Emilio del Valle
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Emilio del Valle
En el año 2021, Manuela Vos, escalaba en las Agujas de Tajahierro, en Fuente Dé, cuando una caída accidental la dejó parapléjica. El pasado mes de septiembre se convirtió en en la primera mujer española campeona del mundo de paraciclismo (handbike). El director y dramaturgo ... Emilio del Valle, de [in]constantes teatro lleva su historia y a ella misma al escenario para indagar y reflexionar sobre la realidad de las personas con discapacidad, su inclusión real o no en la 'normalidad' de la vida cotidiana. Lo hace, en una coproducción con la compañía cántabra Escena Miriñaque y Tranvía Teatro que lleva por título 'El vuelo infinito' y que se ofrecerá hoy, sábado, a las 20.30 horas, en el Teatro Concha Espina.
-Dedica su obra a Manuela Vos ¿Cómo plantea su vida en una dramaturgia?
-Más que dedicada, prefiero pensar que está inspirada en Manuela porque el objetivo de la pieza es ser capaces, o al menos intentarlo, de generar una metáfora, a partir de ese momento de su historia biográfica, y conseguir que esa historia se convierta en la historia de mucha gente, que bien por un proceso similar o por otros vive con una discapacidad y tienen problemas similares.
-¿A qué problemas se refiere?
-Muchos. Desde la atención que reciben, las pensiones que les quedan, si pueden transitar por la ciudad con normalidad a la invisibilización que padecen cuando entran en las residencias especiales que se acaban convirtiendo en residencias gueto. Donde la gente entra y prácticamente no quieren salir porque les resultan mucho más cómodo. Cuando Manuela insistió en qué hiciéramos algo juntos puse como condiciones contar su historia, que ella estuviera dentro y que lo ejemplar no fuera ella, si no que la historia se convierta en sí misma en un ejemplo de otras muchas.
-Entonces, más que contar la historia ¿esta dramaturgia es una llamada de atención?
-Sí, una llamada de atención sobre la necesidad que hay que avanzar, y hemos avanzado muchísimo, pero hay que seguir haciéndolo. Intentamos hacer una pieza de teatro, profesional con todas las de la ley y que la gente que vaya a verla salga con la sensación de haber vivido una experiencia de artes escénicas con todas las de la ley porque Manuela en escena está rodeada de dos actores de altísimo nivel, de una pianista que ha hecho la composición musical y de una experta en audiovisaules porque queremos ofrecer una experiencia ética y estética.
-¿Cómo cuenta esa historia en un formato escénico?
-No es la primera vez que trabajo con sillas de ruedas en un escenario, pero sí que es la primera que lo hago con alguien que la necesita de verdad. Y esto me lleva a una reflexión: ¿Dónde están los actores con silla? o mejor dicho ¿por qué no están? ¿por qué no están en las escuelas de teatro, del mismo modo que cada vez más están en las universidades?... Me he dado cuenta que cuando me enfrento a la realidad de un personaje tetrapléjico o parapléjico no llamo a un actor o una actriz que lo sea para interpretarlo si no a intérpretes que no lo son y a los que les pido que se busquen la vida y se curren la silla de ruedas hasta conseguir ser creíbles. Y esta situación también debemos hacerla visible para generar conciencias y avanzar hacia lo que debería ser normal en las personas con discapacidad.
-¿A qué normalidad se refiere?
-Tenemos una mirada distinta para todo aquello que no entra en el canon de la normalidad y nuestra apuesta es enviar el mensaje de que la normalidad es muchísimo más compleja y que en ella caben negros, blancos, altos, bajos, feos o guapos y también capacitados y personas con discapacidad porque la palabra de capacitación no tiene nada que ver con lo que uno es capaz o no es capaz de hacer.
- Ahora que habla de palabra. Hace muy poco que se ha aprobado el término de persona con discapacidad. ¿Esto es importante o un simple gesto?
-El lenguaje siempre es importante. Por más que nos cueste. Luchamos contra él por una cuestión de norma, pero está vivo y se va enriqueciendo y es permeable respecto a lo que pasa en la sociedad y a lo mejor se tarda algo de tiempo, pero todo el lenguaje que ha ido incorporando el movimiento feminista en nuestra vida llegará un momento en el que será normal. Igual el 'chique' o el 'todes' tarda más, pero hemos visto cosas más raras.
-¿Como cuáles?
-La RAE acaba de incorporar al diccionario 'chundachunda', para definir música fuerte o machacona, y 'machirulo'. ¿Cuál es el problema con chica, chica, chique, qué a Arturo Pérez Reverte le parezca una gilipollez?
-¿Cómo definiría a Manuela, la protagonista de la obra?
-Cuando empezamos la obra era una gran amiga, pero su manera de estar en el mundo y su bonhomía alegran a todos los que estamos a su lado y siendo como es una persona con dificultades hace que cuando pasas cinco días seguidos con ella se te olviden. Ahora la amo. La persona que la acompañaba en la escalada cuando tuvo el accidente y que lo sigue haciendo de forma permanente dice que es luz. Y eso es algo que yo comparto porque es una mujer que ilumina el espacio en el que está y consigue sacarnos lo mejor de nosotros mismos.
-¿Cómo ha sido la colaboración de Escena Miriñaque en la obra?
-Imprescindible. Colaborar con Miriñaque era una vieja aspiración de [in]constantes. Llevábamos mucho tiempo queriendo robárosla un rato. Es una joya que no sé si acabáis de valorar y después de este trabajo solo puedo decir que estábamos en lo cierto. Es una compañía profesional, rigurosa y que no ha dejado de aportar ideas, trabajo y esfuerzo y gracias a esas aportaciones la obra ha salido como ha salido.
-Hablemos ahora de [in]constantes, ¿en qué punto está?
-[in]constantes para mí es un modo de vivir. Son treinta años de compañía. Hemos atravesado etapas malas, como todas, pero yo no tiro nunca de pasado y desde el presente estamos atravesando un momento extraordinario desde el reconocimiento institucional a la compañía y al trabajo a la suerte inmensa de seguir haciendo lo que nos da la gana y lo digo sin chulería pero con el afán de saber que estamos eligiendo permanentemente qué hacemos y por qué.
-No le gusta mirar al pasado, pero retroceda a los inicios. ¿El mundo del teatro es el que esperaba?
-Ha habido un gran cambio, pero que afecta solo a actores y actrices. En los años ochenta cuando yo empecé lo de las televisiones tal y como lo vemos hoy eran utopías y no hablo solo de las plataformas, también de las televisiones autonómicas y las cadenas privadas que abrieran unas expectativas que dieron mucho trabajo. Sin embargo, en lo que se refiere a apoyos institucionales hemos ido a peor. Tenemos peores presupuestos lo que hace que no se puedan subir los cachés y eso acaba con las expectativas de muchos intérpretes.
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