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Aunque finalmente no asistió a la gala del pasado sábado, Pepa Flores ha sido una de las protagonistas de los Goya de este año. Sus hijas recogieron el premio de honor con el que la Academia de Cine ha querido reconocer su carrera, un ... galardón al que se suma estos días la reedición por parte de Sony del que fue su último disco 'Galería de perpetuas'. La discográfica ha vuelto a poner de actualidad este trabajo publicado en el año 1979 que incluye, en su portada uno de sus retratos más icónicos y también de los trabajos más importantes del fotógrafo Pepe Lamarca afincado en Cantabria desde 1978. «Hice varias fotografías a Pepa Flores siempre por encargo. Ya por entonces era una mujer con la cabeza muy bien amueblada que cuando lo deseó supo quitarse de en medio».
Pepe Lamarca, nacido en Buenos Aires en 1939, inició su andadura profesional en los años 60, realizando reportajes gráficos para los sindicatos sobre trabajos insalubres y documentando las condiciones de vida de los 'golondrinas', jornaleros que se desplazan, durante nueve meses al año, con toda su familia, a las regiones ricas para sacar adelante las cosechas o trabajar tierras no explotadas por los terratenientes.
En esa época entabla relación profesional con el fotógrafo Humberto Rivas, retrata a numerosos escritores y artistas argentinos y conoce en la capital porteña a Paco de Lucía, Camarón y Antonio Gades. Estaba trabajando en las fotografías de los cárteles que debían anunciar la actuación del bailaor cuando la policía allanó su estudio y le detuvo. Cuando sale de prisión decide exiliarse a España y es aquí donde reanuda una relación con Antonio Gades que le acaba convirtiendo en el 'fotógrafo del flamenco' si bien, aunque él no renuncia a este denominación, prefiere definirse como un «fotógrafo de industria» tal y como explicó ayer a El Diario Montañés desde su domicilio en Polanco donde reside desde 1978.
Lo cierto es que desde su llegada a España en 1971 su retratos se centraron en personajes relacionados con el mundo del flamenco como Camarón de la Isla o Paco de Lucía y también se encargó de numerosas portadas de discos y trabajos fotográficos para José Menese, Rafael Romero, Carmen Linares, José Mercé, Fosforito, Terremoto, Niño Miguel, Enrique Melchor, Juan y Pepe Habichuela y Tomatito, entre otros.
Con Antonio Gades trabajó fundamentalmente en la cartelería del Ballet Nacional y fue, en esta época, cuando conoció a Pepa Flores. «Me llamaron en varias ocasiones para distintos trabajos promocionales. Desde hacerle fotos para algún casting, hasta carteles de conciertos o la portada del que fue su último disco», recuerda Lamarca quien también destaca que «pese a que tenía muchas tablas a la hora de posar se le notaba cierta timidez ante el objetivo».
Esa foto, la misma que ilustra página, está fechada en 1979. Entonces Pepa Flores contenía en sus facciones maduras la infantil mirada que la catapultó desde las pequeñas pantallas de un país en vías de transición en blanco y negro a la leyenda cinematográfica contenida en el nombre artístico de Marisol. Una fotografía que, de nuevo, está en la calle en la portada de ese disco recién reeditado y que aporta una imagen que representa la renuncia a una identidad impostada y a la vez la lucha por la búsqueda de una identidad propia, aunque ésta suponga la condena o la salvación del anonimato y es que Lamarca supo ver mejor que nadie a Pepa Flores y captar en ella la imagen de la satisfacción, de la recompensa de la felicidad.
Los recuerdos del fotógrafo argentino sobre la actriz y cantante fuera del estudio también rebosan cariño. «Es una mujer encantadora, generosa y una excelente cocinera y lo pude comprobar en alguna ocasión en la que mi esposa y yo fuimos invitados por ella y Antonio Gades para ver en su casa algún partido de fútbol».
Lamarca la recuerda también como una mujer «consecuente» y por eso no le ha extrañado su ausencia el pasado sábado en la gala de los Goya pese a celebrarse en su Málaga natal. «Hace algunos años yo expuse allí mismo varios de los retratos que conservo de ella. Era una muestra organizada por la Diputación de Málaga y la llamé para invitarla a la inauguración pero no vino. Luego supe por las responsables de la galería que días después ya lejos de fotógrafos y periodistas pasó por la sala para ver la muestra y que incluso se emocionó con algunas de las fotos».
Se le pregunta a este fotógrafo qué importancia tiene este retrato en su trayectoria. «A lo mejor es uno de los más conocidos por el personaje en sí y también porque creo que se refleja muy bien su personalidad y el momento que estaba atravesando», afirma.
La foto se ha mostrado en las últimas exposiciones de Lamarca en Cantabria, en la sala Robayera de Miengo en 2010 o en La Caverna de la Luz en 2012. Aunque ya está retirado «me dedico a revivir los recuerdos y a reactivar el archivo pues como yo no era fotógrafo artístico si no que trabajaba fundamentalmente como cartelista y sólo se elegía una foto, conservo muchas inéditas». Recientemente ha mostrado alguna de estas, sobre todo las relacionadas con el flamenco, en Nimes (Francia) en una exposición organizada con motivo del treinta aniversario del Museo de las Culturas Taurinas. «Los franceses tienen una visión muy limpia y respetuosa del flamenco. Lo toman como una gran experiencia artística», concluye el fotógrafo bonaerense.
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