«Con todos los poemarios surgía siempre la misma duda: ¿por qué no escriben mujeres?»

Cambiar esa realidad, visibilizar el papel de las mujeres en la poesía y en la literatura española y restituir su papel fundamental en este ámbito cultural, fue el objetivo de la tercera edición del 'Día de las escritoras', una iniciativa de alcance nacional a la que Cantabria se sumó con la celebración de un acto en la Biblioteca Central que arrancó a las 19.00 horas. Este encuentro se celebra cada año el lunes más cercano a la festividad de Teresa de Jesús, el 15 de octubre, en el Salón de la Actos de la Biblioteca Nacional de España y en otras entidades e instituciones nacionales e internacionales. Se trata de una propuesta en la que cada año se designa una comisaria que elige el tema en torno al cual selecciona textos de destacadas autoras españolas e hispanoamericanas que posteriormente son leídos por destacadas personalidades del ámbito cultural, con una especial representación de creadoras en activo. En el caso del acto celebrado en la capital cántabra, la cita orbitó en torno a la conferencia impartida por la escritora y editora cordobesa Elena Medel. Durante su charla, titulada 'Voy a ser olvidada: otra historia de la poesía española', Medel destacó la ausencia de mujeres en las antologías y movimientos literarios que han surgido en España.

A lo largo de un intenso y variado repaso de la poesía española del siglo XX, Medel utilizó las distintas generaciones de poetas para visibilizar a creadoras de la talla de María Luisa Muñoz de Vargas, Concha Méndez, Concha Lagos, Lucía Sánchez Saornil, Ángela Figuera Aymerich, Alfonsa de la Torre, María Victoria Atencia o Paloma Palao. Un plantel de escritoras de referencia que vio su carrera literaria condicionada, cuando no directamente descartada, por una cultura que, aunque evolucionaba poco a poco, seguía manteniendo el machismo entre sus principales premisas.

A lo largo de la conferencia, Medel destacó en varias ocasiones el poder visual de la poesía y aprovechó precisamente esa característica para hilvanar su análisis. La primera imagen que mostró a un auditorio con destacada presencia femenina fue la de la Generación del 27, reunida con motivo del 300 aniversario de la muerte de Góngora. En ella aparecen poetas de la talla de García Lorca, Jorge Guillén, Damaso Alonso o Rubén Dario. La figura de la poeta y editora Concha Lagos quedó sepultada, pese a ser una de las grandes pioneras del sector literario y cultural de la época. La dinámica, generación tras generación, se repite. Lucía Sánchez Saornil, perteneciente a las conocidas como 'Las sinsombrero', fue otro gran talento poético que se vio obligada a cejar en sus sueños literarios por circunstancias familiares; tardaría cuatro décadas en volver a publicar, y sus obras completas no se editaron hasta 26 años después de su muerte, acaecida en Valencia en 1970.

La foto de la Generación del 50 fue un nuevo ejemplo del protagonismo de los poetas masculinos pese a la aparición de figuras de referencia como Ángela Figuera Aymerich, definida por Medel como «la gran poeta del sigo XX en España». La editora cordobesa también destacó en este periodo la figura de Alfonsa de la Torre, autora del imprescindible 'Oratorio de San Bernardino', a la que equiparó, pese a las notables diferencias de estilo, con Aymerich.

La sociedad avanzaba y el siglo XX se consumía, pero muchas cosas parecía que no iban a cambiar nunca. Así llegó la Generación del 70, pero la poeta María Victoria Atencia también acabó enterrada en el olvido. No fue la última. Paloma Palao, otro de los grandes referentes de la poesía femenina española, también lo sufrió. Y aquí... ¿seguimos?