Almacenes de memoria

El territorio es la mitad de un escritor, de una escritora dispuesta a hundir los pies en el barro, o con tendencia a caminar entre sus convecinas con el cazamariposas –es decir, el cazamariposas de las memorias– presto a captar la esencia de su mundo, ... de su barrio, de su pueblo, de su ciudad. Y ahí está Sabina Urraca dispuesta a captar lo negado –en esta sociedad se niega todo lo que parece sucio y que, en realidad, es natural–. Y ahí está Esteban Ruiz buscando en nuestras memorias los textos que nos miran, las fotos que nos relatan. Y ahí está… ahí está Leonardo Padura, con una guayabera negra, con La Habana cargada en sus huesos, con ese yo-qué-sé que sólo podría poner en la boca de Mario Conde y con una sentencia: «El novelista es un almacén de memorias». ¡Cuánta gente esperaba a Padura! En Felisa se sentía una especie de necesidad de estar cerca de quien tan cerca ha estado de nosotras, aunque viva a 7.636 kilómetros de nosotras. Quién sabe… quizá sea el nexo de José Martí con Santander que nos recordó ayer Raquel Martín o quizás sea sólo que somos más ciudadanas del planeta de lo que creemos.