Al ritmo de Las Ketchup en el metro de Bruselas
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Melendi, Mecano, Chenoa... El conflicto lingüístico entre flamencos y valones cuela éxitos españoles de los años 2000 en el hilo musical del transporte público de la capital belgaMira lo que se avecina a la vuelta de la esquina viene Diego rumbeando…». La primera estrofa del éxito del verano de Las Ketchup se cuela por los altavoces en un andén repleto de gente. El ritmo contrasta con la indiferencia del público, que espera ... el metro a primera hora de un día laboral en Bruselas. El conflicto lingüístico entre flamencos y valones ha llevado a que el hilo musical del metro de la capital belga incluya éxitos internacionales y 'hits' españoles de los 2000 de Melendi, Chenoa, Estopa, Mecano, Niña Pastori y David Bisbal, entre otros.
Los viajes en el metro de la capital belga no siempre fueron una 'bulería'. La música empezó a ambientar las estaciones a finales de los años sesenta, con veinte cassettes que contenían canciones instrumentales. En 2005, el servicio de metro decidió cambiar esta fórmula e incorporar temas con letra para «adaptarse a los tiempos y hacer el viaje más agradable a sus pasajeros», comenta a este periódico una portavoz de la compañía operadora del transporte público de la capital belga, STIB.
Sin embargo, con las letras llegaron los problemas. En 2011, la operadora recibió una avalancha de quejas por incluir en su hilo musical varias canciones de artistas valones, en francés, y reclamando que hubiera también un espacio para compositores flamencos. Estas críticas, unidas a la evidencia de que hay más música en francés que en flamenco, hicieron que la compañía reculara y se limitara a reproducir canciones «políticamente neutras», eliminando de su lista los temas francófonos y flamencos.
Actualmente, el metro cuenta con un archivo musical de cerca de 35.000 grandes éxitos en castellano, inglés, italiano, francés y holandés, en el que también se incluyen temas de artistas belgas como Clouseau, Zwangere Guy, Angèle, Stromae y Will Tura, entre otros. La compañía francesa Ixidia se encarga de la selección musical, que va adaptando según la hora del día y que, a la vez, debe mantener un complicado equilibrio lingüístico para evitar disputas entre dos sociedades que viven prácticamente divididas en Bélgica.
El conflicto hunde sus raíces en el propio origen del estado belga, ideado como 'país tapón' para preservar el equilibrio político en Europa y que agrupó a dos sociedades completamente diferentes: la flamenca, la élite económica del país gracias al comercio portuario y de habla neerlandesa; y la valona, francófona y hoy en día más deprimida. Estas dos comunidades conviven sin apenas relacionarse entre sí: votan a diferentes partidos, ven distintos canales de televisión, van a escuelas distintas... hasta el punto de que los matrimonios mixtos suponen sólo un 1% del total. O, como muy acertadamente resumiría Chenoa -otra voz habitual del metro de Bruselas-, se rigen por la máxima de «Cuando tu vas, yo vengo de allí».
Territorialmente el país se divide en las regiones de Flandes, Valonia y la capital, Bruselas, donde las dos lenguas son oficiales; y flamencos y valones conviven en un delicado equilibrio. La situación es especialmente compleja en las localidades próximas a Bruselas. En estas zonas, la comunidad francófona se siente «sola, sola, sola», como también canta en el metro el dúo gaditano Andy y Lucas, ya que -a pesar de ser mayoría en muchas de ellas, sufren discriminación lingüística por encontrarse en la región de Flandes-. Los plenos municipales son en neerlandés por ley, la educación de las escuelas debe darse en este idioma...
El conflicto entre las dos regiones ha tenido graves consecuencias a lo largo de la historia de Bélgica y la lengua se ha convertido en un asunto político. Provocó la caída del Ejecutivo federal belga en 2010 y fue en parte culpable de que Bélgica batiera el récord mundial del país que más ha tardado en formar un Gobierno - 650 días desde la caída del gabinete del primer ministro Charles Michel, hasta la coalición de siete partidos pactada por el liberal flamenco Alexander De Croo-.
Pero la disputa también ha llegado a límites absurdos y surrealistas. En 2007, Miss Bélgica fue abucheada en Amberes por no hablar bien flamenco. Y, tan solo un año después, Bélgica eligió una canción en un idioma inventado para competir en la 53 edición del festival de Eurovisión. La lengua del tema 'O Julissi', del grupo flamenco Ishtar, estaba inspirada en la fonética ucraniana y serbia, y representaba «un símbolo de unidad» entre las dos comunidades, tal y como explicó su compositor, Michel Vangheluwe. Desde entonces, el país presenta a concurso canciones en inglés, una solución intermedia para evitar las críticas y que flamencos, valones, solteros, casados hagan por una vez, algo a la vez. Ya lo decía Ana Torroja.
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