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No habrá dos shows iguales. El trío Sidecars ha preparado minuciosamente los conciertos en los que presentará su quinto disco, 'Cuestión de gravedad'. Combinará los eléctricos más cañeros con directos íntimos en los que desgranará los éxitos cosechados a lo largo de diez años de ... carrera. El grupo madrileño se ha convertido en la protagonista de la gira Mahou, que se detendrá en Vitoria y Bilbao en los próximos días. Juancho, que compagina su trabajo como compositor y vocalista de Sidecars con el de guitarrista en la banda de su hermano Leiva, está ansioso por compartir los nuevos temas con el público: «Tengo la sensación de que este disco ha conectado de manera especial con la gente».
- Antes del comienzo de la gira con Mahou han tenido la oportunidad de dar varios conciertos para presentar su último disco, 'Cuestión de gravedad'. ¿Cómo ha sido la vuelta a los escenarios?
- Ha sido sorprendente porque quizás nunca habíamos sacado un disco con tanta antelación a la gira. Siempre lo hemos hecho todo de un modo un poco más precipitado y esta es la primera vez que hemos tenido el tiempo y la posibilidad de hacerlo más medido. Ha pasado más tiempo desde que se publicó y nos hemos encontrado con que las canciones nuevas ya se habían hecho un poco fuertes entre la gente. Algunas nuevas han desbancado a canciones antiguas. Tengo la sensación de que este disco ha conectado de manera especial con la gente.
- ¿Cómo afronta ese primer concierto después de sacar un nuevo disco?
- Con nada de calma. Somos muy nerviosos. Yo, particularmente, sufro mucho. La semana antes me cuesta dormir, me pongo malo y me pasa de todo. Pero creo que es sano, o al menos útil, porque te hace mantenerte alerta, y al final no deja de ser una necesidad de querer estar a la altura.
- ¿Le ocurre incluso 10 años después? ¿Cuando empezaron era tan nervioso?
- Seguramente menos. Creo que los nervios aparecen a medida que vas cogiendo conciencia de las cosas. Cuando era más pequeño, era más inconsciente. Aunque me ha pasado siempre, desde pequeñito me he puesto muy nervioso. Pero era de otra manera. Lo llevaba mejor que ahora-
- Empezaron tocando a cambio de una barra libre y ahora llenan salas de conciertos. Habrá sido imposible no hacer balance de sus diez años de carrera...
- Cuando eres un chaval, lo que quieres es tocar bajo cualquier circunstancia. Nosotros estuvimos tocando mucho en Madrid y alrededores. Y cuando digo mucho es en todas las salas que nos dejaban, para muy poquita gente. Y obviamente las condiciones eran nada: 'Si vienen más de 30 personas, pues os damos dos o tres euros por cada entrada'. Al final, sí, tocabas por la barra libre… Básicamente porque te dejaran tocar. Luego llega un momento en el que sacas un disco y empiezan a cambiar las cosas. Lo que necesitas y lo que quieres. Empiezas a ver las cosas de otra manera. Y así disco tras disco. Hemos ido creciendo de una forma bastante natural y casi ganando al público uno a uno, gira tras gira, hasta que en este último año las cosas han crecido un poco más rápido.
- ¿Se veían convirtiendo este hobby en su trabajo?
- Cuando empiezas es un hobby, realmente es tu vida y es lo único que quieres hacer. Cuando nosotros nos conocimos, no queríamos ir a clase ni queríamos hacer nada más que tocar. Estábamos todo el día juntos en locales que pagábamos por horas…
- ¿Qué le diría ahora al Juancho de los inicios?
- Realmente creo que nada. En ese momento era un hobby pero yo sabía que me quería dedicar a esto. Lo veía muy difícil, pero tenía claro que quería poner todas mis fuerzas en eso. Así que creo que no le diría nada porque cada patinazo y cada golpe que nos hayamos podido llevar nos ha hecho aprender y llegar a estar donde hoy estamos. Así que creo que le observaría solamente. Y me reiría.
- ¿Qué tipo de conciertos ofrecerán en esta gira?
- Tenemos pensado separarnos un poco de la gira presentación, hacer algo diferente. Vamos a hacer distintos formatos. Hay varios tipos de salas, así que vamos a jugar a divertirnos, a cambiar el repertorio y a repartirnos más entre el último disco y el acústico en función de la sala que sea.
Santander 6 de abril
Vitoria 7 de abril
Bilbao 12 de abril
A Coruña 13 de abril
Ciudad Real 19 de abril
Madrid 20 de abril
- Su formación original es un trío. ¿Cuál es la clave para dar un buen concierto de rock con tan solo tres músicos sobre el escenario?
- El panorama musical está lleno de grandes ejemplos. Creo que hay que ser muy bueno. Los que lo consiguen hacer es porque son muy buenos. Porque hay que rellenar mucho. Las canciones tienen que ser muy buenas y la cosa tiene que ser incontestable. Pero desde Leño en los 80 ya se veía que esto se puede hacer, solamente hay que hacerlo bien.
- Y compatibiliza esta faceta con la de guitarrista en la banda de Leiva, formada por ocho músicos.
- Me gusta mucho tocar ahí con él y a él conmigo. Tenemos una relación un poco atípica en el mundo de la música porque entre las dos bandas nos ponemos de acuerdo y tenemos coordinadas las dos agendas. Nos organizamos a lo mejor con un año y medio de antelación. Ha habido muchos momentos de mi vida en los que se me han solapado las dos giras. Y se puede hacer todo, a costa un poco de la salud, pero aprendo muchísimo con ellos. Me gusta mucho ser guitarrista y estar a un lado y vivir esa parte de los shows me encanta.
- ¿Qué suena en su furgoneta cuando están de gira?
- Va variando. Como cualquiera en su coche puede tener discos que suenan mucho hasta que los jubila durante un tiempo. Pero tenemos muchos discos cabecera: de Lucinda Williams, de Wilco, de los Jayhawks... Gerbas (bajo), es un poco el detective del grupo y siempre nos está enseñando cosas nuevas y hace bastante de 'pincha'.
- ¿Aprovecha las horas muertas de la gira para componer?
- Siempre te acabas llevando una guitarra y por épocas escribes más, y por épocas escribes menos. Pero al final estás todo el rato rodeado de mucha gente. Realmente tocas durante dos horas y pasas las otras 22 conviviendo. Es casi una forma de vida. Leemos, jugamos al póker, al monopoly… y a todo lo que se nos ocurra. Nos entretenemos como buenamente podemos.
- ¿Ya ha compuesto algo? Aunque igual es meter mucha presión ja, ja.
- (Risas) He escrito, he escrito varias; tendré cuatro o cinco canciones nuevas, pero realmente pretendo como siempre tener veinte o veinticinco para hacer un disco. No me conformo con doce, vaya. Cuando compongo, necesito tener suficientes como para hacer una criba, así que no he hecho más que empezar.
- Las letras son su punto fuerte. ¿Qué opinión le merecen las canciones que se ponen de moda en la actualidad, las que copan las emisoras y bares de marcha, con estribillos muy pegadizos pero habitualmente poco que contar?
- (Resopla) Pues qué te voy a contar… Las letras son para mí una parte muy importante y probablemente la que más inseguridades me genera. Igual por eso intento dedicarle todo el tiempo que puedo. Por eso cuando escucho muchas de las cosas que están sonando por ahí a todas horas me da muchísima rabia. Lo interpreto como otro tipo de ocio. Lo interpreto como música para bailar o no sé ni para qué. Música para otras cosas, no para emocionarse, no para experimentar esas sensaciones. Quizá para emborracharse, estar con los amigos y ya está. Se pierde un poco la profundidad de las canciones y se acostumbra a las nuevas generaciones a oír música sin detenerse a escuchar la letra, porque no les están contando nada. Y me da pena porque hay gente muy buena escribiendo cosas muy bonitas y no se les da el eco que deberían tener entre tanta basura.
- Ni siquiera en televisión, donde hace años que la música parece que ya solo se cuela si es en un reality show.
- Considero que no hay ningún programa de música ahora mismo. El único con música en directo es el de Buenafuente, y es en una cadena de pago. Alguien ha considerado que la música en directo baja audiencia y nadie tiene los huevos de hacer un programa de ese tipo y de intentar hacer las cosas bien. A la gente hay que enseñarle de todo. Si solo le pones una cosa, acabas obligándole a que le guste esa cosa. Si empiezas a poner programas de música, la gente se va a interesar por los programas de música y no va a bajar la audiencia. Pero tener un buen programa de música supone contar con un buen equipo y unos medios que hoy por hoy no creo que ninguna cadena pública esté dispuesto a hacer. Da mucha pena, pero es así.
- ¿Siente pudor a la hora de enseñar por primera vez las letras que compone?
- Me cuesta. Se las enseño a mi hermano, a mis amigos, a mi chica… Intento enseñarlas para no quedármelas yo y no perder perspectiva. Pero me cuesta mucho, soy muy tímido en ese aspecto. Cuando escribo tanto sobre mí como en este disco y voy tan de frente, me tengo que enfrentar en momentos como la promoción a hablar de cosas que a lo mejor no me apetece hablar. Supongo que también al haberme soltado tanto y haber dejado tanto de mí ha hecho que la gente conecte más profundamente.
- ¿Encuentra una función terapéutica en la composición?
- Sí, no sé si lo suficiente como para curarme, pero alivia. Me sirve un montonazo. A veces incluso para decirle a alguien cosas que no le has dicho o que de otra manera no te sale. O no has podido o no has querido. Y encuentro en las canciones un refugio en el que, entre comillas, vale todo.
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