
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«No debemos de tener miedo de inventar cualquier cosa». Las palabras del artista resuenan entre el eco de su rostro, de los retratos y ... de los ojos que devuelven, en el Palacete del Embarcadero, a otro Picasso. El creador del 'Guernica' se muestra «doméstico, íntimo, cotidiano», expuesto en su dimensiones poliédricas pero sin que el icono universal, como tantas veces ha sucedido, devore al hombre. Las fotografías de 'Picasso visto por Otero' que habitarán todo el verano en el espacio portuario santanderino constituyen un gabinete de invitados donde el visitante accede al estudio, a lo familiar, al dormitorio, al artista rodeado siempre de sus creaciones.
Es un Picasso octogenario y libre, que hace tiempo entró en el Olimpo de la historia del arte y cuya presencia se revela más cercana gracias a las imágenes del periodista argentino Roberto Otero que, entre 1961 y 1972, captura los perfiles del artista. Su sombra entre los lienzos, su cabeza junto a un tapiz de las señoritas de Avignon, o la pequeña serie en color (una de las excepciones) donde Picasso juega teatralmente con un pareo indonesio y sus esculturas. Todo cabe en una muestra en la que la cerámica, los espacios del estudio, las amistades...configuran el escenario de un Picasso, solo o acompañado, siempre reflejo de ese magnetismo del creador incesante. «Uno nunca sabe lo que va a dibujar pero cuando empieza a hacerlo, nace una historia, una idea, y ya está».
Pero sin duda el otro gran protagonista de esta cita organizada por el Museo Picasso Málaga, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y la Autoridad Portuaria, a través de cincuenta fotografías en blanco y negro, en su mayoría, es Rafael Alberti. Su presencia transmite una complicidad entre pintor y poeta captada por el también escritor y documentalista cinematográfico Roberto Otero.
Lo que alberga el Palacete, a modo de capilla gráfica picassiana, es el reflejo plural de un periodo en el que Picasso ya ha demostrado todo artísticamente y solo parece disfrutar apasionadamente de la libertad de crear sin tener que rendir cuentas. Las cerámicas en Vallauris, los amigos y visitantes en compañía de su mujer, Jacqueline Roque, la soledad del artista en su proceso creativo y las obras con las que convivía diariamente.
La muestra del verano en el Palacete enlaza con la exitosa exposición que el Centro Botín dedicó hace dos años al 'Picasso Ibero'. José Lebrero Stals, director artístico del Museo Picasso Málaga, recordó que son más de mil quinientas las imágenes que conforman el archivo que en el año 2005 adquirió el centro artístico, las cuales representan un importante testimonio documental centrado en el último periodo de vida de Pablo Picasso y en el momento en que traslada su residencia habitual a Notre-Dame-de-Vie en la localidad de Mougins, al sur de Francia en 1961.
El rector de la UIMP, Carlos Andradas y el director de la Autoridad Portuaria, Santiago Díaz Fraile, inauguraron la muestra junto a Lebrero. Andradas subrayó la vocación de la UIMP de implicarse con la sociedad santanderina colaborando con instituciones de la ciudad. Sobre la exposición ensalzó la oportunidad de contemplar el que «ha sido el artista más universal del arte y de la pintura española del siglo XX, lo que constituye un homenaje tanto para el pintor como para quienes promueven esta exposición».
Por su parte, Lebrero calificó de «combinación virtuosa» la que ha generado la colaboración con la UIMP y con el Puerto para la conmemoración de los 50 años del fallecimiento de Picasso. Fotografías que muestran «a un Picasso doméstico en un momento vital en el que ya ha entrado en los anales de la historia del arte del siglo XX y vive su vida». Las escenas que podrán contemplar quienes visiten la exposición son, a su juicio, «un puente hacia la historia, hacia la memoria, y vemos a un Picasso en su salsa».
Un itinerario por «el mundo personal, las relaciones de un hombre, como digo, que ya ha demostrado todo, que no tiene que hacer nada nuevo pero que no deja de seguir produciendo».
Esta próxima semana, bajo el epígrafe 'Picasso al sur. Celebración 1973-2023', José Lebrero, junto a la historiadora del arte María José Salazar, dirigirán unas jornadas dentro de los cursos de verano de la UIMP. Expertos como la doctora en historia del arte, Manuela Mena; la comisaria Malén Gual; el que fuera primer ministro de Francia, Manuel Valls; el crítico de arte Juan Manuel Bonet; o el investigador malagueño Rafael Inglada, entre otros, analizarán desde diferentes perspectivas la identidad, relaciones e influencias de Pablo Picasso en la sociedad y culturas españolas del siglo XX. «¿Existe un Picasso francés y otro español? ¿Cuál es el valor simbólico del Guernica en la Transición democrática? ¿Han convertido los medios de comunicación al artista en un héroe literario? ...», son algunas de las cuestiones que se abordarán en este foro.
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