Patética fruslería
Cinesa, Yelmo, Ocine ·
Como película es incapaz de traspasar la epidermis, como supuesto romance es ridícula. Un ejercicio de impotencia con diálogos y escenas sonrojantesSecciones
Servicios
Destacamos
Cinesa, Yelmo, Ocine ·
Como película es incapaz de traspasar la epidermis, como supuesto romance es ridícula. Un ejercicio de impotencia con diálogos y escenas sonrojantesPaís España
Año 2024
Dirección Lucía Alemany. Yvy Hesh, Vivian Dakota, Marina Martín Laguna
Reparto Gabriela Andrada, Mario Ermito, Paco Tous, David Solans
Género Drama/romance
Es tan epidérmica que resbala. Con una estética casi publicitaria, –nada que reprochar a su pulcra e impoluta hechura audiovisual–, 'Pídeme lo que quieras' discurre entre lo pseudotórrido y lo patético. El romance (es un decir) entre una joven trabajadora y su jefe es una ... superficial bobería de diálogos y situaciones tan ridículas como insustanciales. Basada en una novela de Megan Maxwell (pseudónimo de María del Carmen Rodríguez del Álamo), superventas encasillado en literatura erótica, resulta banal cuando no ofensiva para la inteligencia y con varias etiquetas en su realización, desde la comedia romántica de salón, conservadora y petarda, pasando por el porno softcore, con las dosis medidas de cuerpo, gemidos y de microondas orgásmico. De tal modo, que el sexo es una excusa, el vínculo que sostiene la trama roza lo irrisorio y grotesco y el supuesto atrevimiento o lo escandaloso tiene tanta tensión como un repentino fuego fatuo. Juegos de artificio entre fantasías decorativas, clasismo, también machismo y vulgaridades varias, en un enredo entre coches de lujo, motos de gran cilindrada y un sofisticado desfile de naderías.
Más que evasiva, se antoja una fugaz bagatela que su directora, Lucía Alemany, exprime desde lo aparente: el diseño de producción impecable, aferrada al libro de estilo que se desliza por una especie de '50 sombras de Grey' con toque elegante pero aún más liviana y tontorrona que la popular saga. Poder y deseo es la ecuación, dentro de escenas forzadas, una narración monótona y exenta de sutileza. Los intérpretes tampoco ayudan: Gabriela Andrada se muestra etérea y distante, lo que se traduce en una presencia intrascendente. Peor aún el rígido Mario Ermito, sin luz emocional ni misterio, ni intensidad.
La cineasta de 'La inocencia' y 'Mari(dos)' se fija en cuidar el envoltorio de celofán, la pareja de intérpretes muestra cuerpo sin emoción y la inmersión en la tentación y la experiencia es una simplista juerga kitsch y pija, absolutamente sonrojante. Como calentón prenavideño la cosa no pasa del espumillón. El guion está crudo y la nula intensidad y la falta de riesgo doman cualquier intento de salirse del estereotipo más normalizado. Indefinida e inconsistente, a su lado 'Nueve semanas y media' parece el 'Trópico de cáncer' cinematográfico.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.