«Poder encarnar distintos personajes es el mayor estímulo de los actores»

-Su compañero en esta obra, Alberto Iglesias, confesaba el otro día a El Diario Montañés que está nervioso con este estreno. ¿A usted de la pasa lo mismo?

-También. Él está nervioso por la responsabilidad de estrenar en su tierra y yo por volver al Palacio de Festivales, un escenario que he pisado muchas veces. Recuerdo un 'Fortunata y Jacinta' que produjo el Palacio cuando lo dirigía Juan Calzada, y que está considerado como un templo del teatro. Siempre hay nervios y además esta es una función de dos actores, preciosa, pero complicada de hacer. Pero bueno, nos dejamos llevar de la mano de Román Calleja, que es muy puntilloso y muy pesado a veces (ríe), pero gracias a él estamos rascando muy bien todas las capas que tiene el texto.

-'Variaciones enigmáticas' no es una obra nueva para usted, que ya la representó en el año 2000 con Jesús Puente.

-Así es. Cuando en 2019 viene a Santander con la función 'Por los pelos' le comenté a Román Calleja que esta es una obra que me gustaría volver a hacer. En aquella ocasión yo interpretaba el otro papel, el del joven reportero que va a entrevistar al Nobel. Tengo un recuerdo magnífico de aquellas funciones, que fueron las primeras que hizo Jesús Puente cuando dejó la televisión, y también fueron las últimas porque por desgracia nada más acabarlas sufrió el infarto que se lo llevó. Así que para mí esta obra tiene unas implicaciones muy grandes.

-Y usted que ha representado a los dos personajes, ¿qué destacaría de cada uno de ellos?

-Los dos son igual de atractivos. Son dos personajes opuestos con dos maneras bien distintas de ver la vida. La obra tiene sus momentos simpáticos, aunque no de carcajada, pero es una clara pugna entre el corazón y la razón. Pulula por toda ella un secreto, un Premio Nobel que tiene fobia social, que nunca acepta entrevistas pero que de pronto acepta una y a medida que va transcurriendo la función vamos descubriendo ese gran secreto y los personajes se quitan las caretas.

-La vida está llena de secretos. ¿Usted tiene guarda algún secreto confesable?

-Confesable ninguno. Ni siquiera confieso si tengo de los otros.

-Lo que no es ningún secreto es su pasión por el teatro. ¿Tantos años después por qué sigue amando el teatro?

-Por los personajes, pero me pasa lo mismo con la televisión o el cine. Cada personaje es un mundo nuevo que se te abre. Son personalidades nuevas que tienes que investigar, que tienes que averiguar, a las que tú intentas dar cosas, pero que muchas veces son ellos los que te dan a ti, para bien o para mal. Siempre está la incógnita y siempre está lo mejor por hacer. Encarnar nuevos personajes es el estímulo que tenemos los actores, que también confiamos en que lo que contamos desde un escenario tenga un objetivo positivo y que el público no salga indemne.

-Y ya que estamos hablando de secretos, ¿cómo es Juan Gea cuando se convierte en espectador?

-Pues mira, voy al teatro mucho menos de lo que me gustaría. Vivo a 30 kilómetros de Madrid y cuando estoy en la ciudad es porque estoy en el teatro trabajando o grabando alguna serie y en televisión los horarios suelen ser de diez horas. Así que cuando llegan los días de descanso me da mucha pereza salir de mi casa, a los pies de la sierra madrileña, donde tengo una huertecita, un poco de jardín, animales... Así que voy menos al teatro de lo que debería. Pero cuando voy me dejo engañar. En el buen sentido. No voy analizando y mi único objetivo es que me sorprenda lo que veo. Es distinto cuando veo la televisión.

-¿Qué le pasa cuando ve la televisión?

-Tengo que dejar pasar un tiempo para ver alguno de los trabajos que he hecho en cine o televisión. Cuando veo una secuencia me salgo de la historia y recuerdo cuántas veces cortamos, lo que nos reímos, cómo estaban las luces en ese momento....

-En los últimos años está trabajando mucho, tanto en televisión como en teatro. ¿Cómo ve la profesión?

-Fatal, como la mayoría de los sectores en España, Europa y todo el mundo. El covid ha afectado mucho al mundo del espectáculo. Los actores ni siquiera podemos acceder a los ERTE porque nuestros contratos son mientras dura la obra, por lo que si se cancela se acaba el contrato. Si has tenido la suerte de cotizar tendrás paro y si no, tampoco. Luego también estamos sufriendo la reducción de aforo, que es una faena para las empresas que suelen ir a un porcentaje de las entradas vendidas. Yo me puedo dar con un canto en los dientes porque no he parado. He estado trabajando todo el verano en Valencia con una obra que ha ido muy bien y luego con otra allí mismo. Ahora estamos intentado llevar de gira cuatro funciones, con esta, en las que participo: 'Por los pelos', 'Burundanga', 'El insólito caso de Martín Piche' y 'Variaciones enigmáticas'.

-Últimamente ha trabajado en varias series de televisión como 'El ministerio del tiempo' o 'Hospital Valle Norte'. ¿Tiene algún proyecto nuevo entre manos?

-Sí. He terminado dos series que no se están emitiendo todavía y ahora en junio empezaré otra que se titula 'Sequía', de la que no puedo hablar todavía.

-¿Las plataformas audiovisuales han sido un revulsivo para los actores?

-¿Un revulsivo? No diría que un revulsivo aunque, sin duda, han sido algo muy positivo para la profesión, pero también creo que se está produciendo demasiado, que hay un 'overbooking' de series y que eso tampoco es bueno. Espero que poco a poco se vaya equilibrando.