Reyes Monforte | Escritora
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Reyes Monforte | Escritora
«Aunque pase el tiempo, las personas nos movemos siempre por las mismas cosas»Tras un proceso de documentación de «varios años», que disfrutó a cada paso, Reyes Monforte ha publicado 'La condesa maldita' (Plaza & Janés 2024), una novela basada en la vida de Maria Tarnowska, protagonista del juicio mediático más famoso de inicios del siglo XX. Sobre esta ... obra disertará hoy, en el Aula de Cultura de El Diario Montañés que acoge el Ateneo de Santander (19.30 horas).
-830 páginas de historia. Desde luego, un relato que ha cautivado su atención y su trabajo
-Siempre llama mucho la atención el número de páginas y me hace mucha gracia. A cualquiera que se acerque a esta historia por primera vez, le cautiva y le seduce. Le pasó a Luchino Visconti, que cuando supo del caso de la condesa Tarnowska quiso rodar una película sobre ella y Mussolini se lo impidió porque dijo que no tenía una vida ejemplar para las mujeres italianas. Es conocerla y enamorarse.
-Y usted, ¿cómo la conoció?
-De casualidad. Fui a ver a un amigo que vive en Venecia y me llevó al Palacio Maurogonato, que fue el lugar del crimen que conmocionó a todo el mundo a principios del siglo XX. Hoy en día es un hotel cuyo bar lleva el nombre de Tarnowska, un templo en honor a ella, con sus fotografías, los recortes de los periódicos, las armas utilizadas... Me documentó un poco más y lo tiene todo: crimen, pasión, intriga. Es un tratado de la psicología humana para una mujer que quería ser libre, que era una celebridad, una privilegiada, descendiente de la reina de Escocia, María Estuardo, miembro de una de las familias más importantes de la aristocracia rusa, cercana a la corte de los Romanov, pero que también tuvo sus problemas.
-¿Por ejemplo?
-A los 16 años abandonó la casa familiar y la autoridad paterna para casarse con el conde Tarnowski, que era un crápula, un mujeriego y un vividor. Fue quien la introdujo en el mundo de las orgías, de las drogas, de la prostitución... Le dio muy mala vida y ella pensaba que eso era el matrimonio, hasta que se vio dando a luz a su primer hijo en la butaca de una habitación de hotel donde, dos pisos más abajo, su marido yacía con sus amantes. Ahí dijo: hasta aquí hemos llegado, ya nadie me controla y seré yo quien manipule a los demás y lleve las riendas. Y eso hizo.
-El lector que vaya con ciertas premisas, ¿se sorprenderá con cómo evoluciona su historia?
-Durante toda la novela el lector se va preguntando si era un ángel o un demonio, si era víctima o verdugo, culpable o inocente. Ella fue acusada y juzgada de instigar el asesinato de su marido a manos de sus amantes. No mató a nadie, pero fue instigadora. El libro se abre con el crimen, sigue con el proceso de investigación judicial y después se va contando la historia de la condesa Tarnowska. Vas viendo qué circunstancias ha vivido, sus compañías, sus problemas y la vas entendiendo un poco más. Creas una especie de empatía.
-¿Por qué cree que es necesario volver a contar su historia?
-El juicio de la condesa fue el primer gran proceso internacional. Era la mujer de la que todo el mundo hablaba a inicios del siglo XX. Su cara salía en los periódicos, en fotografías y dibujos en todo el mundo. Era tan conocida que cuando salió de la cárcel tuvo que cambiarse el nombre. Lo que quiero es darla a conocer y recuperar su pedazo de historia, que sigue de actualidad.
-¿Le cuesta más dar forma a un volumen de las dimensiones de este o la idea de volver a la actualidad periodística?
-La verdad es que costar, no me cuesta nada, porque disfruto mucho. Tengo la suerte de dedicarme a lo que me gusta. El proceso de documentación me permite alejarme además de la realidad, sobre todo cuando está tan repetitiva y cansina. Es estimulante, aunque a veces ves que ni las personas ni el mundo hemos cambiado tanto. En la estética quizá, pero nos seguimos moviendo por las mismas cosas: el amor, el odio, la traición, los celos, el sexo, el sentimiento de posesión y pertenencia... Solo tienes que rascar un poco para ver que está todo ahí debajo.
-¿Tiene la curiosidad siempre a punto?
-Sí, siempre despierta, porque una historia puede surgir en el titular de un periódico, en una charla con amigos, en una imagen o una placa de calle...
-La Reyes que hace 16 años publicó 'Un burka por amor', ¿siente que sus dos vidas, son muy diferentes?
-Más bien ha sido una continuación. Lo que he hecho toda mi vida es contar historias y eso es lo que realmente me gusta. Desde que publiqué aquel primer libro lo he hecho a través del papel, con más margen de tiempo y espacio.
-¿Ha brindado con un cóctel Tarnowska?
-Es que no bebo, pero los que se tomaron el cóctel, el más vendido y solicitado en el lugar del crimen, me han dicho que estaba de muerte, nunca mejor dicho. ¿Quién se lo iba a decir a la condesa?
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