«No poder vivir sin el móvil nos convierte en adictos, una enfermedad grave»

-Ayer presentó en Santander, en la librería Gil, 'El linchamiento digital', un libro que reúne las intervenciones del 4º Congreso de Periodismo Cultural. ¿Qué cuenta?

-En España hemos sido pioneros en llamar la atención sobre el peligro y el riesgo de las redes sociales. Son un artefacto tecnológico que no nos convierte en usuarios, sino en usados por una maquinaria comercial y política que consigue controlar los movimientos y las apetencias de los ciudadanos penetrando en su más celosa intimidad.

-¿Qué es lo más preocupante que escuchó en el congreso?

-Lo más preocupante de este periodo que llamamos la 'década mutante', esos diez o doce años de vida de las redes sociales desde que Steve Jobs presentó el Iphone, no es tanto el ímpetu, la potencia económica o la capacidad persuasiva y publicitaria de los fabricantes de los artefactos tecnológicos, sino la credulidad de una sociedad desarmada, confiada y que ha colaborado y se ha convertido en el cómplice necesario de esta expansión y de este nuevo dominio.

-¿Y lo más esperanzador?

-La capacidad de reacción crítica que los profesionales del periodismo cultural, estudiosos e investigadores expresan en este libro. Y la intuición popular, que ya empieza a sospechar que ese artefacto no nos sirve para nada y nosotros le servimos para mucho.

-Las redes, los móviles... están muy implantados entre los jóvenes, ¿qué mensaje les envía?

-Hay que empezar a informar a profesores, pedagogos y padres para que se conviertan en una fuente de consejo y asesoramiento. El modo incauto y apasionado en el que han caído en las redes requiere de la colaboración de todos los que somos capaces de ayudar a pensar mejor y tratar con la debida desconfianza todo lo que nos ofrecen, sobre todo si es gratis.

-¿Se puede vivir sin móvil?

-Tenemos que tratar este consumo masivo como lo que de verdad es, una enfermedad adictiva. Esto entra ya en un campo clínico y hay que utilizar las debidas herramientas sanitarias ante una enfermedad grave: la adicción, el no poder vivir sin... Tenemos que empezar a tratarnos como enfermos.

-Y además, están las 'fake news'. Aunque los bulos han existido siempre, ahora se propagan con enorme rapidez. ¿Qué hacemos para combatirlo?

-Las mentiras son tan antiguas como la historia de la cultura. La singularidad ahora es la velocidad a la que circulan. Es tan veloz la difusión de las 'fake news' que cualquier desmentido es imposible y es inútil porque el efecto tóxico ya se ha logrado. La sociedad y las instituciones tienen que entender que es necesaria una regulación y que no todos los inventos y las innovaciones son buenos, convenientes o recomendables. Hay que entender que no toda la innovación va a mejora necesariamente nuestra vida, nuestra condición, ni nuestra dignidad.

-¿Es consciente la sociedad del daño que hacen las redes?

-Tenemos que dejar de ser incautos y caer en las redes que nos han tendido para convertirnos en clientes usados por la potencia tecnológica.

-¿Qué papel debe jugar el periodismo cultural?

-El periodismo es fundamental. Tiene que informarse muy bien, mantener viva la tradición del pensamiento crítico de la cultura humanista europea y, con vocación de servicio al ciudadano, informarle con una solvencia impecable.

-¿Y qué hacen los medios de comunicación?

-Los medios de comunicación han descubierto, quizás un poco tarde, que las redes sociales han destruido su negocio y su reputación.

-Hoy se inaugura 5º Congreso de Periodismo Cultural centrado en el peligro de los videojuegos.

-El caso de los videojuegos es parecido al de las redes sociales. Hay que advertir a todos los ciudadanos de que puede ser una enfermedad adictiva muy grave y puede llegar a destruir la integridad mental de los usuarios. Sobre los videojuegos deberíamos hacernos dos preguntas. Si es un espectáculo de sexo y violencia de una vulgaridad tal que ningún padre de familia si lo conociera lo aceptaría en su casa, ¿es conveniente para nuestros niños y jóvenes? Y si las instituciones tienen realmente la capacidad de proteger a la ciudadanía, sobre todo a la infancia, de aquello que pueda lesionar sus derechos y su libertad.

-¿Hay una normativa que regula las edades de los juegos?

-Ninguna. La impunidad del fabricante de viodejuegos es absoluta.

-¿Como ve el periodismo?

-El periodismo tiene un papel esencial en la vida democrática. Y nuestro deber es garantizar la supervivencia del negocio periodístico. Cuando compras un periódico o te conectas a un medio, por pagar estás recibiendo una garantía de calidad. Sabemos que la información es cara y hay que pagar a los profesionales, salir de la cultura de lo gratuito para volver al contrato de fidelidad.