«La obra de Stravinsky abrió las puertas al género del teatro musical del siglo XX»

-¿En qué consiste el espectáculo que va a dirigir esta noche?

-Hemos elegido una versión de 'La historia de un soldado' con un solo actor que reúne todos los personajes pero que lo cuenta de tal manera que el público la entiende perfectamente. En cuanto al género, estamos ante una pieza clave que abrió la puerta al género del teatro musical del siglo XX.

-¿Cómo definiría a Stravinsky?

- Fue un innovador muy potente en términos de ritmo, de metro, de polimetría, polirritmia y una serie de texturas que él exploró de forma magistral en obras como 'La consagración de la primavera' o 'Petrushka'. Pero en mi opinión, 'La historia de un soldado' concentra un uso de la textura musical, muy innovador para aquellos años que también ha marcado al siglo XX. Luego tiene otra cosa importantísima y es que comunica con el público de modo inmediato. Es fácil de escuchar, pese a que tiene una gran complejidad en la factura. A nivel temático también es interesante el tratamiento del cuento original ruso, retomado por Ch. F. Ramuz, un escritor suizo amigo de Stravinsky.

-La historia, además de su repercusión musical, ¿tiene también relevancia literaria?

-Es una fábula preciosa del siglo XIX, quizás algo ingenua para los tiempos que vivimos pues como todos los cuentos de la época estaba escrita para adoctrinar a los niños sobre lo que no tenían que hacer. Pero posee una especie de punto casi bíblico que es cuando el soldado entrega su violín al diablo a cambio de un libro que es el árbol del conocimiento, una tentación que al final le hace perderlo todo aunque con un final triunfal. Como en 'Fausto' de Goethe este cuento describe muy bien donde te puede llevar la ambición desmedida. Es un espectáculo ideal para adultos y niños porque, de alguna forma, a todos les toca.

- La partitura está interpretada por Plural Ensemble que usted mismo fundó. ¿Qué le llevó a hacerlo?

-Una gran pasión y vocación. Tengo una vocación muy definida por la música contemporánea, aunque como todos empecé estudiando música clásica de niño y toqué el piano y la viola durante muchísimos años. En un momento dado me di cuenta de que lo mío era escribir, componer, y me empecé a meter en el lenguaje contemporáneo. De todo esto hace ya muchos años en Argentina. Después me fui a Austria donde seguí mi carrera y, por último, me viene a España y fundé el ensemble por todo lo que implica de renovación y de retomar el pasado de una forma nueva.

-¿Qué es lo que más le interesa de la música contemporánea?

-Su relación con lo anterior. En realidad tiene una gran continuidad con el pasado pero mirando hacia el futuro.

-Entre tantos actores, ¿por qué Ernesto Alterio para este espectáculo?

-Yo ya había dirigido anteriormente esta obra y hace años le comenté a Ernesto, con el que tengo amistad, que me gustaría hacerlo con él por su gran versatilidad. Él tiene una vis dramática y al mismo tiempo un punto irónico que es muy bueno para esta obra que juega al tiempo con el dramatismo y con una situación absurda. Además, Ernesto tiene un punto muy rico para interpretar varios personajes y para narrar al mismo tiempo.

- ¿Es más difícil dirigir a un conjunto musical o a una actor? ¿Quién es más díscolo?

-Los ensembles son grupos pequeños. Cuando fundé este pensaba en la cultura de los ensembles musicales pero también en el teatro. Me encanta Peter Brook que tiene un criterio de compañía pequeña que me fascina. En este espectáculo estaremos en el escenario siete músicos, el actor y yo. En realidad mi trabajo es el de coordinar a un grupo de gente que al final aporta mucho. Esa es la manera de trabajar que a mí me interesa. Me gusta dirigir la acción y al tiempo escuchar lo que proponen porque ello conlleva un diálogo necesario. Así que no me preocupan que sean díscolos, al contrario, me preocuparía que no lo sean. Que no sean creativos.

-¿Su trabajo en la dirección se centra en transmitir la partitura original tal cual o hace su propia interpretación?

-No, no. Este es un concierto absolutamente fiel al trabajo de Stravinsky. Es cierto que como en muchas obras existen elementos de interpretación, pero los lenguajes están muy escritos. Hay muchos detalles de articulación, de ritmos de tempo, de entonación que se respetan al pie de la letra.

-¿La crisis sanitaria les ha perjudicado mucho a nivel de conciertos?

-Se nos han suspendido un total de catorce conciertos y el único que hemos ofrecido por ahora tuvo lugar en Auditorio de Música de Madrid que nos invitó con motivo del Día de la Música. Fue a puertas cerradas y luego se retransmitió en streaming. Todavía se puede ver en YouTube.

- ¿Cómo se presenta el panorama, con incertidumbre, preocupación, optimismo?

-Hemos tenido tiempo de pasar por todas esas fases. Sería inconsciente por mi parte negar la incertidumbre que existe pues hay muchas instituciones que no quieren retomar la actividad hasta 2021. Nosotros, por ejemplo, tenemos una temporada estable con el BBVA desde hace once años. Y en 2020 no se va retomar, Esperemos que el próximo año. Pero, por otra parte hay varios festivales españoles como el de Valencia o el de Cuenca que parece que se retomarán en septiembre o diciembre. Hay que tirar para adelante con prudencia, porque lo último que querrían los músicos es que su trabajo fuera motivo de problemas a nivel sanitario. Hay que ir despacito.