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En pleno confinamiento obtenía el Premio Internacional de dibujo de la Fundación de Arte Daniel & Florence Guerlain. El artista santanderino posee una de las trayectorias ... internacionales más fecundas del arte español del presente. De las galerías Lelong &Co y Cheim & Read a la madrileña Moisés Pérez de Albéniz; de Soledad Lorenzo, antes, a la mayor parte de los grandes museos y centros de arte españoles, del IVAM al Pompidou de Málaga, del Guggenheim al Reina Sofía, además de grandes citas en Europa y Estados Unidos, principalmente. Uslé (1954, Santander) presentará en PHotoEspaña, este otoño en Santander, 'La Línea Dolca', un proyecto instalación de fotografía, «una línea de vida que comienza con un nombre de mi infancia». En principio está preparando cuatro proyectos de exposiciones individuales para la próxima primavera: en Berlín, Nueva York y Madrid. Y, un poco antes, en febrero y, si el covid lo permite, se mostrará en Valencia, en el espacio del Centro de Arte Bombas Gens, una exposición retrospectiva comisariada por Nuria Enguita y Vicente Todolí que se centrará en confrontar obras de final de los ochenta y pinturas recientes.
-Un artista confinado en su estudio es como un preso al que le reafirman en su celda....
-Pues algo así, pero por los años que llevo en esto y lo que practico le aseguro que los artistas no necesitamos que nadie nos reafirme u obligue a hacer lo que nosotros hemos elegido hacer. Tampoco necesitamos que se nos menosprecie ni ninguneen como ha ocurrido recientemente. En general, para mí, la vida no cambió drásticamente durante el confinamiento. Mi vida es muy discreta y paso muchas horas en el estudio, apenas cultivo los eventos sociales. Los artistas somos de algún modo seres autoconfinados, pero soy muy consciente de lo privilegiado que soy: poder intentar hacer lo que nos gusta es el mayor privilegio de los artistas. Estoy acostumbrado a estar en el estudio, con mis chismes, mis útiles, mis rituales y mis dudas y eso es básicamente lo que he hecho: intentar trabajar.
-¿Cree que la pandemia ha certificado nuestra fragilidad?
-Sí, ...pestes, pandemias, gripes, plagas, castigos.... Yo no sé que es, ni qué significa ni cómo se origina esta pandemia, ninguno de mis amigos científicos me han explicado con suficiente certidumbre donde estábamos y de qué iba esto, y lo entiendo, hay que ser prudentes, aunque el derecho a pensar, sospechar y macerar la tentación y los malos pensamientos hacia la idea de un complot van a veces, por derecho, muy en paralelo. La información que recibimos siempre esconde cosas. Es el sentido común y la intuición lo que debe alertarnos, animarnos a indagar e implícitamente a sospechar que el aparente nivel de sorpresa y vulnerabilidad que hemos mostrado muchos países europeos encierra asuntos más complejos.
-¿Por ejemplo?
-Estoy harto de escuchar que somos muchos en el mundo y que vivimos de forma y estilo insostenible, que hemos pecado al ejercitar y disfrutar de pautas sociales y mecanismos que nos habían inducido a ejercitar ellos, los que nos critican, los mismos sacerdotes que ahora nos reprochan, o explican, que vivíamos por encima de nuestras posibilidades, y sin duda, quizás, por encima de nuestras necesidades. Esas tan inculcadas siempre desde el verbo de la caja boba y la 'cultureta mecánica' consumista oficial. Y, ahora, como nos hemos portado así de mal, nos llega este castigo confinante y ¿regenerador?
-¿Diría que estamos inmersos en un humanismo amenazado, inconsciente, provisional?
-La situación actual, esa sociedad de la mentira golosa, con la palabra y el verbo fácil como instrumento para la venta de fáciles verdades; dirigida por líderes y presidentes de guiñol, personajes sacados de caracteres de los dibujos animados; en tiempos de reconstrucción de muros sin sentido, de 'brexits' generalizados y la amenaza de un nuevo anuncio de 'Centenario Terry', donde se sustituye a la chica de camisa blanca por indomables caballeros hacia la reconquista..., da bastante miedo, la verdad.
EN EL ARTE
- Ha dicho que «la intuición y el ensayo imaginativo son cada vez más necesarios al arte y a la sociedad». ¿Pero pocas cosas parecen empujar en esa dirección?
-Vivimos en tiempos de restricción y recesión, recesión económica y recesión de libertades. Parecemos condenados a leer, pintar, escribir, amar.... Todo en y con un ordenador. A veces siento claramente que viajamos hacia atrás, que estamos ya en dependencia, en una sociedad del aplauso a la censura, donde nosotros mismos ejercemos de policías, declaramos y enviamos inconscientemente información sobre nuestra vida privada y la de los demás casi permanentemente y, además, nos recreamos en ello creyendo que nosotros diseñamos nuestro mejor perfil. Nos han regalado juguetes que pueden ser instrumentos de trabajo y conocimiento muy útiles, pero los usamos y los estamos convirtiendo en frivolidades, en meros pasatiempos, deviniendo estos en instrumentos eficaces para mantener a la gente entretenida en el uso de estos alegres confesionarios.
-¿Cómo actuar entonces?
-Por eso para salir de esa inercia lamentable debemos aplaudir y, cada vez más, aquello que se sale de la norma, del idioma y gustos frívolos de rebaño. Yo apuesto por recuperar los libros, el arte, la música, la cerámica, es decir, el tiempo lento, la reflexión y los sentidos. También apuesto por volver al campo, a la tierra, a cultivar el huerto, simultáneamente el tiempo y los productos que vamos a comer. Los políticos aprovechan redes y plataformas para lanzar mensajes cada vez mas vacíos y populistas, se dedican al entretenimiento y al engaño. Nunca la incertidumbre ha sido mejor envasada ni tan dulcemente contaminante como ahora. Nunca se ha mentido tan bien como ahora. Es hora de retirar el plástico.
-¿Cómo navega Uslé entre la fotografía y la pintura?
-Apenas he salido en estos meses, tan solo para comprar lo básico y hacer muchas fotos. Nueva York vacío era un escenario incómodo pero muy llamativo, bastante fantasmagórico y sociológicamente muy interesante. Pero también he disparado en el estudio, lo hago habitualmente, la cámara siempre se mueve por él, hago fotos de obras en proceso, de detalles de pinturas, de sombras, de cómo se hacen consistentes y como se deshacen, las sombras son imágenes muy sugerentes y buenas metáforas sobre el paso del tiempo y el proceso pictórico, de cómo aparecen y se funden las imágenes, y por supuesto del paso de nuestras vidas. Al fotografiar busco coincidencias más que diferencias. La cámara es un útil idóneo al pintor, una extensión del ojo del pintor que recoge fragmentos de sintaxis, momentos y lapsus de zozobra y, en suma, de imágenes que se relacionan formal y temáticamente con su imaginario en la pintura. Un arma para la reflexión y para tomar otra distancia.
-¿El arte recobra en este presente su factor primario de cobijo frente al frío?
-Sí, el frío es la especulación, el imperio del abuso camuflado y tanto exceso de mundo sintético y high tech que tanto idolatrábamos hace bien poco. Tanto como el síndrome del pecado y el miedo con el que ahora nos vacunan. Pero el arte puede ser un instrumento didáctico para ayudar a difundir ese miedo y la vacuna, como lo fue por siglos a través de la historia; o puede ser, por el contrario, un antídoto natural, como lo puede ser también ejercitar nuestro derecho a tener un huerto y plantar para comer y disfrutar. El arte yo lo entiendo como actividad de interior y recogimiento. Hemos llenado ya suficientes plazas y rotondas de horteradas, pero los políticos con tal de dar la nota seguirán apostando por la superficie y el vacío. ¡Que pena!
-¿Cuál es el coronavirus del arte?
-Existen muchos y convivimos con ellos. El mercado puede ser uno, pero sobre todo la manipulación puede ser otro, y grave. Y el arte no esta exento. No obstante, el peor es el innato al arte que solo aguanta una mirada, ese 'arte covid', ligero, infantil contaminado y contaminante, un arte solo de apariencia, de reclamo superficial y vacío. Seguramente las redes tienen mucho que ver con el auge de este 'covidart', ese que mezcla lo vacuo, lo desmesurado y lo histriónico, repleto de colorines estándar que no dicen ni aportan nada. Aquí, rodeados de ese arte las mascarillas las necesitaríamos para proteger nuestros ojos.
LA GESTIÓN DEL ARTE
-¿El arte español existe en el mundo? ¿O existen los Uslé que exponen, ganan premios y forman parte de colecciones internacionales?
-No encuentro justo hablar así; claro que existe el arte español, como existe el arte y, sin duda hay artistas interesantes en nuestro país, pero admito que es cierto que más allá, en los circuitos internacionales, pesa bastante poco. Es difícil ver una presencia española importante y no sé muy bien por qué, pero seguramente alguien es (o somos) culpable.
-Hace ocho años leyó el manifiesto en defensa del arte en España. ¿Ha cambiado algo?
-Ufff!...Bueno, Se habló mucho de cambios, promesas y mejoras... palabras maceradas en crema de promesas. Como artista entiendo que nuestra actividad debe estar separada de la sombra institucional, conviene evitar protecciones, dependencias, etc... pero el sector lleva ya años pasando por una crisis tremenda y se ha hecho muy poco, casi nada, para ayudarlo. Incluso en algunos casos recientes el sector ha sido ninguneado descaradamente por sus supuestos máximos representantes. Arte, cultura y Ministerio igual a la falacia más incongruente y ridícula que se recuerda. Es injusto que en vez de favorecer o facilitar el coleccionismo, se intente destruir.
-¿Aprender a pintar es morirse un poco?
-Pues sí, me gusta esa idea. Hacer y deshacer. Trato la materia, el color, en un intento de dar sentido al mundo, de redefinir buscando una renovación permanente del sentido. Si te quedas en el mismo lugar aplicando las mismas recetas, estás muerto. Los artistas, como el científico que ensaya, probamos un color y otro, en una búsqueda casi convulsiva de conocimiento buscando la sorpresa y también lo esperado, remozar, renombrar e insistir sin perder nunca la condición de lo que somos, de humanidad. Precisamente por eso pintar es una forma de estar en el mundo.
–¿La pintura mantiene su capacidad de comprender el mundo?
–La pintura es un medio de indagación personal y filtración personal, y también un modo de expresión convulsiva. Según la forma en que la practiques, puede ser un vehículo de depuración lenta o un medio formalizador de transmisión inmediato y ligero. Con un trazo se pueden representar muchas cosas y con uso reiterado y sosegado del tiempo podemos acercarnos a la esencia de muchas cosas. Explorar ritmos y practicas de 'revelado' más lento, indagar en velocidades acordes a la reflexión, paralelas al pulso natural de nuestros flujos vitales y del cosmos, importante para conocer y conocernos un poco mejor. Lo nuevo y lo viejo está ahora más que nunca en el taller de las redefiniciones. Pintar no solo es rellenar de colores fáciles una superficie o forma, es también una compleja actividad que implica un estado mental y una espera.
– Y ¿por qué seguir pintando?
–Porque hemos vivido y vivimos desde hace décadas en centros de sistemas inestables, en construcción y destrucción casi permanente; porque al menos en arte manejamos materia, color y barro, y nos gusta descubrir las imágenes que se esconden en el fango, en el caldo primordial de nuestras vidas. Y esto es importante para que nuestras vidas no sean necesariamente estereotipadas, ajenas, asépticas, tan perfiladas, diseñadas, inocuas y esterilizadas que nos imponen y da a consumir el sistema. Y porque el arte es una forma y un concepto necesario para compensar esa localidad, esa tangencialidad, y debemos contribuir desde el arte a favorecer esa riqueza vital que es la diferencia. Parece que acabaremos pronto todos viviendo en la cueva sintética y esterilizada por obligación, y la pintura sirve y convierte las cuevas en lugares tan tangibles como sagrados, lugares abiertos a la interpretación. También porque pintar es reinventar el orden de las cosas, cada día y con libertad, y porque al hacerlo te inventas el dios que tú quieres y no el Bill Gates que te imponen. Espero seguir así, a ritmo lento, para no dejar nunca de asombrarme.
–Y después de la pintura, ¿qué?
–Después de la pintura vendrá la Pintura. ¿Qué formas, sintaxis, sustancia, temas, materiales, etc, se utilizará o añadirá? Eso es otra cosa, pero la pintura no puede prohibirse o desaparecer. ¿Cree que la música, el tacto, y el olfato, desaparecerán? Por mucho que se empeñen en anular nuestras huellas digitales a base de machacar teclados y usar geles, yo creo que necesitaremos tocar y acariciar, conocer y experimentar sensaciones, momentos y modos de experiencia que no pueden sustituirse por otras vías del conocimiento. El placer encapsulado no me sirve, con o sin pandemias.
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