![«Perder seguidores me preocupa cero si son fachas o antiderechos»](https://s1.ppllstatics.com/rc/www/multimedia/2023/07/20/lali-esposito-kwTD-U200820843041Hi-1200x840@RC.jpg)
Lali Espósito
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Lali Espósito
Comenzó su carrera en el mundo del 'show bussiness' cuando contaba con tan solo doce años. Lali Espósito (Buenos Aires, 31 años) fue Coco en 'Rincón de luz', Roberta en 'Floricienta', Agustina en 'Chiquititas sin fin' y Mar en 'Casi Ángeles'. Y al mismo tiempo, ... mientras se fajaba en todas estas series de corte infantil, la pequeña iniciaba una carrera musical que suma ya cinco álbumes de estudio en solitario. El último, titulado 'Lali', vio la luz en abril de este mismo año y la actriz de películas como 'Acusada' y series como 'Sky rojo' o 'El fin del amor', que ella misma produce, lo estará presentando estos días en ciudades como A Coruña, Cádiz, Burriana, Torrelavega o Alicante.
-Gira nueva y remix de 'Nochentera', el éxito de Vicco que ahora lo comparte con usted. Qué gustazo, ¿no?
-Y a eso súmale que es en verano porque en mi país se están cagando de frío en este momento, así que ni tan mal. Sí, todo hermoso. Por suerte pude venir a algunas ciudades de España a hacer mis showcitos siempre, pero nunca había tenido la posibilidad de presentarme ante tanto público nuevo, que es lo que te permiten los festivales, así que es una oportunidad. Veníamos trabajando en armar la gira con mucha ilusión y se terminó armando una cantidad de ciudades, una cantidad de escenarios compartidos con otros tantos artistas muy guays, o sea que feliz total.
-Y el postre del remix.
-Sí, fue como el postre. Yo ya tenía la gira armada, pero se me suma esta situación musical tan hermosa de compartir este 'hitazo'. Es también mucha responsabilidad porque ya era un 'hitazo' sin uno, así que lo que pensás es «espero no cagarla» (ríe).
-¿Cómo se fraguó la colaboración?
-Vicco me lo preguntó y dije sí. Yo estaba en Buenos Aires cuando trabajé en la canción, y me metí en el estudio y fluyó enseguida. A la media hora tenía la melodía, la letra. Se lo mandé a Vicco y le dije: «Bueno, mirá, te cambié unas palabritas, te lo argentinice un poco, pibón por minón, si te jode volvemos a lo de antes». Y ella me contestó: «No tía, me encanta, que tenga tu onda, que le pongas lo argentino, que le pongas otro flow». Así que fue muy rápido el proceso de tener la canción lista y superdivertido. Y ella es un sol. Es una súpercompositora. Está muy subestimado hacer buenas canciones de fiesta, la gente se cree que es una boludez y que se hacen así (chasquea los dedos), pero no. Una buena canción de fiesta no se hace tan fácil, tienes que dar con una letra chachi y guay, que no se pase de tonta, que no se pase de sado... Y todo eso lo logra con 'Nochentera', que le guste a un niño, que le guste a un abuelo...
-La colaboración le ayudará a cruzar el charco.
-Esa es la idea, aunque yo no soy tan fan del featuring a fin de cuentas. O sea soy fan siempre y cuando tenga mucho sentido para los artistas involucrados. Pero para mí es una invitación enorme estar en una canción tan grande y para ella es una invitación muy guay a cruzar el charco a un sitio donde, quizá, todavía su música no llega, pero llegará ahora. Ese crossover entre artistas es lo que vale oro, es lo lindo, lo cultural, el cambio cultural.
-¿Cómo lleva esto de estar de gira y trabajando mientras el resto de la gente está de vacaciones?
-Fatal (ríe). Los odio a todos, en sus instagrams y en sus putos barcos de millonarios, ¿quién tiene esos barcos? Brays Efe subió un día un TikTok que me hizo llorar de risa y que decía ¿donde está esa gente con barcos? ¿quién tiene tantos amigos con barcos? Me siento identificada con él. Pero bueno las giras te permiten días en medio donde además de descansar estás en un sitio que no conocés, conocés comida, gente, cultura... Eso es un placer. Trabajar y viajar es un privilegio bastante heavy.
-¿Qué le apasiona más cantar o interpretar?
-Cuando me subo a un escenario soy más yo, pero por el simple hecho de que en el lado de la cámara no soy yo nunca, que es lo interesante de ese lado. Siempre digo, y esto suena un poco antipático, pero es la realidad, que a veces me abrumo mucho del mundo de la música, de los músicos, de los productores. Me aburro y me voy a hacer de otra persona que no soy yo y, cuando me aburro también del mundo de los actores, que son bastante coñazo a veces, me vuelvo a la música. Así uno tiene un poquito de todo, lo bonito de cada universo, y me llevo amigos y colegas de cada experiencia de ficción y de cada paso que doy musical también. Siento que me nutro mucho de la intérprete para la música, que se retroalimentan, también porque al final, cuando uno hace una canción, por ejemplo en mi música, hay mucho de juego, de personaje. Tengo una canción que se llama 'Diva' y otra que se llama 'Disciplina' y claramente nadie va así vestida al supermercado ni diciendo lo que estoy diciendo en esas canciones (ríe).
-Con diez años se presentó a su primer casting y desde entonces no ha parado. ¿Había gen artístico en la familia?
-Bueno, mi abuelo paterno era cantor de tango, nunca llegó a ser realmente un profesional de eso. Como muchos artistas, tenía su curro de vivir y la música como hobby y, cuando le podían pagar un poquito para tocar tango en algún lado, el tipo iba. Pero sí que tengo una madre absolutamente musical. Cuando yo tenía 5 o 6 años, me sentaba en el 'living' de mi casa y me explicaba las canciones de Serrat, Mecano, Sabina o el rock argentino. Mucha de mi locura es culpa de mi madre (ríe). Todo eso fue lo que me forjó. Y a mis 7 u 8 años, un tío mío, fan de Queen, me regaló mi primer CD, el 'Grandes éxitos' de Queen, que empezaba con 'Bohemian Rhapsody'. Yo pensaba que cantaba una chica y cuando descubrí a esa bestia que era Freddie Mercury en los shows en vivo hice wow y dije quiero ser así. Nunca lo seré, pero pensé, joder. Así que mi amor por el escenario, por la música, viene de mi casa en realidad.
-¿Y cómo se tomaron sus padres que quisiera dedicarse a ello?
-Pues, a ver, mi familia es gente de clase media-baja, con recursos justos para vivir, una familia trabajadora. Imagínate cuando de pronto la niña de diez años se pone a trabajar en la tele, cobra un sueldo, es famosa. Siento como que no tuvieron mucho tiempo para entenderlo ni asimilarlo. Me fueron acompañando con el don de gentes que tienen y con el amor que tienen. Y tengo la dicha de que justo el universo me puso a una familia muy bonita, que supo acompañar, no desde la experiencia, porque no sabían qué hacer con eso, y nadie creo que tenía las herramientas para eso, ni siquiera yo, pero creo que me acompañaron con algo tan básico como el amor y el cuidado, y creo que eso me dio toda la perspectiva de futuro que tuve de mi profesión.
-Y pese a llevar tantos años trabajando, no parece quemada.
-Creo que es fundamentalmente por la familia que me tocó, por los hermanos que tengo y porque el foco siempre estuvo en la humanidad de lo que yo hacía y no en la cosa más banal de lo que yo hacía. No sé, mi hermano iba a fútbol a la tarde como cualquier niño, yo iba a filmar una serie, y cuando volvíamos a la noche a casa era igual de importante preguntarle a mi hermano cómo le había ido en fútbol que a mí cómo me había ido en lo que yo hacía. Y sin embargo pasan cosas locas porque de pronto vos llevas un sueldo a tu casa que ayuda a apagar la luz y es una situación rara. Pero aprendimos a entenderlo. También con mis hermanos. Los dos son mayores que yo. Pato tiene un año más y Ana Laura, cinco. Y nunca cayeron en ese lugar común de, uff, mi hermana eclipsa mi vida. Siempre han estado con mucho amor conmigo.
-¿Siente que ha perdido parte de su niñez o su adolescencia?
-Me pasan dos cosas con eso. Por un lado es inevitable responderte que sí, efectivamente, he perdido una infancia y una adolescencia normales, porque es tangible que lo perdí, porque mi vida fue distinta. Pero, por otro, en contraposición, es una vida de un privilegio. Yo recuerdo terminando la secundaria, deseando que termine este calvario de ir a la escuela, y ya sabía lo que me gustaba hacer hacer desde los diez años. Sin embargo, mis colegas, no tenían ni idea. Perdí cosas, pero siento que gané muchas otras por hacer algo que te hace feliz.
-De familia de clase media, trabajadora, ¿cree que eso ha ayudado a que el público empatice más con alguien como tú?
-Sí, pero no hice ningún esfuerzo en ese sentido. Creo que en las entrevistas hablo con honestidad de lo que pienso y lo que soy. Siento que el cariño que yo recibo fuertemente en mi país, a mi trabajo y a lo que hago, es, más allá del hecho artístico, a mí como persona, como que hay unas ganas de que me vaya bien, que para mucha gente en Argentina es como un orguyo. Yo creo que tiene que ver con, quizá, no haber perdido nunca el foco de por qué hago lo que hago. Después de tantos años de trabajo, llega un momento en que te das cuenta que esto no es un egotrip y que no se trata que a vos te vaya bien y nada más, te das cuenta que empezás a representar algo, de que cuando dices algo o escribes una canción, repercute. Y entonces te preguntas: ¿qué hago con ese poder? Y creo que con los años he podido utilizarlo, en el mejor sentido de la palabra, para generar emoción, porque al final para eso es lo que hacemos. Si yo solo quisiera subirme al escenario, verme divina, hacerme show, que me vaya increíble, ganar mi pasta e irme, supongo que en algún momento me la daría contra la pared, porque al final la gente se da cuenta de eso.
-De hecho ha aprovechado su popularidad para poner sobre la mesa temas como la libertad sexual, el derecho de la mujer a abortar... ¿Cree que a través del arte se pueden cambiar las cosas y se puede cambiar la sociedad?
-Siempre ha sido el medio por el se traducen los temas sociales de la mejor manera posible. Al final el arte es lo que pasa en la calle. Un pintor se inspira de la vida, un cantante se inspira en lo que le pasó o lo que le pasa a un amigo. Al final todo el arte tiene que ver con la vida real. Entonces es inherente al arte hablar de lo social. Está quien no lo hace y es una elección y está genial. Solo dedicarte a hacer canciones que suenan en la radio, está genial. Pero si te interesa sumar algo más que una canción, en el caso de la música, se aprovecha el arte para eso porque creo que se subestima un montón tener un micrófono o un canal de altavoz delante. Yo siento que todavía, hasta a mí misma, me falta utilizarlo mejor. Realmente sirve. Sirve más que lo que debería servir, que es la política, que se supone que ese es el canal para la gente y no, nunca lo es. Siempre son los artistas los que terminan diciendo algunas verdades de lo que sucede.
-¿Le preocupa perder público por posicionarse como activista?
-No, no lo hubiera hecho si me preocupara. Cuando en Argentina se buscaba que la ley del aborto saliera adelante, es lo primero que me preguntaban y mi respuesta siempre era que, al revés, que quería perder a esos seguidores. O sea, una persona que cree que no puede existir ese derecho, yo no la quiero entre mis seguidores de Instagram. El número de seguidores me preocupa cero si los que me dejan de seguir son personas fachas o antiderechos. Y vos podés no estar de acuerdo con lo que sea que estemos discutiendo y yo no soy necia en ese sentido, de hecho, he tenido charlas con íntimos amigos de política y de cuestiones sociales en las que no estamos de acuerdo y el respeto es lo que nos mantiene como seres humanos.
-¿Como está viviendo este renacer de las derechas y de la ultraderecha?
-Fatal, tío. Es la mierda cíclica de la política ¿no? En Argentina tuvimos un gobierno espantoso con Macri, después volvió lo que representaba a la izquierda, aunque la corrupción está ahí, o sea que al final nadie es tan espectacular como nos gusta creer (ríe). No sé si hay salida de eso, quizás soy bastante pesimista con lo que estoy diciendo. Me gusta cuando aparece alguien que te da una poquita de esperanza y a esos personajes es a los que uno se agarra cada vez que hay que ir a votar que no son muchos o casi nulos. A mí lo que más me preocupa del crecimiento de las derechas es cómo captan a la gente joven. A mí lo que me cuesta creer es que alguien de 20 años crea de verdad que ese es el camino, el de negar derechos o a favor del racismo.
-Recientemente coproducía su primera serie 'El fin del amor'. ¿Qué le empujó a dar el paso?
-La necesidad imperiosa de seguir poniendo temas sobre la mesa que en el mainstream que no están muy desarrollados. 'El fin del amor' es un ensayo de una filósofa llamada Tamara Tenenbaum contemporánea, tiene 30 y pico, y una historia muy peculiar es ex judía ortodoxa, se va de la religión a los 12 años, su padre muere en el único atentado que hubo en la Argentina y ella se transforma en una feminista megamoderna, filósofa de 30 años. Entonces es una tipa de más interesante y escribió este ensayo que habla del fin del amor romántico y de las cosas como las conocemos y entonces le dije a la amiga guionista que me había animado a leer el libro que había que hacer algo. Cuando uno pone Netflix, Amazon o las grandes plataformas, te encuentras con muy poco contenido feminista de verdad, con muy poco contenido que incomode un poquito a ciertos sectores de la sociedad y con pocos espacios donde haya un pensamiento más real sobre la vida. Queríamos hacer una serie que hable de qué es ser mujer de qué es ser mujer en Argentina, de qué es ser mujer en la religión y varias cosas que toca la serie.
-Dice que este último disco es un punto y aparte en tu carrera ¿por qué?
-Trabajar desde tan pequeña me hizo pasar por mil cosas musicalmente y mientras trabajaba en el disco acababa de cumplir treinta años que es un momento de la vida donde paras y reflexionas sobre lo vivido. Me di cuenta de que yo me había construido a mí misma y había tenido muchos ovarios para crearme una vida, una carrera muy a fuerza de yo, de todos los que me ayudan y me acompañan también, claro, pero también de una mirada de lo que yo quería ser, muy directa y quería un poco enaltecer a la Lali que yo creé de mí misma. Con la música era igual. Estas eran las canciones donde yo estaba siendo más sincera con mi gusto musical, con las letras, con la estética, con el concepto claro. Y comencé da darle vueltas al título del disco, hasta que mi productor Mauro de Tomasso me dijo es que este disco se llama 'Lali'.
-¿Qué van a poder ver los espectadores españoles en el show?
-Es un show extremadamente energético tal y como son la mayoría de mis canciones. No soy una balada girl, aunque tengo mis baladitas, obvio. Pero son pocos los momentos de respirar en el show, es cosa muy aguerrida y con mucha coreografía y mucha puesta en escena de un universo visual en las pantallas que tiene una narrativa. Es un show que desde que empieza hasta que termina es medio piña en la cara, buscando buscando el fervor, como que la gente se inspire con una cosa muy fuerte, de mucho baile, de esa mezcla de pop con influencia del house, de lo electrónico. Tengo mis tintes latinos pero mi música es más pop electrónico.
-Con tanto trabajo a sus espaldas, ¿ha aprendido a parar?
-Sería muy pobre por mi parte decirte que aprendí a parar. Lo que aprendí es a verbalizar que hay que parar, que no me parece nada menor (ríe). Por ejemplo, yo este año tuve episodios poco felices de ansiedades y de situaciones que no había tenido antes, la verdad, que me obligaron a sincerarme con que bueno, che, no está todo bárbaro, ¿no? Y cuando uno tiene muy incorporada la cultura del hay que trabajar, trabajar, trabajar, como me parece que me pasa a mí, es jodido aceptar que no podés hacer algo o sea, te cuesta el ego y no te reconocés. Y eso que tenemos terapias de todo tipo. Yo ya estaba haciendo terapia, pero descubrí que necesitaba más espacios donde conectar con mi espiritualidad porque al final alimento tanto al artista y tan poco a la persona que sostiene al artista, que sin esa persona no hay artista y es un aprendizaje que estoy transitando ahora.
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