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El periodismo cultural es una vocación en sí mismo. Una devoción que, en estas últimas semanas ha obligado a los profesionales a informar desde sus casas con el teléfono como principal micrófono. Desde sus hogares seis periodistas con demostrada experiencia en este campo observan cómo ... la crisis del coronavirus se ceba con un sector ya maltrecho ante la indiferencia de unos políticos que nunca y tampoco ahora le han brindado el interés necesario. La forma de consumir cultura va a cambiar, sostienen, el consumo digital seguirá aumentado y también su manera de contar las cosas, de hacer llegar al público sus historias va a ser distinta. La crónica cultural también tendrá que adaptarse a un nuevo marco, en el que ellos se pondrán de parte de los creadores.
Miguel Lorenci - Colpisa
Miguel Lorenci lleva treinta años en la agencia Colpisa. Para él trabajar en casa «es lo más parecido a hacer periodismo de clausura. Lo que es una contradicción» y lamenta no poder hacer las entrevistas en persona «porque mirar a la gente a la cara es primordial en nuestro trabajo. Muchas veces los gestos de nuestros entrevistados o su reacción ante las preguntas es mucho más interesante que sus palabras». De momento cree que el teletrabajo continuará aún una tiempo y apunta una fecha clave: «Las cosas pueden cambiar a partir de la celebración de San Jordi, que se ha aplazado al día 23 de julio. Ya veremos cómo se desarrolla». Aparte de la faceta profesional y de cómo va a cambiar su forma de informar, mira con preocupación el futuro de la Cultura tras la crisis del coronavirus. «El varapalo va a ser grande, sobre todo en lo que respecta a los espectáculos en vivo y con respecto al consumo vamos a vivir un cambio de hábitos». Asegura que estos días las plataformas audiovisuales tipo Netflix han experimentado una mayor demanda que continuará tras el coronavirus. En cuanto a los libros, «también cambiará la forma de leer». Su conclusión: «el mundo digital va a explotar dentro de la cultura».
César Coca - El Correo
«Creo que no había hablado tanto por teléfono en toda mi carrera», asegura César Coca del diario El Correo que, como el resto, también echa en falta la calle y la posibilidad de hacer las entrevistas cara a cara. Ahora también por primera vez en su trayectoria se ve obligado a «contar lo que no está pasando», algo que considera «es bastante raro en esta profesión». «Estamos acostumbrados a publicar noticias, a entrevistar a escritores porque publican un libro o músicos que llegan a ofrecer un concierto. Así que estos días contamos lo que no están haciendo y dando más relevancia a sus proyectos porque hace dos meses que no se ha editado nada nuevo ni abierto una sala de espectáculos». El coronavirus, destaca, va a dejar el sector «muy tocado». Y las primeras medidas que se han adoptado en esta desescalada hacia la nueva normalidad, expresión que está seguro «haría remover a Cervantes en su tumba», no le convencen. «Abrir las librerías con cita previa es de un exotismo...». No tiene sentido «porque a lo lectores nos gusta pasearnos por el espacio y recrearnos en las estanterías». Recuerda también que las editoriales han dejado de presentar sus novedades «y esto, sin duda, es un palo para el sector», y augura que los museos «tendrán complicaciones con la limitación del aforo», pero «la catástrofe más absoluta» se va dar en los espectáculos en vivo. «Habrá que ir a la sala con mascarilla, con gel desinfectante y guardar distancia entre las butacas. Va a parecer que estamos en un quirófano más que en un teatro». Por último, repercutirá en la venta de abonos para las temporadas. «Estas medidas van a quitar las ganas de ir a una sala, sobre todo a la gente mayor, que comprará entradas para los espectáculos sueltos».
Guillermo Busutil - La Opinión de Málaga
Para este veterano periodista, autor de 'La cultura, querido Robinson (Fórcola Ediciones)', «ahora más que nunca el periodismo cultural se hace necesario por su didáctica de la mirada, del pensamiento, de la sensibilidad y del estímulo de la creatividad que vamos a necesitar para reconstruir el mundo, para dialogar con los nuevos modelos de relación y de disfrute con la realidad». También dice que «ahora ha de desempeñar más que otras veces la función de contar buenas historias propiciando la reflexión y enriqueciendo la inteligencia emocional». Pero lo que más le preocupa es que «de verdad las empresas de comunicación se tomen en serio la importancia del periodismo cultural y su función social, y no sea lo primero que desmantelen o continúen devaluando, como intuyo». En cuanto a cómo va a afectar la crisis al sector, dice que «la política española tiene la responsabilidad de darle definitivamente a la cultura el valor real que tiene como instrumento de identidad, de comunicación, de innovación y de progreso que representa. Otorgarle el significado de patrimonio y de servicio, lo mismo que de empresa capaz de generar empleo y economía, igual que en Francia, en Alemania o en el mundo anglosajón». Ello se lograría a través «de un ministerio eficaz, una colaboración conjunta con el sector, y el reconocimiento a quienes contribuyen a ella con su talento, su creatividad y su capacidad en la gestión». «Es vital para la cultura que se proteja a sus trabajadores, con ayudas económicas sujetas a proyectos o realización de un trabajo de calidad a medio plazo» y que las instituciones «sientan la cultura y la respeten como se merece, en lugar de intentar subvencionarla desde lo ideológico o entenderla como una mera industria del entretenimiento».
Fernando García - La Vanguardia
Este santanderino asegura que la crisis sanitaria «nos obliga a los periodistas culturales a tirar de imaginación, ser más creativos y más fructíferos». Según señala hay muchas cosas que se pueden hacer y otras que no, «pues los contenidos presenciales están en suspenso» y que esto afecta «de forma devastadora al cine o el arte y en menor medida a la literatura ya que leer no es un acto tan social y se puede disfrutar en solitario». Este panorama obliga, según indica, a «que nosotros tengamos que echar mano de la creatividad y crear nuevos contenidos», aunque también le ve el lado positivo: «Estamos aprendiendo al mismo tiempo». Para García, aún es pronto para cuantificar las consecuencias, pero sí tiene claro que «muchas cosas van a cambiar o lo harán de una manera más rápida». En este sentido, sostiene que las plataformas alcanzarán mucho antes la meta a la que se dirigían y que los museos adoptarán una nueva forma de hacer exposiciones. Asimismo, apunta a que la situación actual «va a suponer un meneo creativo porque nuestra forma de ver el mundo ha cambiado y es lógico que el mundo del arte también lo haga». Por último, opina «que la desconsideración política de la cultura es patente y evidente, tal y como se ha demostrado».
Jesús Ruiz Mantilla - El País
«Estamos en un momento en el que los periodistas culturales tenemos que ser exigentes e intentar que el entramado salga perjudicado lo menos posible», afirma el cántabro Jesús Ruiz Mantilla, quien aboga porque los profesionales de la información estén más atentos a las demandas del sector y también «a insuflar de moral a la gente». Este profesional y también escritor asegura que «internet se ha convertido en la nueva realidad cultural» e insiste en que «nosotros los periodistas debemos aliarnos con los creadores ya que el Gobierno no está a la altura». «Tenemos que ser vigilantes, pesados y exigentes al mismo tiempo que abracemos a la gente con nuestras informaciones». En cuanto al futuro: «Espero que quede un poquito mejor que lo que tememos pues todo apunta al desastre» ya que la situación indica que la gente va a salir con mucho miedo y este sector «aunque en algunas cosas se puede disfrutar en soledad está indicado para compartir. Me preocupa mucho lo que vaya a pasar con los espectáculos en vivo».
Carmen Naranjo - Agencia EFE
Esta periodista cántabra observa que «en estas últimas semanas los periodistas culturales, además de reconvertirnos, prestamos atención a cuestiones que antes, con la actividad del día, no veíamos tan importantes». Incluso desde la distancia «hemos descubierto el lado más humano de nuestras fuentes y hemos buceado en cuestiones que antes pasábamos por alto». También tiene claro que el futuro de la cultura pasa por lo digital «aunque lo presencial obviamente seguirá siendo importante», y que esta crisis sanitaria ha servido para que muchos sectores «se hayan puesto las pilas, como las librerías que se resistían a vender por internet y estos días han encontrado en ello una salida». Sobre el futuro espera que tras esta pandemia se recuperen proyectos «como la Ley de Mecenazgo que es importantísima» y, sobre todo, que se permita participar a los profesionales del sector en las decisiones políticas que más les afecten. Y no olvida que la educación tendrá un papel esencial.
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