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En un trayecto circular, en torno al Patio del Parlamento de Cantabria, uno puede recorrer, reconocer y redescubrir el mundo de Pisano y, sin rupturas ni montajes epatantes, una continuidad plasmada en las obras de quince artistas cántabros. En el epicentro el artista de ... Torrelavega, en el camino, la aventura parisina, y en lo histórico la Escuela de París. Una vuelta de tuerca donde confluyen relatos, mitos y nombres de referencia «esenciales» en la creación plástica surgida de la comunidad. El «tremendo legado» de Eduardo Pisano, el «crisol de talento y visiones del arte», los «sueños y aspiraciones» de unos y otros, el «diálogo entre artistas» subyacen en la muestra inaugurada ayer en el edificio histórico de la calle Alta. Una invitación, fruto de la colaboración con la Consejería de Cultura, que hasta finales de marzo da cabida a veintitrés obras de Pisano y casi cuarenta de quince artistas cántabros. La exposición supone un paso más en la consolidación reivindicativa del artista de Torrelavega. Un objetivo al que han contribuido en estos años, además de las instituciones, la Asociación de Amigos de Eduardo Pisano, la labor de la galerista Carmen Carrión y las donaciones del mecenas y coleccionista Eric Licoys.
Carrión, comisaria de este renovado acercamiento a Pisano, destaca esa alianza de espacio y arte en la que surge «un cántabro en el exilio que siempre mantuvo las puertas abiertas de su estudio para recibir a cuantos artistas llegados a París, desde su querida Cantabria, quisieron compartir con él experiencias y enseñanzas».
La consejera de Cultura, Eva Guillermina Fernández, subrayó que la muestra representa una ventana a un capítulo crucial de la historia del arte, en el que Cantabria a traves de sus hijos, jugó un papel protagonista». Para la titular de Cultura, además de la «experiencia visual y emocional», la muestra supone «una fuente de inspiración y un recordatorio de que incluso en los momentos más oscuros, el arte puede ser un faro de esperanza y belleza».
En su opinión, la obra de Pisano está «llena de color, pasión y profundidad y refleja la esencia de una época y un movimiento que marcó un antes y un después en el arte contemporáneo». Pisano, con sus Cristos, procesiones, y vibrantes escenas de la vida, «nos enseña que el arte es, ante todo, emoción y testimonio».
La presidenta de la Cámara, María José González Revuelta, apuntó que «no cabe duda de que una parte importante de la identidad cultural de Cantabria se ha formado con sus pintores, y especialmente a lo largo del siglo XX». Esta es la segunda vez que se muestra el trabajo de Pisano en el Parlamento de Cantabria, donde hace 12 años, coincidiendo con el Centenario del nacimiento del artista, se organizó también una cita expositiva.
Además, Pisano cuenta en la Casa de Cultura de Torrelavega con un espacio de exhibición permanente, gracias a la donación del mecenas francés Eric Licoys, que se refirió ayer a la «reputación internacional de Santander en el panorama del arte».
Por su parte el poeta Miguel Ibáñez recoge en el catálogo editado por el Parlamento que todos los artistas de esta revisión, que participaron en la aventura parisina, contribuyeron -independientemente del efecto de esa vivencia-, con su vida y su obra, «a un escenario y un relato fundamentales en la historia del arte».
En el Parlamento se exhiben sorpresas como una litografía de María Blanchard (la única de su creación), el reencuentro con Quirós e Iturrino, la huella del laredano Ángel Alonso o la imprescindible presencia de la obra de Medina, Gran y Sobrado, además de César Abín y trabajos de Pancho Cossío incluido un dibujo fechado en 1932 en París.
Un aventura que se forja, primero, entre las dos guerras mundiales, en años de eclosión y, más tarde, entre nuevas experiencias artísticas que hicieron de la capital francesa la ciudad mundial del arte. Las piezas, en su mayoría óleos, además del citado grabado y dibujos, han sido cedidas por colecciones privadas. Las excepciones son: el autorretrato de Antonio Quirós que tan sólo ha bajado las escaleras que van de la sala, donde se reúne la Mesa, al patio del Parlamento, un Iturrino de la colección del Ateneo de Santander o un Pisano de la Cámara de Comercio de Torrelavega. La comisaria aludió a que la exposición se caracteriza también por «contrastes de estilos y de tiempos» en torno a otras obras de Gerardo de Alvear, Ricardo Bernardo, o los hermanos Martín y Fernando Sáez y Sobrado, único autor vivo de todos los que componen la exposición.
'Pisano (Torrelavega 1912- París 1986), y los pintores cántabros de la Escuela de París' reúne así, finalmente, 61 obras.
Desde hace una década, el proyecto en torno a Pisano «ha cobrado vida gracias a la visión y generosidad» de Eric Licoys, cuya donación de 50 obras, valoradas en más de 150.000 euros, «marcó el inicio de un ambicioso proyecto que culminó en la creación de ese espacio permanente para la obra de Pisano en la Casa de Cultura de Torrelavega, mediante un acuerdo con la Sociedad Regional de Cultura.
«Este gesto no solo refleja la magnitud de su contribución al arte, sino también su compromiso con hacer accesible la cultura a todos», dijo la consejera.
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