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La cantaora Rocío Márquez trajo ayer al Teatro Casyc de Santander, a las 'Noches de música' que organiza la UIMP, el recital 'Diálogos de viejos y nuevos sones', un proyecto que ideó hace más de tres años junto con el violagambista Fahmi Alqhai. ... En el espectáculo conviven flamenco y música barroca, tradición oral y escrita, cantes de raíz andaluza y folklore americano, también los orígenes de todos estos artistas. Sus mochilas, lo llama Márquez. A ella y a Alqhai los acompañaron en el escenario el también violagambista Rami Alqhai, y el percusionista Agustín Diassera.
La cantaora ha explorado y explora ampliamente el flamenco, su origen, sus límites, su capacidad de mezcla. Márquez concibe sus espectáculos por encima de etiquetas y géneros, como contó ayer que le ha ocurrido con 'Diálogo de viejos y nuevos sones'. «El proyecto ha ido cogiendo un alma propia, un espíritu, que lo ha hecho probablemente más accesible, actual, y nos ha hecho a nosotros un poquito más libres», completó su compañero Fahmi Alqhai en una comparecencia previa al espectáculo.
¿Hay qué tender necesariamente puentes entre la tradición y la experimentación? ¿Qué sentido toma ese debate -también polémica- en torno a la apropiación cultural? «El origen del flamenco está en la mezcolanza de distintas culturas, en la convivencia durante siglos de las culturas», expuso ayer Márquez. «La palabra pureza me parece la primera locura, lo que pasa es que el arte está lleno de locuras. La convivencia entre ortodoxos y heterodoxos, entre una línea más tradicional y otra más experimental, eso es lo que hace que el arte continúe y evolucione. Yo creo que toda esta polémica nos la tenemos que tomar como algo muy positivo, yo al menos lo hago así; le permite al arte, al flamenco al menos, estar más vivo que nunca», añadió.
En los últimos años, Márquez, Premio Lámpara Minera y Premio Giraldillo a la Innovación de la Bienal de Sevilla, carrera sólidamente construida, ha detectado un cambio, una especie de implosión. «En los últimos años éramos dos o tres seguidores de Manuel Vallejo en el 'spotify' y, de repente, saca Rosalía los tangos de 'Catalina', 'Catalina mía', y se disparan los seguidores. Y a mí me da una alegría. Ha hecho que muchísimas personas escuchen eso, y a partir de ella van a escuchar flamenco, o no. Pero lo cierto es que se ha revisado esa idea del flamenco», explicó.
Sin embargo, el análisis tiene que ser necesariamente más complejo, advirtió, las afirmaciones tajantes o las reducciones no ayudan. Añadió Rocío Márquez un matiz para entender los cambios, sobre todo, de la voz: «Me parece que tenemos que estar alerta, porque lo que antes era contracultura ahora es cultura, y viceversa». A modo de petición, expuso que es necesario un equilibrio y una convivencia entre las dos formas. «Nuestra labor como artistas es ponerlo [el flamenco] en comunicación con los tiempos que vivimos ahora», indicó.
Una anécdota. Contó Márquez que hace poco escuchó a una chirigota de Cádiz cantar: 'apropiación cultural es ponerte unos náuticos y no tener yate'. El humor, a veces.
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