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El primer vínculo de las Naves de Gamazo, abiertas el verano de 2021, con el arte tiene un nombre propio: Pablo Serrano. Su escultura 'Bóveda para el Hombre' está ubicada en la zona ajardinada que rodea el doble inmueble industrial y portuario rehabilitado como sede ... de Enaire. Ahora, como ya se avanzó, la creación de uno de los grandes escultores del siglo XX, recala en Santander en la primera cita expositiva de la temporada artística de Enaire. La pieza aludida, de bronce patinado, es el primer motivo artístico que los visitantes se encuentran al llegar a las Naves de Gamazo. 'Bóveda para el Hombre' forma parte de una serie de esculturas creadas por Serrano a principios de los años 60 que reflexionan sobre la necesidad del hombre de tener un refugio ante las agresiones externas físicas y emocionales. Un lugar de cobijo, seguridad y reflexión. «El hombre, en vida, no hace más que ir conformando su propia bóveda».
Fue creada en el momento en el que Serrano consiguió un reconocimiento internacional, participando en el año 1960 en la exposición comisariada por Frank O.Hara 'New Spanish Painting and Sculpture', en el MoMA de Nueva York. En 1962, además, representó a España como invitado de honor en la XXXI Bienal de Venecia con sus 36 Bóvedas. La pieza escultórica se adquirió en el año 1982 durante la gran ampliación de lo que hoy es la Colección Enaire de arte contemporáneo.
Título Exposición 'Pablo Serrano. La escultura como objeto vivo'. Serrano (Crivillén, Teruel, 1908- Madrid, 1985). Fundación Enaire y el Gobierno de Aragón a través del Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos Pablo Serrano de Zaragoza, lugar donde por voluntad del escultor se custodia su legado. Todas las obras proceden de el IAACC Pablo Serrano de Zaragoza.
Contenido. Selección de esculturas, dibujos, collages, cartas y documentación, que se inicia en 1956, y presenta las primeras series abstractas de este artista Hierros, Ritmos en el espacio, Dramas del objeto, Quemas del objeto y Bóvedas para el hombre.
Comisaria. Lola Durán Úcar, doctora en Historia del Arte por la UAM, con su tesis 'La trayectoria Artística de Pablo Serrano'.
Bajo el epígrafe 'La escultura como objeto vivo', comisariada por Lola Durán Úcar, el próximo jueves, día 2 de marzo, se presenta en las Naves de Gamazo la muestra formada por una selección de esculturas, dibujos, collages, cartas y documentación, que se inicia en 1956 y presenta las primeras series abstractas de este artista: Hierros, Ritmos en el espacio, Dramas del objeto, Quemas del objeto y Bóvedas para el hombre.
Cofundador del grupo El Paso en febrero de 1957 en Madrid, el grupo artístico español de mayor relevancia en la configuración y definición de la vanguardia española de posguerra, junto a otros artistas como Canogar, Rivera, Gerardo Rueda, Torner, Millares...., Serrano impulsó la escultura de vanguardia trabajando el expresionismo abstracto con toques existencialistas. Destaca» la fuerte preocupación humanista que impregna toda su obra», tratando temas como la comunicación o la capacidad del ser humano de abrirse a otros.
Serrano (Crivillén, Teruel, 10 de febrero de 1908-Madrid, 26 de noviembre de 1985) es uno de los escultores más internacionales de panorama artístico español del siglo XX. Curiosamente empieza su carrera en Uruguay y Argentina, y se traslada a España en 1955 y será entonces cuando empieza su reconocimiento internacional. Atrás quedan sus experiencias con el grupo Paul Cézanne en Uruguay o los encuentros con Joaquín Torres García y los alumnos de su taller. Lo hace para participar en la III Bienal Hispanoamericana de Arte, en la que obtiene el primer premio de escultura, ex aequo con Ángel Ferrant.
El proyecto expositivo de Gamazo permite redescubrir a Serrano, ese artista que realiza un viaje iniciático por Europa y conoce el camino abierto por Julio González. Ambas son experiencias que despiertan en el artista «una inquietud que desemboca en una adscripción a modos cada vez más expresionistas».El escultor viajó con José María Moreno Galván y su compañera Juana Francés por Europa, en un viejo Peugeot, «visitando museos, colecciones y exposiciones con verdadera ansiedad». Fue este recorrido, y especialmente su visita a Italia, y en concreto a Pompeya y Herculano, determinante en su trayectoria artística. «De este viaje surgió el cambio en mi obra y su primera manifestación son los hierros encontrados».
La muestra tiene su punto de partida tras esos años cincuenta fundacionales de El Paso. El recorrido plantea un itinerario a través de las Series, reflejo del modo de trabajo del escultor. Las primeras pruebas del viraje a un lenguaje sintético, se pueden apreciar en la serie que él mismo denomina 'Hierros', esculturas formadas por chapas de hierro, clavos de derribo y piedras volcánicas, que ensambla en un intento de organizar el caos y liberar el peso de la materia. De esta etapa, destacan dos importantes obras, 'Tauróbolo' y 'Espacio', ambas incluidas en la cita de Santander.
De forma solapada a la anterior, el escultor comienza a trabajar en 1957 en una nueva serie que bautizará 'Drama del objeto/ Quema del objeto', en la que añade la acción del fuego como parte decisoria de la obra. El origen de estas piezas está en la reflexión del escultor acerca de que toda materia muere, perece, pero que tras su muerte no desaparece totalmente, nos deja «la presencia de una ausencia».
De este modo, Serrano lanza su reflexión en torno a la destrucción de la materia y el residuo existencial de la misma.
Dentro de esa etapa experimental, en un intento de liberar la escultura de su volumen y peso, incorpora el movimiento en sus 'Ritmos' en el espacio. Desaparecen en este momento las chapas para cobrar protagonismo el lenguaje del movimiento de las varillas metálicas soldadas, con frecuencia suspendidas. Suponen «una ordenación poética del espacio en la que utiliza finos perfiles con los que traza formas curvilíneas, a modo de caligrafías que flotan en el aire».
A partir de ese momento Serrano conduce sus preocupaciones plenamente al terreno humano. Aquí se extiende la relación y el guiño con la escultura exterior de Enaire. Las 'Bóvedas para el hombre' deben ser entendidas como una evolución de la 'Quema del objeto', con la que Serrano se adentraba en la reflexión sobre los conceptos de espacio y de vacío que tan bien quedaban plasmados en esa idea de «la presencia de una ausencia»: «De este espacio quemado -la presencia de la ausencia- queda su entorno, aparecen las bóvedas para el hombre o del hombre», afirma el escultor.
Son esculturas que evocan cuevas, con formas irregulares, a veces con huellas de ladrillo. Se trata de refugios para el hombre, expuesto al mundo sin protección, sin cobijo de otro modo.
La exposición santanderina nace de la colaboración de la Fundación Enaire y el Gobierno de Aragón, a través del Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos Pablo Serrano de Zaragoza, lugar donde por voluntad del escultor se custodia su legado. Todas las obras proceden del IAACC de Zaragoza.
Lola Durán Úcar, doctora en Historia del Arte por la Universidad Autónoma, considera que las obras que conforman la convocatoria de Gamazo en torno a Serrano «marcan el camino de sus preocupaciones sobre la materia y el espacio».
El artista «ensambla materiales de desecho; más tarde experimenta con el fuego, y reflexiona sobre la huella que permanece tras la desaparición de los objetos quemados, que nos dejan 'la presencia de la ausencia'». Estas conclusiones sirven como base de nuevas investigaciones que traerán de la mano series como la destacada 'Bóvedas para el hombre'. Lo que mueve al artista es esa «profunda preocupación por el ser humano y su espacio vital, el vacío, la existencia, la vida y la muerte».
Las áreas vacías que quedan tras la quema serán su hábitat, su abrigo, su refugio. «El eterno dilema del sentido del arte y de su relación con el sentimiento humano, en una suerte de diálogo donde la belleza es capaz de envolver las dudas existenciales, los miedos y las esperanzas que todos albergamos en el corazón», apunta Durán.
Un conjunto de obras, subraya la comisaria, que marcan hitos en la vida y creación de Pablo Serrano, «dejando el testigo de una vanguardia artística española que salió de unos yermos culturales, afortunadamente, superados. Es la invitación a recorrer un tiempo pionero, de la mano de uno de los grandes artistas. Pero es también el reto de responder a las preguntas que el artista aragonés dejó flotando en el aire. Que son muchas y siguen vigentes».
Cualquier espectador -propone y desafía la comisaria- «puede ponerse a la tarea de descifrar el enigma de la presencia de las ausencias, como hace en su vida personal cuando su pensamiento trasciende de lo cotidiano e inmediato. Puede intuir también el pensamiento de un artista obsesionado con el sentido de la vida y la muerte, con la razón del arte, con la importancia del compromiso social».
Las piezas expuestas «invitan a indagar en nuestro interior, imaginando el peso del espacio y el tiempo, quizás intentando descifrar el gran enigma que esconde el alma humana, a propósito de la existencia material». Pablo Serrano, filósofo comprometido y destacado del arte, «nos habla desde sus obras y desde su memoria, interpelando a la nuestra». O, simplemente, «retándonos a disfrutar de la belleza y lo que esta sugiera», escribe Durán.
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