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La geometría colorista, el sello de Okuda, permite reconocer la autoría de sus obras mucho antes de comprobar su firma. El artista santanderino, cada vez con una mayor proyección internacional, se ha enfrentado en los últimos días a un reto: el de llevar una muestra del más vanguardista arte urbano a un pequeño pueblo de Valderredible, Ruerrero, para reflejar la importancia de las personas que dan vida al valle.
Es la primera vez que Okuda, cuyo verdadero nombre es Óscar San Miguel, da protagonismo en uno de sus murales a la Tercera Edad, pues la obra muestra el retrato de dos de las personas que han inspirado esta iniciativa de puesta en valor de la zona y la ha completado con una personal interpretación de su paisaje.
El mural toma el nombre y la inspiración del proyecto que lo ha propiciado: 'Inmortales', una iniciativa que pretende reivindicar la vigencia de esta zona y, sobre todo, de sus gentes.
«No sé que tal se me va a dar representar con líneas geográficas la sabiduría que proporcionan las arrugas a las personas mayores», explicó el artista en la galería Inder&Espacio de Santander, el mismo día en que se presentó el libro 'Inmortales', una edición extraordinaria que recoge imágenes de las personas que han regalado su vida, su trabajo y sus sueños a este valle hoy casi olvidado. Un libro de gran formato en el que participan el reconocido fotógrafo californiano Nathan DeHart, el artista español Adrián Ssegura, al escritora Estefanía Soto y que está auspiciado por la cántabra y valluca Celia Tejada.
Okuda, que ya se ha convertido en el embajador artístico de Valderredible, volvió esta semana al valle tras la intervención artística que llevó a cabo este invierno en el Molino propiedad de Celia Tejada, un emblemático lugar que aspira a convertirse en residencia para artistas de todo el mundo y lugar inspirador de sus obras.
En esta ocasión, tal y como reconoce Okuda el mural tiene un especial valor para él, tanto por su ubicación «en un entorno atípico y especialmente interesante al poder ver su obra ubicada en un contexto muy diferente a las grandes urbes en las que puede contemplarse su trabajo», como por la vinculación personal con el pueblo y sus habitantes que durante esta y otras visitas que ha hecho a la zona ha podido disfrutar.
Próximamente Okuda volará hasta San Francisco, lugar de residencia de Celia Tejada para trabajar en un gran mural. Un proyecto «importante» que sumará a su currículum que pasa por intervenciones en medio mundo, desde una iglesia abandonada en Asturias a un castillo de finales del siglo XIX, en el Valle del Loira, en Francia. París, Lisboa, Londres, Estados Unidos, Nueva Delhi son otros escenarios del artista cántabro.
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