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Hace dos décadas se volvieron locos. Tras un concierto de Surfin Bichos quisieron vivir su propia aventura musical. Juan Alberto Martínez, Miguel Haro, Nani Castañeda y Andrés López forman el escuadrón mutante más solido del panorama musical. Diez discos (y medio) publicados en este tiempo ... avalan su evolución. De los Pixies a Lorca hay en medio espacio para muchas inspiraciones. De la fructífera Granada a una segunda familia musical en el norte. Toda su energía está en la música, «todo lo demás se destruye rápido» y el roce diario ha añadido a su biografía un choque entre los miembros de la banda que ellos mismos han contado. Sin trampa ni cartón, como prefieren su sonido.
En su maleta, muchos kilómetros que, hasta ahora, no les habían traído a Cantabria para tocar en sala. Este viernes se rompe esa tradición. La gira Espíritu Ribera recala en Escenario Santander, donde Niños Mutantes estarán acompañados por Correos y Pol 3.14. Antes, una conversación de norte a sur con el cantante y compositor de la banda.
- Veinte años han tardado en venir a tocar en sala a Cantabria. ¿Qué ha pasado?
- No tengo ni idea. Es un misterio. Debe ser de los pocos sitios junto con Soria y Huesca en los que no hemos tocado. Bueno...y Ávila.
- Sin embargo, sí que tienen una larga relación con el norte
- Con Galicia y con Asturias sobre todo, porque en nuestros inicios, durante la primera mitad de nuestra carrera, la discografica era asturiana, la segunda mitad, es gallega y sí que tenemos lazos muy fuertes, sobre todo afectivos, porque aunque la relación con una discográfica es algo profesional no podemos evitar hacer las cosas entre amigos y los círculos se van ampliando. Nos sentimos como en casa.
- 'Diez & medio' es la continuación de 'Diez', pero ¿de dónde surgen estas cuatro nuevas canciones?
- Es haberse quedado con ganas de un poco más. Estamos súper contentos con 'Diez'. Es un disco que refleja exactamente lo que queríamos hacer en un momento concreto y todas las piezas del puzzle encajaron; la producción, el estudio. Fue una experiencia muy buena que queríamos alargar un poquito más. Desde el título al diseño, se evidencia eso.
- ¿Necesitaban otra revisión esos temas antes de incorporarse al conjunto?
- Cerramos el disco con diez canciones pero si no hubiéramos aplicado la tijera serían 20; teníamos el doble. Uno intenta que las piezas encajen y todo tenga sentido. Que en el viaje haya subidas y descensos, crear distintos paisajes. Aunque es cierto que 'Diez' intenta sobre todo mantener la coherencia. 'Segunda oración en el desierto' y 'No poder llegar a tiempo' eran canciones que no tenían una forma definitiva aún. Estaban por pulir. Quizá necesitaban más tiempo y ahora han tenido su oportunidad.
- A través del cada vez más presente formato EP
- Estamos muy contentos; los EP´s permiten llegar de una forma más libre al estudio. Quizá con el álbum sientes más responsabilidad, nos creamos más presión. Con un EP o un single suelto hay más predisposición a experimentar y a encontrarnos cosas en el camino. Tienen una forma muy alejada de como eran inicialmente. Nos hemos permitido jugar.
- ¿En esa experimentación está incluida la producción a cargo de Abraham Boba y César Verdú, de León Benavente?
- Los procesos de grabación siempre son parecidos, pero la importancia de un productor está en ayudarte a separar el grano de la paja, tanto en la estructura como en los arreglos o la interpretación. Su esfuerzo va muy en la línea de concretar y eliminar cosas superfluas. Que aunque los elementos sean reducidos tengan la máxima expresividad. Tienen muy claras las cosas, se nota en su trabajo y a nosotros nos ha venido bien esa concreción en un momento en que veníamos de una época más convulsa a nivel creativo.
- Y a nivel personal, como bien han contado
- Esa discusión personal se traduce a veces en trasladar las peleas de gallos a los propios arreglos. Necesitábamos al productor en faceta de moderador de orquesta, además de aportar su propio talento.
- ¿Cómo se templaron durante el periodo previo a la grabación?
- Se notaba en que nos concentrábamos totalmente en la música porque si nos concentrábamos en otras cosas podían saltar chispas, pero tampoco hay que exagerar esto (ríe).
- ¿Ya se quieren de nuevo?
- Nos amamos mucho y nos peleamos mucho. Todas las semanas tenemos nuestro abrazo y nuestro roce. Es una relación muy intensa en el tiempo y en la que por h y por b tenemos que vernos o hablar todos los días. Eso tiene su desgaste, pero mientras sepamos pedirnos perdón y reconciliarnos podremos seguir.
- Otro cambio en esta última etapa es la incorporación de Alonso Díaz. ¿Qué les ha aportado?
- No es que sumemos a un músico más, porque no es un músico normal. No soy objetivo porque ya era fan de él en Napoleón Solo y ahora aún más. En 20 años que llevo en la música creo que no he visto nunca a una persona con tanto talento y tanta capacidad, que hable en tantos lenguajes musicales diferentes. Lo mismo toca la batería que el clarinete.
- Aprobado, pues, como 'mutante' con nota
- Alonso no es solo Mutante, mantiene además otros proyectos. Ahora está muy implicado con Soleá Morente y con su banda, Napoleón Solo. Estamos muy agradecidos y disfrutando cada minuto que tocamos con él. Ha aportado muchísimo y aparte, ayuda a facilitar las dinámicas personales. Cuando entra alguien nuevo todo el mundo intenta dar su mejor cara y él es poco dado a los problemas, lleva una sonrisa por delante.
- Han señalado como algo muy significativo la grabación en el espacio Carmen Rodríguez Acosta. ¿Qué tiene de especial?
- Mira, yo vivo en El Barrio del Realejo. Está a un lado de la Alhambra, pero menos invadido por turistas, es más auténtico. En la misma ladera, como a 200 metros está este sitio. Es un lugar poco visitado que tiene el misterio y el encanto de algo singular.
- ¿Cuál es su historia?
- Los Rodríguez Acosta son una familia rica, eran los dueños del banco de Granada y a uno de ellos, José María, le dio por el arte. Era pintor. Desarrolló su carrera a principios del XX y en un momento de crisis decide construir un lugar en el que inspirarse. Nunca fue una vivienda sino un lugar donde buscar la inspiración. Como tenía fondos…¡los demás no podemos hacer eso ante un bloqueo creativo! (ríe). En este espacio hay imágenes religiosas del sudeste asiático, incunables, arquitectura de los años 20 o ánforas romanas. Transmite incluso cierto desasosiego.
- Quizá esa sea la sensación predominante de los vídeos que han grabado ahí
- Nos gusta mucho y desde el principio ha estado muy asociado a esa parte nuestra. Hicimos las fotos allí, nos quedamos con las ganas de hacer un directo y cuando decidimos hacer algo como el primer vídeo de 'Diez' no nos apetecía repetir el formato tan desgastado del videoclip. Como publico nos gusta más ver a las bandas en directo. Queda reflejada la misma atmósfera inquietante.
- Destacan de esa grabación que es un directo sin trampa ni cartón.
- Nos gusta subrayarlo especialmente. En este mundillo uno se acaba enterando de todo y muchos discos vendidos como directos rigurosos de grandes machos alfa están llenos de trampas. Nosotros no queríamos hacer eso. Ahí está un directo. Hay una curiosidad, además, y es que que una de las canciones que grabamos 'Sin Pensar', era la segunda vez que la tocábamos. La estuvimos montando en el local y una vez que dimos con la estructura, la segunda es la que se grabó. Después en el estudio, probablemente cambiaría pero nos gustaba la idea de mostrarla en bruto.
- Como público, ¿qué suele buscar en la red o fuera de ella?
- Bueno, la semana pasada mismo estuve fuera de España viendo a Nathaniel Radcliffe en Copenhague. Impresionante. Está entre Van Morrison y The Band. Siempre me han gustado mucho Arcade Fire por ejemplo, es algo a lo que vuelvo.
- Vuelven a los inicios porque homenajean a Fernando Alfaro que estuvo en el comienzo de los Mutantes
- Sí, porque se lo merece. Siempre contamos como anécdota que cuando Migue y Nani tocaban en Mamá Baker, fuimos a ver a Surfin Bichos y salimos 'transformaos' y con el calentón dijimos de hacer un proyecto entre los tres. Siempre nos ha tocado muy dentro la música y las letras, el mundo que crea Alfaro, también en sus proyectos en solitario. Hace un par de semanas íbamos de La Coruña a León escuchando canciones nuevas suyas y nos sigue emocionando. La canción de la Oración desde el desierto era un guiño bonito.
- Una cuestión de actualidad. Sumaron muchos perfiles femeninos en el single. ¿Cree que ese movimiento que se da en el cine tiene su reflejo en la música?
- Sí tiene que ver. No se nos ocurre de la nada, sino porque nos apetece visibilizar que entre nuestros ídolos y la gente que queremos y respetamos hay muchas mujeres. Estamos acostumbrados a que las posiciones destacadas en el arte, la creación, los medios de comunicación las ocupemos casi siempre hombres. Últimamente, entre las cosas que sigo con más atención hay más figuras femeninas. En la escena independiente hay un déficit impresionante. Cuando buscábamos un refuerzo, con Alonso estábamos enamorados, pero nuestra opción era intentar meter una chica y no localizábamos.
- Pero no porque no haya...
- Hay muchas menos y no creo que porque haya menos talento, sino porque son profesiones ocupadas por figuras masculinas. Me encantaría que fuera cambiando y creo que todas las iniciativas que están saliendo son necesarias. Sobre todo creo que nos perdemos mucho talento y muchas posibilidades de afrontar la música, que es de lo que yo más o menos entiendo.
- ¿Se avanza en combatir la precariedad o las condiciones de contratación en el mundo de la música?
- Yo creo que no es un problema de encaje legal, aunque tiene difícil análisis. Ahora mismo hay ciertos movimientos con más afán recaudatorio que de mejorar nuestras condiciones laborales. Hay inspecciones que más que beneficiar a los músicos benefician a las arcas de la seguridad social. La falta de profesionalización y las dificultades que tenemos tienen que ver con la educación y con la percepción social de lo que es la música.
- ¿Y cómo se combate esa percepción errónea?
- Se está avanzando en el sentido de que la gente vea como ir a conciertos como parte del ocio cultural. Si eso no existe es imposible que nos dediquemos a esto. En los últimos años es más fácil pero con nuestra perspectiva sabemos que también ha habido años de salas muy vacías. La percepción social tiene que asumir que el músico es un trabajador, no un saltimbanqui o un bohemio, que no damos palo al agua. Subirse a un escenario es más bonito que otras profesiones, pero requiere de grandes esfuerzos y sacrificios. Quien se dedica a esto está expuesto a una incertidumbre muy importante. Te miran como si fueras un chorizo o un vago y un maleante las cosas son más difíciles. Las dos cosas van de la mano. Con una cultura del directo también se considerará que el músico es un currante.
- En una ocasión me comentó que era contrario a los apoyos o subvenciones por parte de organismos públicos a las bandas de música
- Bueno, creo que la música no tiene que tener deudas. Los creadores deben de ser libres. Siempre se ha hecho, sin el amparo de mamá y papá estado. Si comparas con otras actividades como el cine o el teatro, en las que hay mucho dinero público (gran parte de ellas no existiría sin un apoyo de financiación pública) el rock y el pop que he conocido siempre han sido libres, no se han hecho auspiciadas por ninguna institución y en cierto modo hay un punto subversivo en eso. Aunque puede ser un poco contradictorio.
- Explíquese, por favor
- Creo que las instituciones tiene que facilitar que se pueda tocar más en directo que estar detrás de nosotros poniendo dinero. El directo se ha convertido en el núcleo de nuestra actividad. Es la expresión más bonita de la música. Eso de 'subvención directa a fulanito por su creación', lo vería un poco extraño. Quizá es un prejuicio. No deben darnos codazos ni ponernos zancadillas que muchas veces las hay. Que nos dejen pista libre.
- ¿Se sienten veteranos?
- No nos hace mucha ilusión pero los hechos están ahí y son irrebatibles. Para lo bueno y para lo malo. Tenemos perspectiva y sabemos por donde nos movemos. Creo que no tenemos, espero, el desgaste de un veterano. Seguimos poniendo toda carne en el asador y teniendo mucha ilusión
- 'Ilusión, sueño y emoción', cantan en 'FGL'. ¿Esa es la clave para seguir al pie del cañón después de 20 años?
- Pues mira, está muy bien pensado esto. Sí. También hay que añadir suerte y un punto de éxito. Para ser sinceros. Tú puedes tener mucha ilusión y disfrutar mucho de la música, pero si nadie te hace caso, si no tienes la suerte de que tu música sea conocida y sepas que le llega a alguien, imagino que es bastante fácil abandonar. Hace falta disfrutar, tener ilusión por aprender, poder construir canciones nuevas y llevarlas por territorios diferentes, pero hace falta alguien al otro lado. Mientras sigan los dos factores no importará que nos tiremos los trastos a la cabeza.
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