«El patrimonio documental de Cantabria es el gran desconocido»

Además, «recibimos transferencias periódicas de la Administración Periférica del Estado y tenemos otro tipo de ingresos de documentación a través de donaciones, de depósitos y de alguna otra compra que se ha podido realizar» dice. Y, sin embargo, lamenta que para muchas personas se trata de un lugar desconocido. «A veces tenemos la impresión de que el patrimonio documental es el hermano pobre con respecto al arqueológico o bibliográfico. Y que se le da más importancia a la restauración de un edificio emblemático que a la de un documento del siglo XII y eso se debe a la poca visibilidad de nuestro trabajo», afirma.

En el año 2009 y tras haber pasado por el edificio del IES Santa Clara y de haber permanecido también unos años en el complejo bibliotecario de la calle Gravina, el Archivo Histórico Provincial se trasladó al edificio de Tabacalera. «Y todavía hoy, muchos se creen que formamos parte de la Biblioteca Central. Cuando en realidad ellos ocupan una mitad del edificio y nosotros la otra. Así que en esta nueva etapa vamos a intentar aún más que la gente nos conozca y venga a visitarnos», dice.

Funcionario del Cuerpo facultativo superior, en la especialidad de archivos, este licenciado en Historia, es un apasionado de su trabajo. Recuerda que su experiencia profesional en el mundo de los archivos comenzó en 1999 en unas prácticas en el lugar que ahora ocupa. Su jefe por entonces fue Manuel Vaquerizo Gil, al que ahora sustituye «y al que le estoy muy agradecido por haber abierto las puertas de este oficio». Aunque se jubiló en el año 2006, desde entonces hasta ahora el Archivo ha permanecido sin dirección.

García Díaz tras haber pasado por archivos de distintas instituciones públicas y privadas, asume la dirección del Archivo Histórico con una gran ilusión y con la esperanza a contribuir a hacer más visible el trabajo del archivero. «Nosotros nos encargamos de recibir la documentación que forma parte del patrimonio histórico de Cantabria, la custodiamos, la conservamos con el tratamiento archivístico necesario, por medio catálogos o inventarios, para que el ciudadano pueda consultar el documento que necesita, bien sea para realizar una investigación histórica o para poder defender sus derechos frente a la Administración», comenta.

Este Archivo, recuerda, como las bibliotecas, está abiertos a todos los ciudadanos. «Ellos poseen libros nosotros documentos o libros de cuentas. Tenemos también un gran número de pergaminos, el más antiguo del siglo XII, privilegios, documentos de compra-venta de bienes inmuebles..», enumera. La mayoría de los ciudadanos que se acercan hasta estas instalaciones, según señala, son investigadores, pero también acuden un buen número de interesados en la genealogía o ciudadanos de a pie. «Es una función que podríamos llamar más de archivo administrativo que histórico, pero también está entre nuestras funciones», apunta.

Sí se le pregunta por qué cree que el trabajo del archivero es tan desconocido asegura que por lo general, cuando alguien se dirige a algún organismo, como podría ser un Ayuntamiento, para buscar un documento antiguo, desde esa oficina se solicita al archivo «y esa labor, ese trámite el ciudadano lo desconoce. Esa invisibilidad es uno de nuestros mayores problemas porque la gente no es consciente de que si no hubiera un archivo bien organizado los plazos de entrega de esos documentos serían mayores y eso supone mucho dinero. El tiempo también es dinero.

Sin embargo, un archivo bien organizado con personal cualificado es fundamental para dar un buen servicio», asegura. También reconoce que «lo más frustrante para un archivero es no poder encontrar un documento» y por eso defiende la profesionalidad de las personas que se encarguen del patrimonio documental. «Sabemos que es un archivo y cómo organizarlo de forma que cuando un ciudadano necesite un documento se tarden minutos y no horas en encontrarlo».

Francisco García Díaz asegura que en un Archivo Histórico es más fácil dar a conocer el trabajo y en el que ahora dirige se hacen varias actividades a lo largo del año para difundirlo.

Calcula que en Cantabria habrá ahora mismo unos quince archiveros trabajando, tres de ellos en el Histórico Provincial, dos en el Gobierno de Cantabria unos diez en distintos ayuntamientos «y hay 102 municipios», recuerda. «Somos muy pocos» y el trabajo es mucho.

Como en otras profesiones, las nuevas tecnologías se están incorporando cada vez en los Archivos. «Muchos creen que con ellas la labor de un archivero se va a acabar, pero yo más bien creo que al contrario pueden suponer una evolución en nuestro trabajo. Llevamos tanto tiempo estudiando el tema de la gestión documental que creo que somos necesarios incluso para trabajar junto a los informáticos que crean las nuevas aplicaciones». Nosotros podemos ayudarles a elaborar los metadatos de los documentos electrónicos porque dentro de unos años esos expedientes electrónicos tendrán que conservarse como cualquier otra documentación para que sean accesibles para las generaciones futuras».

Por último quiere destacar la «sensibilidad» de Cultura con el patrimonio documental y bibliográfico que ahora ha abierto la convocatoria para proveer la de director de la Biblioteca Central de Cantabria. «Además el pasado día 3 de septiembre se han publicado los decretos de creación de las Comisiones de Patrimonio Documental y Bibliográfico, una noticia muy positiva para los que trabajamos en este sector».