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«Dentro de su aparente sencillez se esconde un mundo entero de emociones». Paula Sumillera habla así de Philip Glass. La directora de la Orquesta ... Sinfónica del Cantábrico no oculta el entusiasmo que le produce el nuevo reto de la formación. Junto al pianista José Imhof estrenan esta noche, en el Palacio de Festivales y a nivel nacional, el 'Concierto Nº 3 para piano y orquesta' del compositor estadounidense.
¿Qué significa esto? «En directo, nadie en España ha oído nunca esta obra», explica Sumillera y será la primera vez que muchas personas la escuchen en su vida. «Estos retos son para bien siempre». Y es un desafío que implica descubrimiento. «Glass es único, un compositor grande a la manera de los grandes al que reconoces en dos compases después de escuchar un par de sus obras; es capaz de reproducir su mundo interior con música. Tiene un don», ratifica Imhof. Para la Oscan es una oportunidad de experimentar y hacer pruebas. «No hay unas normas escritas, pero gracias a que José es un experto en Philip Glass, conocemos mejor su obra», explica la directora. El pianista cántabro navega ahora por la aguas de sus composiciones con una tripulación que cambia el resultado. «Tras tanto tiempo conviviendo yo solo con la obra, poder por fin escuchar a la orquesta y poner en común el trabajo de todos, ha sido muy emocionante», ratifica el intérprete que habla de un territorio conocido. Lleva tocando sus piezas muchos años y ahora estará con «ese autor tan querido para mí, tan familiar, en una experiencia nueva y extraña», explica.
Hora. 19.30 horas en la Sala Argenta del Palacio de Festivales. (Entradas 10 euros).
Programa J.S.Bach. 'Concierto de Brandenburgo'. W.A. Mozart. 'Divertimentos'. P. Glass. 'Concierto para piano y orquesta de cuerdas nº 3'.
Tan bien le conoce que le dedicó un disco completo; 'Like a sparkle in the mist' (2019). Un álbum que califica como «una consecuencia», después de tantos años explorando su obra e interpretando su repertorio. «Ha sido un poco como un catalizador de todo lo vivido con Glass en el escenario».
Solista y músicos se han divertido en esta experiencia común. Prueban y ensayan midiendo el tamaño del auditorio, comprobando si funciona, haciendo cambios. «Es muy bonito no tener muchas referencias anteriores y poder experimentar sin la presión de que grandes batutas lo hayan dirigido ya», dice Sumillera. Una libertad que disfrutan. «Llegas a un punto -expone con entusiasmo- en que te deja ser más tú, porque casi estás haciéndolo nuevo».
La idea del proyecto surgió en el año 2019. Imhof ya estaba de lleno en el mundo Glass y Sumillera se movía en los registros del minimalismo que caracterizan al compositor de Baltimore. La parte diferenciadora de la Oscan es la búsqueda de proyectos un tanto singulares o repertorios que puedan presentar de una manera distinta. «Un puntito de peculiaridad».
Las composiciones de Glass responden a esa premisa; carecen de armonías claramente identificables por el público. Se pierde la posibilidad de llegar a él a través del reconocimiento tácito de lo que suena. «Cualquiera puede tararear una melodía de Mozart, pero Glass trata de hacer un cuerpo sonoro con las dos manos, dándoles la misma categoría», dice el pianista. No hay melodía de acompañamiento, pero transmiten atmósferas muy particulares.
Glass estudió a Mozart y Bach. Dos compositores buscados por sus repertorios para abrir el concierto de hoy, que como el pianista cuenta en sus memorias, tuvieron una gran importancia en su trayectoria. El concierto se presenta para «disfrutarlo», en un viaje del barroco al siglo XX. Por la propia «carga emocional de Glass y cómo te transporta, de una forma sutil». Los divertimentos de Mozart son «luz, agua que corre, energía chispeante» y el Brandenburgo de Bach es una obra «espectacular y muy interesante para el público», con un enfoque de motivos que «aunque son muy chiquitines, se transportan por varias tonalidades», detalla la directora. «Describir música con palabras y no sentado en un piano es complicado», bromea Imhof.
Glass se «adapta» perfectamente a la personalidad del pianista cántabro. «Todo lo que me transmite su música, de alguna forma me llena». Es serenidad, sosiego, que encaja con el modelo de vida que ha elegido Imhof. A pesar de ser un compositor contemporáneo y sufrir la velocidad actual, Glass intenta mantenerse al margen y elabora esa calma «tan necesaria». «Si conseguimos transmitir algo de esa paz, sería un éxito para nosotros». Y concluye: «Glass es único, un compositor grande a la manera de los grandes al que reconoces en dos compases».
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Ana del Castillo
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