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Reunir al mejor talento musical juvenil de Europa, reunirlo y mezclarlo con la experiencia de algunos de los mejores músicos del mundo en una intensa experiencia que combina la docencia teórica con la práctica y los ensayos. Como guinda final, la realización de conciertos basados ... en algunas de las obras más destacadas de los compositores de referencia en el género clásico. Esa es la fórmula de éxito que la Fundación Albéniz lleva dos décadas aplicando cada verano en Santander en el Encuentro de Música y Academia, cuya XX edición encara estos días su recta final. Un experiencia tan grata como enriquecedora y sorprendente tanto para los alumnos como para los docentes, a los que El Diario reúne para conocer sus impresiones en un encuentro a cuatro bandas. La violinista francesa Anna Csaba, el pianista Antoine Préat, la polaca Kinga Wojdalska a la viola y el profesor alemán Máté Szucs, primera viola durante años en la Orquesta Filarmónica de Berlín, son los protagonistas de una charla en la que destacan los valores y bondades de una iniciativa que, según explicó en una reciente entrevista a este periódico Manuel Blanco, el mejor trompetista español y uno de los de mayor proyección a nivel internacional, ha contribuido decisivamente «a elevar el nivel de las nuevas generaciones de músicos de clásica en España».
Es una situación diferente para los tres jóvenes. Sus caras durante la sesión de fotos que ilustra este reportaje son elocuentes. Disfrutan de un momento que también les impone cierto respeto. Sobre todo con un profesor de la talla de Szucs a su lado. Así que la primera pregunta, cuyo objetivo era romper el hielo, les hace primero guardar silencio con cara de asombro y después desternillarse de risa: «¿Es realmente Máté un buen profesor... o no?». «Fantastic, fantastic», responde Kinga Wojdalska cuando la risa se lo permite. Mientras tanto Szucs, mordaz, pone cara amenazantes, pero el órdago está lanzado. La irónica pregunta busca saber qué supone para unos jóvenes con un talento enorme y una trayectoria brillante convivir y aprender de una forma tan abierta y directa de músicos profesionales del calibre de Szucs, una circunstancia de la que ha podido disfrutar el medio centenar de alumnos que han participado en la convocatoria. La violinista Anna Csaba, hija del director del Encuentro, Péter Csaba, resalta el carácter innovador las lecciones recibidas: «He aprendido mucho sobre cuestiones a las que no solía prestar tanta atención, muchas cosas muy interesantes que me van a ser muy útiles en mi desarrollo profesional. Es una oportunidad única en la vida».
El pianista francés Antoine Préat valora especialmente la posibilidad de «conocer los métodos y los procesos que sigue alguien que lleva mucho más tiempo que tú, y en el caso de la música de cámara poder tocar mano a mano con gente tan preparada es muy enriquecedor». A su juicio, «este tipo de encuentros, con tan poca gente y tan cercanos, son una gran idea porque te permiten interactuar de una forma diferente y prepararte muy bien para el futuro». Anécdotas, bromas, chanzas y comentarios salpican una charla que evidencia la confianza y naturalidad existente entre todos los participantes. «A veces son solo detalles, pero son muy útiles», continua Préat. «Por ejemplo, te dicen que es normal estar nervioso, que hay que saber asumirlo, porque son las señal de que estás haciendo algo muy importante», concluye.
Antoine Préat - Piano
Kinga Wojdalska - Viola
Para Kinga Wojdalska, sin embargo, lo más destacado del Encuentro es «tener la oportunidad de tocar con alguien que sabe mucho más y tiene mucha más experiencia que tú, porque es un reto que te obliga a buscar la mejor forma de expresarte». El caso de la música de cámara, señala, «es un género que depende del grupo, de saber trabajar como conjunto, y trabajar con profesores tan destacados te permite aprender directamente de ellos», añade. Toma la palabra entonces Szucs para puntualizar que su papel consistía precisamente en «demostrarles que el objetivo es llegar a ser personas respetables desde el punto de vista humano, y nuestra responsabilidad como profesores es ofrecerles un buen ejemplo».
«Una de las cosas que más me gustan es la honestidad con que se vive todo, y cómo sientes que los profesores quieren realmente ayudarte, porque en mi opinión muchos profesores a quienes quieren ayudar siempre es a sí mismo y eso aquí no ocurre», resalta Antoine Préat. Para Anna Csaba otra de las virtudes del Encuentro es «poder tocar con los maestros y que exista un respeto mutuo absoluto, porque es algo que sientes que te iguala». «Tocamos con algunos de los mejores maestros del mundo y es un lujo, pero somos humanos y cometemos errores, y aún así aquí lo único importante es que esos errores son los que nos permiten crecer», añade Kinga Wojdalska viola en mano, en la que silenciaba inconscientemente algunos acordes mientras hablaba. «Este Encuentro es muy valioso porque no te dirigen, aquí los profesores son las personas que nos dan las herramientas y nosotros somos los mecánicos que tenemos que elegir cuáles utilizamos en cada situación», aclara.
Pese a su juventud, los tres jóvenes talentos están acostumbrados a la exigente vida del aprendiz de música clásica, con largas horas de ensayo y numerosos recitales ya a sus espaldas. Incluso con eso, les ha sorprendido la intensidad del programa del Encuentro de Música y Academia, que les ha llevado no solo a recibir numerosas lecciones teóricas y prácticas, sino a realizar constantes ensayos y participar en los conciertos que la Fundación Albéniz ha organizado estas semanas en el Palacio de Festivales y en distintos puntos de la geografía cántabra. Entre ellos, el concierto del XX Aniversario del Encuentro, que estuvo dirigido por el propio Péter Csaba y al que asistió la presidenta de la institución, Paloma O'Shea. «Normalmente tienes que estudiar muchas piezas, pero verte ahora en tres o cuatro formaciones de música de cámara llega a ser a veces muy intenso», destaca Kinga Wojdalska, añadiendo que «es tanta información que a veces llegas a pensar que estás un poco perdida, pero es cuando te das cuenta de que vivir dando cada día el 100% es la respuesta a nuestro futuro».
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