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Los encuentros con autores, tanto escritores como ilustradores, constituyen uno de los granos de arena que han propiciado la fértil montaña educativa y cultural levantada por el Equipo Peonza durante ya más de treinta años. Su Revista literaria y las diversas publicaciones y libros satélite son la ventana más visible de una actividad permanente y paciente, muy abierta y diversificada, que se ha visto ratificada ahora con la obtención del Premio Nacional al Fomento de la Lectura que concede el Ministerio de Cultura.
Y, sin embargo, la labor de esta decena de docentes de y desde Cantabria, entre los cuales hay historiadores, psicólogos, filólogos , escritores y cuentacuentos...– va mucho más lejos a la hora de sembrar esas semillas clave. El esfuerzo «desinteresado de este grupo de profesionales de la enseñanza», ahora justamente recompensado, se manifiesta en un conjunto de acciones y actuaciones que confluyen en un objetivo: «Transmitir el placer de leer». En las útimas horas la Consejería de Educación y Cultura se sumó a la felicitación al grupo por el galardón. Su titular, Francisco Fernández Mañanes, calificó de «oportuno» el premio que reconoce una trayectoria «impecable» en el ámbito docente. Los miembros de Peonza, desde el consenso de una trayectoria construida con rigor y coherencia, han forjado su inquietud y sensibilidad con decenas de talleres, exposiciones, galardones, y giras con autores por colegios y bibliotecas.
–Después de treinta años, ¿cuál sigue siendo la esencia e identidad de Peonza?
– La revista nació impulsada por un grupo de entusiastas que quería llevar buenos libros para niños a cada escuela y rincón de Cantabria. Peonza era ese juguete en papel que informaba y proponía actividades. Al contrario que Peter Pan, que no quería crecer, nosotros crecimos y treinta años después seguimos siendo un grupo de entusiastas, con otras caras, con nuevas caras. Nuestra constancia como grupo puede ser una identidad esencial.
–¿Qué subyace tras su ya larga trayectoria?
–Esto de excavar en nuestro sustrato no es fácil. Pero como buenos antropólogos infantiles hemos descubierto que nos gustan los libros y los niños, nos preocupa la educación, nos encanta hablar de nuestras lecturas y llevarlo todo con humor, que no está el mundo que nos rodea para más preocupaciones que las justas. Y debajo de todo, la amistad.
–¿Qué comunica Peonza?
–Quisiéramos creer que la revista comunica alegría y ganas de conocer todos los aspectos fascinantes que tienen los libros para niños y jóvenes. Llevamos hechas cientos de entrevistas y en cada una de ellas nos gusta que nuestros lectores puedan sentir cercanos a escritores e ilustradores. También a figuras como Fernando Savater o Emilio Lledó, personas conocidas como filósofos y pensadores que reflexionaron sobre sus personajes literarios preferidos; o a Quentin Blake, una de las cumbres mundiales de la ilustración aal que no solo pudimos entrevistar sino conocer en su casa-estudio londinense. Nuestra nómina de entrevistados internacionales cubre muchos premios Andersen.
–¿Cómo empezó a girar Peonza y hacia dónde se dirige?
–Nos alegra recordar que empezamos a girar en el año 1986 por muchas escuelas de Cantabria y que con el tiempo y mucha caña hemos llegado a los palacios más altos. Peldaño a peldaño vamos a cumplir 32 años y 126 números. Y, como buen cuerpo que puede girar sobre una punta sobre la que sitúa su centro de gravedad de forma perpendicular al eje de giro, nos dirigimos hacia un futuro en el que queremos estén presentes los libros y álbumes ilustrados en las generaciones del siglo XXI. Y nosotros contando sus intimidades literarias.
–Peonza es más que una revista…
–Sí. Tenemos varios libros publicados, nos han traducido al inglés y al portugués, hemos realizado decenas de talleres, muchas exposiciones, nos han premiado amigos de los museos y un gremio de editores catalán, organizamos giras por colegios y bibliotecas de la región de los mejores autores con obra infantil, colaboramos con este periódico, etc.
–¿Tienen la impresión de que el reconocimiento tardío va en correspondencia con el maltrato que vive la cultura en general y el mundo de la lectura en particular?
–La cultura ahora es más divertimento que un gusto por las artes, maltratadas desde el cine a la literatura. Somos un país medio-lector en el que la mitad que no lee se impone. El consuelo es que los niños y niñas leen más que sus padres, pero deberían ir a la par. El reconocimiento nos alegra por todas las personas que nos han apoyado y nos anima a continuar.
–¿El secreto de haber llegado hasta aquí es que tras Peonza parece haber una sola persona y, sin embargo, es un colectivo?
–Somos diez personas, la mayoría docentes de varios niveles educativos. Alguno bibliotecario, un cuentacuentos, un escritor, un psicólogo, historiadores, filólogos… un colectivo con muchos puntos de vista que nos enriquecen.
–En paralelo a Peonza, Cultura premió a La Botica del Libro. Este proyecto promueve espacios de integración a través del libro, plasmado en barrios marginales o periféricos. ¿Cómo valoran está actuación?
- Nuestros compañeros cartagineses hacen una labor que este premio saca a la luz nacional. Es difícil fomentar el libro en barrios marginados y lo han logrado. Esperamos conocerlos y aprender de ellos.
–¿Cuál es la mejor campaña de lectura?
–Llenar de buenos libros para niños los colegios y bibliotecas. Es doloroso las casi nulas dotaciones para nuevas adquisiciones de libros que tienen casi todas las bibliotecas. Francesco Tonucci, gran pedagogo que estuvo en Cantabria y nos dibujó una peonza que presidió nuestra portada muchos años dice que «aprender a leer y escribir es el mejor regalo para los hijos»; llenemos estos momentos iniciales de buena literatura e imágenes.
–¿Qué responderían ante una oferta para convertir el proyecto Peonza en una marca editorial?
- Nos gustaría no tener que pensar periódicamente en la economía, ajustada y con algún quebradero de cabeza año a año. Pero no hemos pensado dar el salto a ser una editorial.
–¿Siguen existiendo muchos olvidos, perjuicios y lugares comunes en torno al libro y la lectura?
- Sí y sería extensa su relación. Nosotros insistimos: los cómics son una buena herramienta de aprendizaje lector, escribir para niños no es nada fácil, leer imágenes es ya leer, los niños leen y mucho…
–¿Qué ha hecho más daño a la lectura?
–Pregunta difícil. Contestaremos ciñéndonos a nuestros niños y jóvenes: la crisis de la primera década del siglo y el cambio de hábitos familiares. La crisis ha recortado actividades culturales y escolares. Muchas clases tienen los mismos libros para leer que hace diez años y lo mismo les ocurre a las bibliotecas. Las familias en situación de desventaja social han aumentado y los hábitos de sus hijos están alejados de todo lo que no sea una maquinita. Es doloroso oír decir a profesores de alumnos de seis o siete años que muchos de sus alumnos 'no saben lo que es un libro'.
–Como docentes, ¿ven sensibilidad en los colegios y en sus colegas a la hora de promover la lectura?
–Existen muchas actividades que promocionan la lectura en institutos y colegios que cuidan sus bibliotecas. Pero, al mismo tiempo, la lectura parece limitarse a unas horas de Lengua y a los cursos iniciales.
–¿Leer puede salvar una vida?
–Una vida, una generación y un pueblo. Muchos de nuestros alumnos nos agradecen haberles transmitido el placer de leer, algo que puede ser extensivo a generaciones más lectoras y a pequeños pueblos que disfrutan con clubes de lectura. Las historias pueden ayudar a sentirse mejor y los libros están llenas de ellas.
–Docencia, cultura y libro, ¿un cóctel absolutamente molotov...?
–El cóctel pedagógico-cultural unido al libro debería despertar conciencias y promover personas criticas que supieran tanto hacer bricolaje como no dejarse engañar por tanta manipulación que nos rodea.
–¿Cultura y educación deben ir de la mano en cualquier estrategia, plan o diseño que implique la promoción de la lectura?
–Como ministerios nacionales van por separado… y se nota. El tema de la lectura y su promoción debería ser un trabajo conjunto, pero no hay estrategias comunes. ¿Cuándo habrá cabezas pensantes que unan los dos campos? No lo sabemos.
–Con las nuevas tecnologías ¿se está creando una comunidad de malos lectores?
–Es un debate que tenemos frecuentemente y no nos ponemos muy de acuerdo entre nosotros. Unos somos optimistas y otros realistas. Los optimistas decimos que hay muchas formas de leer. Los realistas nos muestran las deficiencias en comprensión lectora a edades entre los ocho y los catorce años.
–¿Qué actividades o iniciativas consideran válidas para dirigir a un joven hacia la lectura?
–Hace años -1995- tuvimos un pequeño éxito editorial con nuestro libro «ABCdario de la animación a la lectura», agotado. En él desgranábamos cómo animar desde el trabajo con la poesía a incluir visitas de autores a los centros escolares y bibliotecas. Veintidós años después nuestras propuestas siguen siendo válidas, pero no acabamos de ver llenas nuestras bibliotecas de buenos libros. Siempre habrá un libro que atraiga a un joven antes de que ya no le interese la lectura a partir de esos 14 años en que empieza el abandono lector.
–¿Alguna iniciativa más precisa?
–Por ejemplo, uno de los proyectos que llevamos a cabo, de forma paralela a la revista: los encuentros con autores, tanto escritores como ilustradores. Nuestra intención es proporcionar a los colegios y bibliotecas públicas el contacto directo con los creadores de la Literatura Infantil. Es un proyecto que hemos retomado en 2014 y que en este curso cuenta con la participación en diferentes fechas de Gusti, Ricardo Gómez, Federico Delicado, María José Ferrada y Rodrigo Marín. Los encuentros son muy fructíferos y son unas semillas en pro de la lectura que sembramos año tras año.
–¿Se ha perdido la batalla definitivamente frente a la cultura de la imagen?
–Creemos que no. Los libros perdurarán. Muchos de ellos han incorporado las claves de esta cultura en el diseño, grafismo e ilustraciones de obras infantiles. Nos aventajan otros países, pero ya existen libros y series con otros ritmos narrativos que parecen guiones cinematográficos. Quizás el campo de batalla futuro sea otro.
–¿Resulta ingenuo pensar en una política cultural coherente, bien fundamentada y con criterio que supere la miopía del utilitarismo y que vaya más allá de plazos electoralistas y criterios de mera rentabilidad?
–Treinta y dos años de políticas culturales nos contemplan y podemos afirmar que efectivamente, no existe una política cultural continuada y coherente. Sin embargo, ha habido proyectos e iniciativas interesantes que, sin pecar de ingenuos, mantienen nuestra esperanza.
–¿Creen que el presente-futuro digital acabará con el libro papel?
–No. En esto si tenemos unanimidad y por más que se hayan puesto varios plazos fijos a la muerte del libro-papel, estos no se han cumplido. El libro-papel es muy necesario en la etapa de formación lectora.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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