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Gianandrea Noseda (Milán, 1964) está considerado uno de los directores más importantes de su generación. En 1994 ganó el concurso internacional de dirección que le puso al frente de la Orquesta de Cadaqués a la que considera «su familia» y con la que estará esta ... noche en la sala Argenta del Palacio de Festivales en una nueva cita del Festival Internacional (FIS). El también director invitado principal de la London Symphony Orchestra y de la Orquesta Filarmónica de Israel estará esta tarde al frente de un programa de carácter dieciochesco que tendrá como solista al pianista francés Pierre-Laurent Aimard galardonado con el prestigioso International Ernst von Siemens Music Prize de 2017.
-El concierto que va a dirigir hoy en el FIS se compone de obras de Mozart y Stravinsky. ¿Qué destaca de este programa?
-Estoy muy contento y feliz de que Pierre-Laurent Aimard sea nuestro solista esta noche, porque el Concierto para piano y orquesta de Mozart tiene momentos de increíble belleza. En cuanto a 'Pulcinella' hay que destacar que ofreceremos la versión completa. Stravinsky aunque es un compositor del siglo XX mira al pasado incluso a épocas anteriores a Mozart.
-Su trayectoria ha estado muy ligada a la ópera, un género que en España cada vez se programa menos por cuestiones económicas. ¿Qué significa para usted?
-Es cierto que la ópera es una forma de arte muy costosa. Pero es un espectáculo que ofrece el 'todo'. Reúne el aspecto visual, la coreografía, el canto, la música... Se desarrolla en base a una historia y por eso, cuando funciona y se puede hacer, se puede decir que estamos ante un milagro. Yo no soy economista, pero creo que para que se programe más tendrá que ser más barata. En los últimos veinte años la ópera ha intentado competir con el cine y se ha llenado de efectos especiales y visuales y no se da cuenta de que eso lo único que hace es encarecerla. En mi opinión deberíamos volver al canto y olvidarnos de la imagen. Aún así no soy negativo con respecto a su futuro aunque soy consciente de que ahora los programadores miran mucho el dinero a la hora de incluir una ópera en sus programas.
-La Orquesta de Cadaqués que fue el trampolín para su despegue como director. ¿Qué significa para usted esta orquesta?
-Es como volver a estar en familia. Es la única orquesta a partir de 1994 que nunca he dejado de dirigir. Hay otras orquestas que han venido, se han ido, pero la de Cadaqués siempre ha estado muy cercana a mi corazón. Así que para mí hacer esta gira, que empieza hoy en Santander, es motivo de orgullo. Le debo mucho a esta orquesta y, sobre todo, al concurso que gané porque esos años de trabajo me dieron una ayuda inestimable.
-Es director titular de varias orquestas. ¿Hay muchas diferencias entre los músicos de unos países y otros? ¿Cómo plantea su trabajo en cada una de ellas?
-El nivel de los músicos es muy alto en cada una de esas orquestas. Está claro que luego hay sensibilidades diferentes según estés tocando en Rusia, Alemania o en los países latinos, como España o Italia donde hay mucha diferencias entre el público, pero el nivel de los músicos de estas orquestas es muy alto. Yo lo que intento es recoger lo que la orquesta me da y buscar el mismo camino para ofrecer el concierto.
-¿Un director de orquesta tiene que tener dotes de líder?
-Un líder tiene que asumir su responsabilidad. Sería algo así como un padre que puede ser amigo de sus hijos, pero ante todo tiene que ser un padre. En un escenario la responsabilidad tiene que ser del director que en ese caso es un líder, pero también tiene que en cuenta que sin una orquesta ese líder no es nada. Yo me siento un músico entre músicos, pero soy consciente de mi responsabilidad, los profesores confían en mí durante el concierto y yo en ellos. Hay una media cara de líder y otra media de compañero, pero siempre sin dejar esa mitad de líder.
Hoy. Sala Argenta. 20.30 horas. Orquesta de Cadaqués. Pierre - Laurent Aimard, piano. Barbara Frittoli, soprano. Francesco Marsiglia, tenor. Nicola Ulivieri, barítono. Gianandrea Noseda, director. Programa I Wolfgang Amadeus Mozart. Concierto para piano y orquesta n. 25 en Do Mayor K. 503/II Igor Stravinsky.Pulcinella. Ballet en un acto.
Marcos Históricos El Torco, Fuerte Antiguo · Suances · 21.30 horas. Windu Quartet & Daniel Garay. Las danzas de la reina Isabel I'.
Mañana Marcos Históricos. Sala Argenta · Palacio de Festivales · 20.30 horas. Les Musiciens du Louvre. Marc Minkowski, director.
-¿Durante un concierto se piensa mucho en el público o sólo en los músicos y en sacar la partitura adelante?
-Mi primer pensamiento está en la música aunque nuestro principal objetivo es tocar lo mejor que podamos para nuestra propia gloria personal o la del compositor de esa obra. Estoy convencido de que si hacemos esto el público lo agradece muchísimo, pero de verdad que no creo que haya que centrarse sólo en los espectadores o en los profesores si no en la música que es lo que nos ha reunido a todos en una sala y lo que merece la pena. Dentro de cien años nosotros ya no estaremos en este mundo, pero la música seguirá sonando e interpretándose.
-Durante los conciertos ¿reinterpreta las partituras o es fiel a como las escribieron los compositores?
-La primera cualidad de cualquier artista reproductor, como puede ser un director de orquesta o un músico que no es compositor, es la de saber leer bien la partitura y entenderla. La interpretación me interesa poco, lo importante, como cuando lees un libro, es entender el sentido que le ha dado su autor. Los músicos no nos limitamos a interpretar si no a entender para poder difundir todo lo que el compositor quiso escribir en su partitura.
-¿Repetir siempre las mismas partituras no resulta muy monótono?
-No. No te aburres nunca. Es como leer la Biblia que te la puedes saber de memoria pero siempre será un libro importante. Seguro que hay muchas personas que no se cansan de leer 'El Quijote' o 'Ana Karenina aunque lo hayan hecho decenas de veces porque cada vez que lo vuelve a leer lo encuentran distinto y posible más bello. Eso es lo que ocurre con las partituras de calidad que siempre vuelves y te sorprende algún matiz, algún detalle que nunca te has dado cuenta que estaba por allí. Una buena partitura siempre tiene más posibilidades de las que uno puede leer. Seguramente después de esta gira no volveré a dirigir 'Pucinella' en unos meses, pero e dentro de unos años estaré deseando retomarla.
-¿Cuando decidió dedicarse a la dirección de orquesta?
-Bastante tarde. Desde pequeño tuve claro que la música era mi camino y que me dedicaría a ella, pero no sabía como, si como pianista, compositor, musicólogo, director de orquesta... La verdad es que luego estudié todo eso y, lo que son las cosas, en un plazo corto de tres meses gané dos concursos internacionales e importantes para un director de orquesta, uno en Francia y otro en Cataluña (el de Cadaqués) y eso me hizo pensar que era mi camino en la música. La vida me llevó a ello con 29 o 30 años, aunque tenía estudios para ello desde los 27, pero también tocaba el piano, componía, tocaba música de cámara.
-¿Y esas composiciones se han interpretado?
-Sí y con una gané un concurso, pero gracias a Dios descubrí muy pronto que no tenía muchas ideas para ser compositor.
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