Las pinturas de Emilio González Sainz y Mazarío confrontan su 'Correspondencia' en Alemania

«Aunque hemos tomado caminos diferentes, nos hemos mantenido fieles a la pintura como nuestro principal medio de creación artística». Dos pintores con biografías paralelas y con campos de interés cultural, artístico y vital comunes. Dos artistas que expusieron juntos por primera vez en 1997 (Pinturas para el invierno) en la Galería Carmen de la Calle, cuando tenía su sede en Jerez de la Frontera, para hacerlo posteriormente, en 2010, en la sede de la propia galería Siboney en Santander. Dos artistas naturales del mismo territorio, que han sido vecinos y amigos desde la juventud. Dos artistas, en fin, que compartieron Facultad -Bellas Artes del País Vasco- y numerosos acontecimientos y vivencias.

Más que una exposición de amistad, la de Alemania es un reflejo de sensibilidades y matices, que deja traslucir «un bagaje artístico y vital pleno de referencias, que reinterpreta miradas inquietas y fascinantes del arte». Su afán enciclopédico «no proviene del pánico de ignorar, sino del ansia de conocer». La pintura de paisaje ya estaba presente en la primera exposición de Mazarío en la que presentó su memorable 'Paisaje inglés (Homenaje a Stubbs)' de 1993, al que respondía Emilio González Sainz con sus pinturas que basculaban entre 'Pino sul mare' de Carlo Carrà y los paisajes de los acantiladas de Rügen pintados por Caspar David Friedrich.

Este proyecto expositivo en Alemania se postula como una buena ocasión para tomarle el pulso a dos artistas de un recorrido notable y que de alguna manera evidencian como muy pocos, que la actitud ante el arte no discurre en paralelo a los cambios sociales, culturales y materiales, tendentes a la homologación, y que los discursos personales, «sin estar excesivamente pendientes de la corriente dominante, siempre tendrán su lugar en el panorama artístico, y este ha sido, es y será siempre, uno de las razones de existir de la galería Siboney», apunta Riancho. El CN Foto acogió sesenta pinturas realizadas en los noventa que desvelaban ya el paralelismo de su carrera artística y su relación personal bajo el título de 'La casa del páramo'.

El diálogo de ambos creadores, como ahora en la cita germana, ha demostrado que sus obras «devuelven el placer de la contemplación de la pintura». A juicio del galerista, «fundir los paisajes de González Sainz y Mazarío supone elevar la pintura plena de sensibilidad y de matices que dejan traslucir sus trayectorias». Artistas nacidos en 1961 y 1963, respectivamente, que se conocieron en el estudio del pintor Julio Sanz Saiz con 11 y 13 años. La música y la literatura está instalada en ese espacio mental que les vincula.

En un tiempo en el que la pintura parece estar siendo desplazada de los espacios del arte por el mestizaje de técnicas, con presencia de los medios digitales y las instalaciones, «nos devuelven el placer de la contemplación de la pintura y nos transmiten en sus piezas la emoción que toda obra de arte debe tener», subrayaba en su día Luis Salcines sobre su creación.