Secciones
Servicios
Destacamos
Corea del Sur es uno de los mercados musicales más importantes del mundo. Concretamente, el octavo, según un artículo publicado el pasado verano en ‘Bloomberg’: pese a que su población supera por poco los 50 millones de personas, los ingresos por ventas de música se ... sitúan por delante de los de China o India, donde la piratería arrebata buena parte del pastel. La presencia internacional de los artistas surcoreanos experimentó un punto de inflexión en 2012, cuando el pelotazo global de ‘Gangnam Style’ brindó el primer contacto de muchos oyentes europeos y americanos con la industria pop del país asiático, una máquina imparable de fabricar éxitos. Es el llamado ‘K-pop’, el primo pequeño del ‘J-pop’ japonés, con sus grupos prefabricados, coreografiados y cuidadosamente manejados desde arriba para optimizar la inversión. Los artistas suelen ser chicos y chicas jovencísimos, guapísimos, autoexigentes y muy disciplinados, por la cuenta que les trae, ya que estos proyectos suelen regirse por un férreo código de conducta.
Pues bien, SsingSsing no tienen nada que ver con esa música que da fama internacional a su país, o quizá sí, porque reproducen de una manera rara la asignación de roles tan característica de las ‘boy bands’ y las ‘girl bands’. Y ahí ya se ha deslizado la palabra ‘raro’, uno de los términos que resultan ineludibles al hablar de SsingSsing: ellos mismos, en las tres o cuatro líneas con las que se presentan en su perfil de Facebook, se han resignado a utilizar dos veces la palabra ‘extravagante’. La primera, para describir su música, y la segunda, para describir su aspecto.
Vamos a empezar por lo primero: SsingSsing se han especializado en una fusión de folk coreano y rock. Su formación se presenta partida por la mitad: por un lado, están los tres cantantes (el líder Hee-moon Lee, Da-hye Choo y Seung-tae Shin), que se atienen más o menos a las normas tradicionales de las distintas variantes del folk coreano, englobado bajo el término genérico de ‘Minyo’. O eso dicen, porque tampoco vamos a fingirnos ahora especialistas en las intrincadas tradiciones vocales de extremo oriente. Por otro lado, están los tres instrumentistas (el bajista Young-gyu Jang, el guitarrista y teclista Tae-won Lee y el batería Chul-hee Lee), que producen bases de pop y rock con especial querencia por los ritmos del funk y el reggae. El resultado suena fresco, estimulante y, en efecto, bastante raro: al oído poco entrenado, las trémulas líneas vocales le pueden recordar los cantos de los indios americanos, con perdón por la barbaridad cultural, con unos coros juguetones que rebosan frescura (su imitación rítmica de ‘samples’ electrónicos en el vídeo de abajo es una baza segura) y unas melodías sorprendentemente pegadizas.
Claro que el efecto chocante se multiplica cuando se tiene en consideración la segunda extravagancia, la visual. Aquí también se produce una separación tajante: los instrumentistas son tipos circunspectos ataviados de manera más o menos anodina, mientras que los vocalistas suelen parecer recién salidos de la fiesta ‘drag’ más loca de Seúl, con su maquillaje alienígena, sus pelucones ingrávidos y sus taconazos de palmo. SsingSsing (el nombre, por cierto, es una onomatopeya coreana para algo que se mueve a gran velocidad) cultivan una estética que resultaría llamativa en cualquier contexto, pero que parece casi inconcebible en un proyecto relacionado con el folk. Claro que en esa apreciación nos desmiente Hee-moon Lee, el cantante solista y promotor del asunto, que entronca directamente su apariencia con las costumbres ancestrales de su país: «En el arte tradicional coreano, los chamanes varones, llamados ‘baksu’, tienen el cuerpo de un hombre. Pero, como médiums que son, necesitan más de una identidad sexual, ya que canalizan espíritus masculinos y femeninos. Cuando yo actúo como un personaje femenino y canto, tengo que sobreponerme al hecho de ser un vocalista masculino y hacer todo lo posible por aportar un sentimiento más neutral, unisex», argumenta.
Lee, un tipo que ha estudiado con venerados maestros tradicionales de canto folclórico, asegura que en ese reto le ayuda su devoción juvenil por Madonna: «¿No es ella la madre de todas las minorías sexuales, que abraza todos los géneros?», plantea. Y lo cierto es que resulta más fácil imaginárselos colaborando con Madonna, siempre atenta al talento ajeno, que con Girls Generation, f(x), BTS o cualquier otro de los gigantes pop de su país.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.