y como está la industria musical, parar es algo que no todos se pueden permitir. Siempre tienes que sacar cosas nuevas, estar en boga... Va todo muy rápido.
- ¿Es difícil vivir de esto?
- Vivir de cualquier tipo de arte es muy difícil, sea la disciplina que sea. La cultura en general no está nada valorada en este país. Excepto una minoría, el resto suele necesitar otro trabajo para poder vivir de forma exclusiva de lo que crean.
- ¿El tirón de los festivales no facilita las cosas?
- Nuestra música es carne de festival, pero nosotros siempre destacamos lo importante que es ir a ver a un grupo en su bolo original. En sala, ver las dos horas de espectáculo, no solo 50 minutos rápidos. Porque claro, resume un repertorio de cinco discos en tan poco tiempo.
- ¡Difícil!
- Y la relación no es la misma. A nosotros nos gusta salir a saludar a la gente, intercambiar 'feedback'... Eso un festival no te lo da.
- ¿No son agotadoras estas giras festivaleras?
- La música en general es muy, muy cansada. La gente no se da cuenta de que normalmente viajamos en una furgoneta, algún fin de semana hasta 3.500 kilómetros. ¡Más luego el concierto! Eso no te lo quita nadie del cuerpo. Por eso es oro tocar tan cerca.
- ¿Por qué 'De peces y árboles'?
- Es un haiku, un poema japonés: 'Quien mira el cielo en el agua, ve peces en los árboles'. Se refiere a cómo vivimos inmersos en el reflejo de la realidad, un reflejo que además es engañoso. Lo teníamos guardado en el cajón desde 'Animal' y lo teníamos totalmente olvidado. Al componer el nuevo álbum, las canciones hablaban de superación, de miedos personales, pequeñas luchas diarias... Lo recordamos y vimos que le venía genial.
- Es un retorno a vuestro sonido inicial, más guitarrero, después de la electrónica de 'Erlo'.
- En 'Erlo' nos permitimos experimentar todo lo que quisimos, que no siempre te lo puedes permitir. Estamos muy contentos por todo lo que nos enseñó ese disco. Pero sí que es verdad que cuando tocábamos los temas en directo, echábamos de menos las guitarras. Así que cuando nos pusimos a componer en la gira, solo nos salían temas guitarreros. Fue tan natural como eso. Las letras, eso sí, son las mejores hasta la fecha.
- ¿Por qué?
- Siempre hemos sido muy metafóricos y empezábamos a tener la sensación de que no se llegaba a entender lo que queríamos decir. Esta vez están compuestas todas por Eñaut (voz y guitarra). Y aunque 'De peces y árboles' sigue siendo muy poético, parece que por fin la gente se ha sentido identificada. Para un artista la identificación es muy importante. Estamos notando que ha llegado más adentro.
- ¿Con qué canción te quedarías?
- Me quedaría con dos. La primera, 'Comida para insectos', que habla sobre nosotros y nuestra trayectoria, pero también de cómo la sociedad te marca unos caminos sigilosamente hasta llevarte a una estructura de la que es muy difícil salir. La segunda,'Mi mejor fracaso', porque siempre que pienso que he fallado, incluso en pequeñas cosas del día a día, me ayuda a pensar: 'Hoy no lo has hecho bien, pero mañana lo harás mejor'. Aunque 'Gato por liebre' también me encanta. ¡Tengo el corazón dividido!
- Es como elegir al hijo favorito.
- Según el día, escucho un tema y pienso: '¡Esto nos ha quedado de puta madre!'. Y me pasa lo mismo al día siguiente con otro. Y eso que somos muy autocríticos, que hasta que estamos 100% contentos con algo... ¡Somos lo peor!
- ¿Cómo convencerías a un indeciso de que vaya a vuestro concierto del sábado?
- Que somos animales de escenario, que llevamos un 'show' muy completo, con temas que han sonado y que seguro que conoce y ha bailado por ahí. Que se acerque si quiere otro tipo de música. Una potente y con fuerza en el escenario.
- Echando la vista atrás hasta 2011, con vuestro primer disco, 'El hombre bolígrafo', ¿os imaginábais llegar hasta aquí?
- Siempre lo anhelas, pero nunca te imaginas que puedas llegar a hacerlo. Si lo viera con los ojos ingenuos de entonces, fliparía muchísimo. Ha habido muchos sueños cumplidos, lo que pasa es que el ser humano es como es y siempre queremos más.
- ¿Y qué queréis vosotros ahora?
- De momento, el objetivo principal es tocar, tocar y llenar salas. Y que el disco se escuche, que la gente no se queden en las dos o canciones o tres que salen, y que el resto se pierda, que sucede mucho ahora. Creemos en este disco y queremos que llegue. Tampoco creo que sea bueno ponernos metas muy altas, porque luego resulta muy estresante si no llegamos a ellas. Vamos pasito a pasito.
Cuándo. Sábado 24 de marzo, a las 21.00 horas.
Dónde. En la Sala Stage Live, Bilbao.
Entradas. Desde 12 euros. A la venta en Ticketea.
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