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Quique Ortiz, formado en Bellas Artes, se mueve en el arte figurativo de tinte realista. Roberto Ruiz
«La pintura es lo más primigenio del arte y cabe defenderla por el trabajo que conlleva»

«La pintura es lo más primigenio del arte y cabe defenderla por el trabajo que conlleva»

El pintor cántabro Quique Ortiz, que expone en la galería Juan Silió hasta abril, ha ilustrado la portada del Anuario 2024

Jueves, 20 de marzo 2025, 01:00

Reconoce que ilustrar la portada del Anuario ha sido «un poco complicado». No es sencillo ilustrar las consecuencias de la dana que en octubre del pasado año se llevó por delante 224 vidas. Buscando imágenes, se centró finalmente en los coches arrastrados por el agua. Cuando los equipos de emergencia encontraban cadáveres en su interior, los marcaban con una X y añadían un número en función de las víctimas. En potentes tonos rojos y negros, el resultado, «Es una superposición de imágenes con esos coches, las marcas de las X y el interrogante». Era difícil abarcar un tema así desde la distancia, indica, circunscrito a un tema tan concreto, que llevó al tipo de pintura que está trabajando en la actualidad; la desfragmentación de la pintura, las superposiciones.

El Anuario llegará a cientos de ciudadanos, lectores de El Diario Montañés, que de este modo descubrirán su trabajo. «Todo lo que sea llegar a público que no está habituado a acudir a exposiciones o galerías me parece interesante», dice. Porque en Santander, suele ser la gente de fuera la que compra arte, expone. «No es que a los ciudadanos no les guste, pero el cliente tiene otro perfil».

No es partidario de explicar con detalle el contenido de sus obras. En las exposiciones suele ofrecerse la hoja de sala, que escribe él mismo, a modo de tratado de pintura, un statement donde explico un poco la obra, pero no es una cosa que me guste explicar, porque no trabajo con temas muy cerrados y lo dejo a la libre interpretación del espectador.

Uno de los aspectos que plantea en su personal tratado es la defensa de la pintura. ¿Ante qué? Todo tiene cabida en este mundo, «pero la pintura es lo más primigenio del arte y cabe defenderla por el trabajo que conlleva». Que siga habiendo «alguna manifestación de pintura propia en las galerías», anhela. Las nuevas tecnologías, las inteligencias artificiales, permiten hacer de todo, pero este «es el medio tradicional». Aunque viene de la especialidad de técnicas gráficas, Ortiz se considera pintor. En la actualidad está trabajando con técnicas como la estampación en serigrafía y la gran mayoría de imágenes fotográficas de las que parte las ha ido recopilando a modo de «apropiacionismo» sobre las que hace una puesta en común «y encuentro relaciones». «Son imágenes que me interesan, aunque no sepa decir exactamente por qué». Trabaja digitalmente sobre la imagen y la vuelve a pasar al medio pictórico. Un proceso de varias etapas; del digital al tradicional y de nuevo al principio, porque «siempre tengo que fotografiar lo que pinto».

La gran mayoría de imágenes que le interesan son escenas nocturnas, frames, que parten de «lo que es lo sublime en teoría estética», esto es; una experiencia que va más allá de la belleza ordinaria y provoca una sensación de grandeza, asombro o admiración.

En Juan Silió donde expone en la actualidad «se ve un poco» esa dinámica. «No hay un tema cerrado, pero sí una cierta narrativa entre todas las obras». No solo por haberlas pintado el mismo autor con su técnica «sea la que sea», sino por el diálogo que establecen «del que puedes sacar ciertas conclusiones».

Su visión de la ciudad que está experimentando una transformación cultural es «positiva». «Me parece importante que se apoye a la gente joven, porque ahora mismo hay muchísima gente que está volviendo a Cantabria tras estudiar Bellas Artes, pasados seis o siete años fuera». Detecta un vacío respecto a generaciones previas «a los que quizá les fue mejor a comienzos de los 2000» y no han regresado. «Dedicarte a esto solo, hoy en día es muy complicado», lamenta. En lugar de quedarse en Valencia, Madrid o Barcelona, donde la competencia es mucho mayor, los artistas noveles regresan a casa.

En Santander, siempre es la gente de fuera la que compra arte, expone. «No es que a los ciudadanos no les guste, pero el cliente tiene otro perfil».

Pendiente de un par de exposiciones colectivas y con un año como margen para su proyecto actual, antes de «cerrar una línea de trabajo», si tuviera que elegir entre provocar al espectador o no tener que explicar su obra nunca más, Ortiz se queda con la primera opción. «Me parece importante que siempre haya un mensaje, sea más claro o más difuso», argumenta. El hecho de presentar una obra y que no tenga nada detrás, que solo sea algo estético, no es su meta. «Condicionar al espectador y llevarle de la mano prefiero no hacerlo; el arte, de alguna forma, tiene que tener una libre interpretación». O tantas como miradas se posen en el cuadro. En los suyos, por el momento, en la sala Juan Silió y en la portada del Anuario 2024 de El Diario Montañés.

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