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En la primera década del siglo XX, Fernando Cevallos de León (Madrid 1887, Santander 1955) decidió coger su cámara fotográfica para tomar testimonio gráfico de patrimonio de Cantabria. Para ello recorrió la región y captó imágenes de las iglesias, torres de defensa, casonas solariegas ... y otros edificios que llamaron su atención. La iniciativa, que ahora es más o menos habitual, tuvo su relevancia porque por entonces no se concedía la misma importancia que se da ahora al patrimonio material y no existía ningún catálogo de monumentos similar.
Una gran parte de ese trabajo, al que llamó 'La Montaña Artística y Monumental', fue adquirido por el Centro de Estudios Montañeses, un total de 376 fotografías tomadas en más de un centenar de poblaciones de Cantabria entre los años 1908 y 1922. Una colección que se estructura en cuatro álbumes manufacturados con elegante encuadernación, dedicados dos de ellos a la arquitectura civil y a la arquitectura religiosa los otros dos, que recogen las edificaciones y paisajes urbanos de mayor representatividad de Cantabria por aquel entonces. Muchos de ellos todavía hoy. El Centro de Estudios Montañeses que preside Francisco Gutiérrez decidió donar todo ese material al Centro de la Documentación de la Imagen de Santander (CDIS), que ahora mostrará treinta de esas imágenes en una exposición que lleva por título el mismo que el fotógrafo eligió para su colección, 'La montaña artística y monumental', que se inaugura hoy viernes y que se podrá visitar hasta el próximo 14 de marzo.
Título 'Fernando Cevallos de León. 1887, 1955' con los fondos donados por el Centro de Estudios Montañeses.
Comisarios Virgilio Fernández Acebo y Francisco Gutiérrez Díaz.
Fechas y vistas Se podrá visitar hasta el día 14 de marzo en horario de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00 horas, de martes a viernes y de 11.00 a 14.00 horas los sábados, domingos y festivos.
La muestra, que fue presentada ayer por el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Santander, Javier Ceruti, acercará al público a una serie de edificios existentes en la actualidad, pero también a otros que no han llegado a nuestros días, caso de la Torre de Treto o la Casa de los Canónigos, lo que dota de gran valor tanto a la exposición, como a la colección que el fotógrafo reunió en esos cuatro volúmenes.
Junto a Javier Ceruti y a Manuela Alonso, directora del CDIS, el presidente del Centro de Estudios Montañeses y Virgilio Fernández, que además de formar parte de este Centro es miembro del colectivo Acanto, contextualizaron esta muestra en la que han hecho de comisarios, destacando la calidad de las imágenes, la visión de su autor y, sobre todo, el valor testimonial de este trabajo. «Una joya de colección», tal y como la definieron.
Durante su intervención, Francisco Gutiérrez glosó no sólo la figura de Cevallos de León, sino que también destacó la importancia de un trabajo que definió como «casi artesanal», como se puede ver en los volúmenes que se exponen junto a las fotografías. Unos álbumes elaborados por el fotógrafo, en una edición que el presidente del Centro de Estudios Montañés definió «como casi fascímil».
Virgilio Fernández destacó que esta obra aporta «la visión híbrida de un casi indiano fotografiando mucha de la arquitectura indiana», apuntando además de ella que sus fotos reflejan su formación artística así como su relación con Mateo Escagedo Salmón o Elías Ortíz de la Torre. «Tenía a su alrededor un grupo de personas de alto nivel intelectual», dijo. Y es que, tal y como apuntó, por su trabajo se sabe que gozaba de cierta independencia económica y «cierto nivel cultural», aunque no ha trascendido mucho más sobre su figura.
Ambos comisarios recordaron que pasado ahora un siglo desde que se tomaron, estas fotos son un referente ineludible para el estudio, conocimiento y valoración del patrimonio arquitectónico y escultórico de Cantabria, con espacio propio en la historia de la fotografía española.
Y destacaron varias curiosidades. Una de ellas es la importancia que se daba entonces a las construcciones románicas y que son las que más abundan en el apartado de arquitectura religiosa. «La Colegiata de Santillana del Mar fue el primer monumento reconocido oficialmente en Cantabria, seguido de la iglesia de Santa María de Lebeña y de la iglesia de San Pedro de Cervatos», indicó. No obstante varias iglesias góticas captaron la atención de Fernando Cevallos de León incluidas en esta colección. Sin embargo, las manifestaciones renacentistas o barrocas le pasaron más desapercibidas, tal y como apuntilló.
También hay testimonio de distintas construcciones incluidas en la arquitectura funeraria, que en los años en los que vivió el fotógrafo empezaba a tener una mayor relevancia.
¿Y qué se va a encontrar el público que visite la exposición?, se le preguntó a Virgilio Fernández. «Imágenes en blanco y negro de los principales monumentos románicos, torres defensivas, iglesias góticas y distintos elementos de arquitectura civil, además de algunos retablos de las iglesias que retrató, aunque al parecer estos le interesaban menos».
Javier Ceruti , que agradeció al Centro de Estudios Montañeses su implicación en la organización de la exposición, hizo hincapié en el meticuloso trabajo realizado por el CDIS. «Han realizado copias actuales manteniendo los deterioros que el tiempo ha ocasionado en dichos negativos, sin apenas retoques digitales», aseguró.
Además de la colección propiedad del Centro de Estudios Montañeses y de los siete juegos confeccionados con destino a sus hijos, uno para cada cual, elaboró Cevallos un número desconocido de álbumes con el mismo título destinados a la venta al público. Tales series, junto a los encargos profesionales que se le encomendaban, llaman la atención por la excelencia técnica y artística de sus fotografías, lo que permite retirar al autor el calificativo de aficionado e incluirle en la categoría de los fotógrafos profesionales santanderino.
En cuanto al autor de las fotografías se sabe que fue el hijo menor de una familia creada en Cuba por el carredano Martín Ceballos Vélez y la criolla isleña Leocadia de León, retornados a España durante la guerra de la independencia cubana. Se formó como ingeniero mecánico en Lieja y cultivó profusamente la fotografía hasta 1929, año en que falleció su hijo primogénito y redujo drásticamente su actividad gráfica. Difuntos también su padre y sus dos hermanos, pasó a ser el heredero y administrador del cuantioso patrimonio familiar.
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