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Mucho curioso en la plaza de Farolas para husmear entre los libros de los casetas; es lo que tienen los veranos ausentes del Cantábrico, que fomentan sobremanera la cultura -la libresca, la museística, la gastronómica o incluso la del consumo, con los centros comerciales erigidos ... en templos-, al menos en detrimento de otra cultura, la playera. Así que desde el domingo, forasteros y locales, veteranos y noveles, se arraciman por las estribaciones de la bahía santanderina y entre ascensión y descenso para hacerse la foto de rigor en el Centro Botín, acaban recorriendo la gran 'u' de puestos de libros que son ya un clásico de cada agosto, con sol de justicia o borrasca norteña.
«Hay que traer un poco de todo, porque hay mucho visitante y necesitas un fondo comercial, pero también hay libros muy interesantes», asegura Manuel del Pino, un librero barcelonés que tiene una de las ofertas más variadas, desde literatura de los cincuenta hasta bibliografía y ciencias sociales. Y hasta una sección de erotismo, aunque buena parte la tiene guardada «por lo que pudiera ocurrir»; no en vano, en Granada hace algunos años tuvo un disgusto con la viuda del gobernador civil, completamente escandalizada con algunos títulos y portadas.
Justo al lado, Javier Tazón hijo ofrece una completa colección de temas locales: ejemplares de 'Peña Labra', ediciones ilustradas de Julio Sanz Saiz o una sugerente colección de postales de 'La explosión del Cabo Machichaco', que encaja a la perfección con la ubicación de la feria, a doscientos metros del lugar fatídico. Junto a un 'Homenaje a Sánchez Mejías' compuesto con facsímiles de la Casona de Tudanca, la pintura regional: 'Faros de Cantabria', de Eduardo Sainz, y 'Cien años de pintura en Cantabria'.
También Paco Roales ofrece fondos locales a muy buenos precios; la biografía de Pereda de Benito Madariaga sólo cuesta veinticinco euros. Además, tiene buenos cómics, aunque en el tema de la viñeta el ganador absoluto sólo puede ser Asunto Tornasol, librería santanderina que tiene a Hergé por santo y seña, y hasta decora la mesa con las cubiertas de Tintín. En Antuñano podemos encontrar los libros que todo lector cántabro debiera tener en casa, desde la historia del Racing de Teodosio Alba -a muy buen precio, sólo cincuenta euros, casi la mitad de lo que cuesta por internet- a las obras completas de Manuel Llano. O la inexcusable lámina de Hoefnagel, el grabado de Santander para el 'Civitatis orbis terrarum', que se puede llevar a casa por tan sólo seis euros. En el puesto de Carmichael Alonso, junto a piezas de bibliófilo hay obras mucho más asequibles, como toda la colección Verso y Prosa del Consejo Social de la Universidad de Cantabria, a tres euros el ejemplar. Merece la pena repasar las primeras creaciones de Juan Antonio González Fuentes, Ana de la Robla o Regino Mateo, por ejemplo.
Obras completas Autor: Francisco de Quevedo. Precio: 4.000 euros. Librería La Trastienda (León). La edición de Verdussen, de finales del XVII, es muy difícil de conseguir, y más en tan buen estado. Son tres volúmenes encuadernados en piel.
Los árboles Autor: Julio Sainz Sanz. Precio: 75 euros.Librería Kattigara (Santander). Editada en 1970 por la Institución Cultural de Cantabria, esta edición de lujo y numerada lleva ilustraciones del poeta de Torrelavega. Como guinda, tiene un prólogo de José María de Cossío.
Constitución de la república española (1931) Precio: 800 euros. Librería Anticuarios. Mundus Libris (Salamanca). Encuadernado de cuero repujado y con detalles institucionales, su perfecta conservación le convierte en objeto codiciado por coleccionistas.
Los encuentros son, como siempre, inevitables; frente a la caseta de los Anticuarios Mundus Libri, el bibliófilo Roberto Lastra hace las presentaciones: «Tienen una librería maravillosa en Salamanca, junto a la Casa de las Conchas». Ana Fontes lo confirma: ocupan la antigua entrada de un convento de agustinas diseñado por Churriguera. Su catálogo está en consonancia: manuscritos, libros del XVI y XVII, ediciones prínceps del 98 y del 27, libros dedicados... «Los lectores demandan muchos temas náuticos», así que han traído unas 'Ordenanzas de la Armada Naval', de 1783. Aunque su fuerte es el coleccionismo, como muestra por ejemplo la edición limitada -sólo para los parlamentarios- de la Constitución de 1931, ornada con una cinta con la bandera republicana y los cierres del estuche con Daoíz y Velarde -los dos leones del congreso-.
En la caseta de Páramo predominan los temas históricos, y las novelas a buen precio. Lucen, además, un cartel de Urueña, la villa del libro de la meseta. Sus vecinos leoneses, La Trastienda, repiten también este año. Con toda la picardía -la pesca necesita 'cebos', hasta la de lectores, aprovechan el tirón goyesco para ofrecer una monumental edición de 'Los caprichos', que no sólo reproducen las láminas, sino también las planchas originales. Todo un lujo por sólo doscientos euros.
Aunque la oferta va mucho más allá: las 'Obras Completas' de Francisco de Quevedo, en edición de Amberes de 1691, un libro de contabilidad de 1794, las obras de Feijóo o un cantoral del siglo XVII compuesto por 84 pergaminos alcanzan precios mareantes para los neófitos, pero muy ajustados según comentan los expertos, que vienen y van de los puestos, en un juego entre la seducción y el regateo que mantienen con los libreros, los libreros y también contra ellos mismos.
Desde Valencia viene El Asilo del Libro, que ofrece desde grabados del XIX a miniaturas como la colección Pulga, aunque sobre todo triunfan los libros de texto de los años cincuenta y sesenta, los afiches de cine y los ejemplares de El Alcázar. Aunque ellos apuestan por el tema marítimo, y su joya es un 'Traité du navire', publicada en París en 1716 y que cuenta con impresionantes grabados y desplegables. También en Maestro Gozalbo apuestan por la calidad, destacando un monumental 'Beato'.
Para los seguidores de Cela, en Jiménez Bravo tienen una buena colección de 'Los papeles de Son Armadans', junto a novelas de quiosco y 'Celias' de época. Y en Al Tossal, por sólo diez euros se pueden llevar la edición de Alianza de 'El guardián entre el centeno', con portada del memorable Daniel Gil. Buen fondo de novela contemporánea podemos encontrar en Marcos Cachuán, y el sevillano Antonio Castro trae una sección de tauromaquia. Desde Bilbao repite De Lance, que además de fotografías y recortables originales, apela a la nostalgia con sus mapas entelados de colegio. «Tenemos que ser originales», propone la librera Gerarda Porrúa; «no podemos traer siempre lo mismo y contar la feria de la misma forma». Claro que no. Cada caseta, como cada libro, es todo un mundo.
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