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El escritor Fernando Calderón, acompañado por el editor Carlos Alcorta y el crítico Javier M. Llamazarez Roberto Ruiz

«Las Guerras Cántabras fueron una campaña de exterminio, casi un genocidio»

El articulista de El Diario Montañés acaba de publicar 'La intermitencia de las fuentes', el libro en el que plantea una lectura personal de las relaciones entre Cantabria y la antigua Roma

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Lunes, 25 de noviembre 2024, 07:26

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«Pero, ¿qué hicieron los romanos por nosotros», preguntó ayer el crítico literario Javier Llamazares, citando a los Monthy Pyton de 'La vida de Brian'. Le lanzó la cuestión a un «nuevo escritor», al que ayer se dio la bienvenida en el Aula de Cultura de El Diario Montañés, Fernando Calderón, que presentó su primera novela: 'La intermitencia de las fuentes' (Libros del Aire, 2024). El también articulista de este periódico lo tiene claro: «Por nosotros entonces no hicieron mucha cosa buena, aunque a día de hoy somos hijos de su civilización y no hay mucha vuelta de hoja».

La investigación para dar forma a este libro le ha supuesto «casi un máster», en un trabajo que le ha llevado mucho tiempo; en torno a diez años. Todo ello, sin un sistema establecido y una manía; «Cada vez que leo algo que he escrito, encuentro algo que cambiar», señaló Calderón. «Eso es una buena costumbre», afirmó su editor, Carlos Alcorta, que le acompañó en la presentación.

Uno de los riesgos del relato era tender demasiado a la imagen idealizada, casi de cómic, pero el personaje central, Ambato es un guerrero que se va formando en las técnicas de combate de los cántabros, «la maquinaria bélica» más potente de la época, al que se le pone por delante un mandato contra el que no podrá luchar. Frente a él, un César «con síndrome del impostor», puesto que Octavio «no era un guerrero» y las críticas del Senado y la Roma imperial, donde los ciudadanos pasaban hambre, eran constantes. La guerra era «la principal actividad económica». Así, las Guerras Cántabras fueron «una campaña de exterminio» porque los cántabros «no se quisieron someter para poder seguir siendo quienes eran frente a los romanos». «Agripa cometió prácticamente un genocidio». Calderón las valora como una campaña de propaganda tras la que la romanización resultante «fue muy light, porque de la meseta hacia el mar no había nada interesante para ellos». De hecho, «del entorno de la bahíano se movieron demasiado y del resto de Cantabria no se ocuparon demasiado», señala. Comparando al romano con otros líderes histriónicos de la actualidad, el escritor considera que «Cuando dicen que es bueno conocer la historia, es porque todos los temas se acaban repitiendo con el tiempo».

Como autor, dice Calderón que está «un poco en todos los personajes», sin identificarse en concreto con ninguno. Su formación inicial «desde pequeño» está enmarcada en las ciencias, que también son «en cierto modo como la magia; juntas dos elementos y se produce algo que antes no tenías». Entre sus intereses, también está la historia de la ciencia «que he ido incluyendo en ocasiones en las columnas de divulgación». Rememoró los libros de Isaac Asimov que le regalaba su madre, que le abrieron las puertas de la ciencia ficción «y también se me fue de las manos yendo a más», bromeó. «Escribir con claridad, ser conciso y claro», han sido algunas de sus metas, inspiradas por el escritor y profesor ruso «que no pone dos palabras donde puede poner una» .

Lo que ha intentado este autor novel con 'La intermitencia de las fuentes' es «hacer una novela entretenida con la que la gente se divierta», además de reflexionar en esta suma de géneros literarios y el trasfondo histórico que aporta la investigación realizada.

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