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ÁLVARO G. POLAVIEJA
santander.
Domingo, 14 de febrero 2021, 08:45
En pleno Alarde, la fiesta grande de Hondarribia, una mujer aparece asesinada. De este suceso parte la trama de 'La hora de las gaviotas', la nueva novela del escritor Ibón Martín (San Sebastián, 1976), que el autor presentará el próximo martes en el Ateneo de ... Santander, en el marco de la programación del Aula de Cultura de El Diario Montañés. El título es un nuevo y brillante ejemplo de novela negra, género entre cuyos autores Martín se ha consolidado como una de las grandes referencias tras el éxito de obras como 'El valle sin nombre', la serie 'Los crímenes del faro' y especialmente 'La danza de los tulipanes', con la que alcanzó el éxito hace dos años. Ahora su nueva novela es publicada por Plaza&Janés, sello de la prestigiosa Penguin Random House.
-Asesinatos, oscuridad, maldad, intriga... La novela negra está más vida que nunca. ¿Por qué?
-Es la novela que mejor nos permite reflejar nuestra sociedad. En ella se incluyen temas de actualidad y te permite incluso denunciar situaciones injustas. Por una parte el lector se ve muy implicado con los personajes y las tramas que se cuentan, y por otro es un género muy ágil, muy rápido. En un tiempo en el que hay tantos entretenimientos que compiten con la lectura parece que esa conexión tan inmediata con el lector ayuda.
-¿Cómo es su nuevo libro, 'La hora de las gaviotas'?
-En esta historia se combina la tensión de arrancar con un crimen en la primera página, con un contraste total entre el ambiente festivo y la aparición de un cadáver, con momentos de respiro en los que el lector puede disfrutar del paisaje y del entorno, que al fin y al cabo es la costa cantábrica y es un lujo poder pasear por ella, aunque sea a través del papel y de la imaginación.
-¿De dónde surgió la idea de esta novela y cómo ha afrontado su desarrollo?
-En mi caso es el paisaje el que me inspira, y este proyecto surgió de un paseo por Hondarribia, un lugar que me cautivó y en el que encima enseguida supe el día en que tenía que colocar la trama, que es el día del Alarde. Es una fiesta que lleva unos años envuelta en la polémica porque hay quien defiende la participación de la mujer y quien trata de boicotearla. Esa situación generaba un caldo de cultivo que me daba mucho juego a la hora de colocar temporalmente la novela.
-La tradición, el entorno rural y natural, la presencia y la fuerza de los personajes femeninos son algunas de las características de sus obras. ¿Por qué le interesan estos aspectos?
-Me siento muy cómodo escribiendo desde la piel de los personajes femeninos. Me gusta mucho desarrollar personajes como el de Ana Cestero, la gran protagonista de la novela. Es una mujer que ha llegado a un puesto importante de responsabilidad siendo mujer y muy joven, lo que la obliga a tener que dar explicaciones que a los hombres no se les pedirían. Me gusta meterme en la mente de una mujer y ver los problemas que tiene que afrontar en el desarrollo de su profesión policial y también a nivel personal.
-El paisaje es un personaje más de su nueva obra. ¿Por qué?
-Para mí el paisaje tiene la importancia de que aunque sea mentalmente voy a vivir un año entero, que es lo que me lleva escribir una novela, en él, y también físicamente con muchos viajes a la zona. Por esa razón el paisaje tiene primero que cautivarme, que enamorarme, y eso luego se nota, que son paisajes que me dicen, y que disfruto mucho encajando a los personajes y las tramas en ellos para exprimir al límite las posibilidades que ofrecen esos lugares. Supongo que se nota que empecé en todo este mundo de la literatura por la temática de viajes y guías de excursiones. Disfruto mucho el encontrar paisajes nuevos y también el reto de describirlos.
-Esa necesidad de conocer los lugares retrata una cierta tendencia al realismo.
-Si, tengo que conocer los lugares, no me valen los lugares exóticos porque no tengo manera de sumergirme en esos paisajes y de olerlos y palparlos de la forma en que lo hago con los de aquí.
-¿Con qué objetivo escribe sus libros? ¿Hay un mensaje de fondo en el retrato social y psicológico que realiza?
-Al final en la novela negra siempre hay una crítica social, que es algo que aprovechamos todos los autores. En el caso de 'La hora de las gaviotas' me interesan mucho las luchas contra las desigualdades de género, de clases... En este caso la novela me permite denunciar lo que está ocurriendo, el fanatismo que rodea a una fiesta como la del Alarde, y hablar abiertamente del problema de los malos tratos, algo de lo que pese a que oímos constantemente hablar de ello y prácticamente cada semana tenemos noticias de mujeres asesinadas, creo que lo tenemos muy banalizado.
-¿En qué sentido?
-En el de que lo vemos como algo en cierto modo lejano, cuando en realidad cada día, cuando salimos a hacer cualquier cosa, lo más probable es que nos crucemos con algún maltratador pero a nosotros nos preocupa mucho más la posibilidad de encontrarnos con un loco con un cuchillo o con un terrorista.
-La lucha del bien y el mal es otro de los ejes de la novela negra. En su caso, ¿cómo afronta esta dicotomía?
-La novela negra te permite retratar al ser humano como ninguna, porque entran mucho en la psicología de los personajes y nos llevan a descubrir todos sus secretos, esos secretos que en general son los que mueven a la Humanidad. El odio, por ejemplo, es un sentimiento que convive con nosotros, que está ahí todos los días y en todas partes, y todos nosotros somos susceptibles de caer en sus garras. Jugar con él en la novela, hacer que sea el hilo conductor, convertirlo en la línea que separa el bien y el mal, y hacer sentir que en cualquier momento te pueda arrastrar hacia éste es algo especialmente interesante.
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