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El azar ha querido que lo que empezó en 2018 como un proyecto musical de dos idealistas melómanos en un entorno único, haya concluido con ... una de las aventuras más románticas de la historia del teatro, una adaptación a ópera de la obra de la obra 'El oso' de Chejov con música de William Walton que se pudo ver los pasados jueves y viernes en Treceño (Valdáliga) y con el que se despiden 'Las Noches Líricas del Palacio de Hualle' tras doce ediciones. «Todos los viajes, hasta los más bellos y deseados tienen un comienzo y un final» asegura Margaret Jova que hace catorce años decidió convertir su casa en Cantabria, un palacio del siglo XVII, en el escenario de unas 'Noches Líricas' que esta semana se han despedido después de doce ediciones. Un proyecto en el que participó de forma muy activa su marido, Jorge Grunberg, fallecido en 2019, y que ahora su creadora ha decidido poner fin por motivos personales, aunque la falta de apoyos económicos que permitan poder continuar con una programación a la altura sobrevuela por encima de la decisión. «Una lástima porque creo que si ella se sintiese más arropada daría marcha atrás», según señala Lorenzo González, alcalde de Valdáliga, quien reconoce estas 'Noches Líricas' han ayudado a poner a Treceño en el mapa cultural.
La idea de este ciclo, que desde 2010 se incluye en la programación del Festival Internacional de Santander (FIS), no fue casual, Margaret Jova se dedica a las artes escénicas, sobre todo de la danza. Es bailarina, coreógrafa y tiene mucha experiencia en la dirección de festivales -ahora mismo es directora del Certamen de Coreografías de Danzas Españolas y Flamenco en Madrid-. Por eso cuando su padre recuperó en 1988 este Palacio, por entonces en estado ruinoso, que había pertenecido a una tatarabuela de la familia: Dorotea de la Campa, «nos convertimos en enamorados y esclavos de él». Llegó un momento en que el mantenimiento era tan elevado que hubo que buscar soluciones y «como yo me dedico a organizar espectáculos surgió la idea ilusa de ofrecer algo similar a lo que se hace en los palacios de Inglaterra y Francia para ganar algo de dinero y así correr con los gastos. Ese primer año descubrimos que eso era imposible porque ni si quiera cubrimos costes, pero nos enamoramos del proyecto. Nos enamoramos nosotros y creo que también el público, los amigos, la familia y por eso decidimos seguir», recuerda.
Durante doce años -solo se suspendieron dos ediciones- la cita con la lírica ha sido una constante en Hualle, con una programación cada vez más ambiciosa en la que no faltó la ópera barroca, sobre todo en los ciclos primeros años, en los que se ha contado con producciones de la Fundación March y en el que entre otros espectáculos se ha podido ver obras como 'Cendrillon', bajo la dirección escénica de Tomás Muñoz y la dirección musical de Aurelio Viribay o 'Fantochines', ópera de cámara en un acto con textos de Tomás Borras y música de Conrado del Campo, estrenada en el Teatro de la Comedia de Madrid, en la que también colaboró el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
Margaret Jova
Organizadora
Salvador González
Alcalde de Valdáliga
La iniciativa, como explica Jova, ofrece «toda una experiencia», una especie de paquete completo para los amantes de la lírica porque no se trata solo de ir hasta Treceño y ver o escuchar una ópera. El festival ha permitido también disfrutar del marco, «un maravillosa casona del siglo XVII, de los montes verdes que la rodean y escuchar la música a veces con el sonido de la naturaleza alrededor como el mugido de una vaca en algún prado colindante. Para nosotros ha sido toda una celebración de esta tierra y nos ha encantado poder abrir al ámbito público un espacio privado y compartirlo con alguien más que nuestros amigos y familiares», asegura la organizadora quien recuerda que tras cada una de las representaciones el público ha podido compartir una cena fría y un coctel lo que permitía alargar la velada más allá de la representación.
Llega el momento de decir adiós y, Margaret Jova reconoce que «cada vez es más difícil cubrir gastos. Nunca hemos pretendido ganar, salvo en aquel primer año, y nos hemos conformado con poder cubrir gastos, pero esto ha sido algo cada vez más difícil. En alguna edición hemos contado con alguna pequeña subvención , como la de la Fundación Banco Santander y pequeños patrocinadores de la zona, incluso se creó una Asociación de Amigos para canalizar esas ayudas, en 2011. Pero es muy difícil, casi insostenible, mantener una casa privada con una programación pública sin más ayudas».
Aun así, esta bailarina asegura que «no quiero llorar ni dar pena porque esta es una decisión muy meditada en la que también intervienen otros asuntos privados. Mi marido murió hace tres años y hace unos meses lo hizo el presidente de esa Asociación de Amigos: Raimundo Viana. También han pasado los años para mí y aunque he disfrutado muchísimo con estas veladas ya me hecho mayor y siento que ha llegado la hora de retirarse».
Pero antes tiene palabras de agradecimientos, al Ayuntamiento «que nos ha ayudado todo lo que ha podido y siempre ha demostrado mucho entusiasmo, pero es un Ayuntamiento pequeño y la ayuda, inestimable, sobre todo en lo que respecta a las infraestructuras, no es suficiente». También tiene palabras de reconocimiento para el FIS, compañero de viaje durante varias ediciones y, sobre todo para el público, amantes de la lírica llegados desde Santander, veraneantes de Comillas y gente de la zona.
A ella que atesora momentos memorables de cada una de las ediciones, le emociona que algunos de los artistas que han pasado por su casa en el inicio de sus carreras sean ahora artistas consagrados y en lo profesional seguirá trabajando el certamen que dirige en Madrid aunque no oculta que «también estoy pensando en apartarme poco a poco».
Aun sorprendido con la decisión de Margaret Jova, el alcalde de Valdáliga, espera que de marcha atrás y la lírica vuelva a sonar el año que viene en Treceño. «Entiendo sus motivos pero creo que las instituciones regionales deberían hacer un esfuerzo y ayudar a que el festival continúe. Para Valdáliga, desde luego ha sido algo estupendo», concluye Salvador González.
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