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La mirada también se educa. Y en el proceso se suceden la iniciación y el aprendizaje, el método de trabajo y el talento del creador. Todo ello se revela en la muestra de imágenes inéditas que permite indagar en el legado de Ángel de la ... Hoz. El fotógrafo y pintor de Solares, retratista histórico, artista de artistas, alumbró muchos hitos en su trayectoria. Espacios como su estudio de Calvo Sotelo, espacios de arte como la Sala Delta en El Sardinero, trabajos sobre el Santander de los años sesenta y decenas y decenas de encuadres y formatos que hoy constituyen uno de los fondos documentales más importantes de la fotografía de Cantabria.
El Centro de Documentación de la Imagen de Santander (CDIS), que ha crecido en paralelo a la creación, el nombre y la huella de Angel de la Hoz, exhibe desde ayer un homenaje al artista plasmado en su 'Álbum de París' de 1956. Como ya avanzó este periódico, la muestra fruto de una nueva donación llevada a cabo por sus herederos, la integran más de una treintena de imágenes tomadas en un viaje, junto a un grupo de siste artistas de Cantabria.
Ni tópicos, ni postales. Ajeno a la concesión turística, el álbum de Angel de la Hoz tiene vocación de diario de una estancia, de testimonio de crónica y retrato tan cotidiano como existencial. Su cámara busca la sorpresa, el contraste, el detalle tanto como la oportunidad, el costumbrismo y la extrañeza de vivir. Elegante y perfeccionista, Ángel de la Hoz dejó siempre en su trabajo un particular sello de sensibilidad y cuidado formal, también de mimo documental. Y de todo ello es fruto ahora esta mirada compartida que han impulsado sus hijos, con el apoyo del Ayuntamiernto de Santander, la Concejalía de Cultura y CDIS.
En el año de su muerte, su vínculo con Santander crece con este itinerario en el que se combinan las escenas de calle con la moda, el arte, la bohemia, los mercados, la vida cultural, el azar. De la Hoz (Solares, 1922-2019) símbolo de la memoria fotográfica de Cantabria, plasmada en decenas de retratos y en miradas que remiten a personalidades y hechos, testimonios fijados de nombres y situaciones vinculadas a la vida creativa de la comunidad, es inherente a la trayectoria del CDIS.
En 2007 se inauguró la sala polivalente que lleva el nombre del fotógrafo, epicentro de la programación expositiva. El CDIS nació en el año 2002 con el objetivo de «recuperar, preservar, gestionar y difundir nuestro patrimonio fotográfico», siendo el único Centro de estas características que existe en la comunidad. Su origen se encuentra precisamente en el antiguo Archivo Histórico Fotográfico Municipal (1958). Desde entonces y hasta la actualidad sus fondos se han enriquecido notablemente con otros procedentes de donaciones.
Ángel de la Hoz tomó un centenar de fotografías durante el viaje realizado a París en el verano de 1956. El CDIS cuenta con la donación que el propio fotógrafo realizó en el año 2014 de una parte muy importante de su archivo fotográfico –unas 18.000 imágenes–, al que se suma este año la donación llevada a cabo por sus herederos, tras el fallecimiento del fotógrafo, que consta de su biblioteca, configurada por 448 volúmenes entre libros, catálogos y revistas, y más de 12.000 fotografías. El CDIS, que coordina Manuela Alonso, ya exhibió al público «los magníficos retratos en blanco y negro que el autor tomó a lo largo de la segunda mitad del siglo pasado» y que, el también fotógrafo, Jorge Fernández positivó para la exposición que Caja Cantabria organizó en 1993.
Ahora doce años después de aquella apertura pueden verse en el citado espacio imágenes inéditas integradas en un álbum que forma parte de la mencionada nueva donación familiar.
Manuel Arce, el histórico galerista y escritor, dijo en ocasiones que en la fotografía de Angel de la Hoz hay conocimiento técnico, pero también sabiduría humana, conocimiento de las cosas, indagación y, sobre todo, necesidad de hacer algo más que una fotografía técnicamente bien elaborada. La muestra, que permanece abierta hasta principios de febrero, está acompañada de la edición de un catálogo conmemorativo.
El cambio de formato y encuadre de sus imágenes, el diseño propio de Ángel de la Hoz, la revelación de cómo trabajaba, los formatos originales y una vitrina con documentación de los trabajos configuran la estructura de esta cita. La cámara con la que captó ese París que preludia la nouvelle vague, también formará parte de la muestra.
A juicio de Manuela Alonso, el álbum de París se convierte en un resumen en imágenes de aquello que vieron en junio de 1956 una serie de artistas y un fotógrafo. Es el París como plató cinematográfico, aquel en el que los vagabundos duermen en las calles, el de los niños con globos, el de los amantes, el de los puentes, la Torre Eiffel y el Moulin Rouge a través de 32 obras inéditas, una vitrina con documentación y 13 imágenes creadas a partir de negativos. La alcaldesa de Santander, Gema Igual; la concejala de Cultura, María Luisa Sanjuan; los hijos del fotógrafo, Alberto y Carlos, y Manuela Alonso presentaron la cita.
De la Hoz, en nombre de la galería Delta que dirigía, solicitó una subvención en 1956 al Ayuntamiento y a la entonces Diputación Provincial para organizar un viaje de una serie de artistas a París y visitar sus principales centros artísticos. Fueron: Casto del Castillo, Agustín de Celis, Juan José Cobo Barquera, Enrique Delgado, José Fernández, Esteban de la Foz, Luis Polo y Miguel Vázquez. Y Angel de la Hoz que durante ocho días realizó un reportaje fotográfico con más de un centenar de imágenes, la mayoría negativos en blanco y negro de formato medio, de entre las que eligió 35 y creó el álbum 'Impresiones de París'.
Gema Igual subrayaba ayer que el fotógrafo donó al CDIS más de 18.000 objetos fotográficos y, tras su fallecimiento, sus hijos cedieron unas 12.000 imágenes más, así como documentación y su biblioteca especializada de fotografía, compuesta por unas 500 publicaciones. «Una familia comprometida con la ciudad y que entre todos han sabido poner en valor la figura y la obra de De la hoz». En la actualidad, el equipo de técnicos del CDIS custodia y trabaja en el tratamiento, limpieza, preservación, digitalización y descripción archivística de más de 30.000 imágenes del fotógrafo.
Alberto de la Hoz mostró su «gran satisfacción» por la acogida del Ayuntamiento hacia la obra de su padre y por lograr que «trascendiese más allá de su propia vida».
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