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La chilena Carmen Yañez Hidalgo trae a Santander la poesía de la memoria

La chilena Carmen Yañez Hidalgo trae a Santander la poesía de la memoria

La chilena participa hoy en la Surada Poética de La Vorágine

Rosa Ruiz

Santander

Miércoles, 21 de noviembre 2018, 07:27

Comprometida, melancólica y con una dulzura estremecedora, la poesía de Carmen Yañez Hidalgo (Santiago de Chile, 1952) le sale de las entrañas. Llegó a ella, de bien joven, a los trece años, a través de un poemario de Gustavo Adolfo Becker que le regaló una de sus profesoras más queridas, y ya nunca le abandonó hasta el punto de convertirse en su vehículo para buscar la justicia. Hoy, a las 19.30 horas, estará en la asociación cultural y librería La Vorágine para participar en el festival de poesía y conciencia crítica 'La Surada'. Un acto, incluido en el apartado 'Poesía bajo techo', en el que la autora leerá alguno de los poemas que considera más relevantes de su vida poética.

Reside en Gijón, Asturias, desde hace veinte años, lugar al que llegó después de muchos años de exilio. En 1975 vivió en carne propia uno de los episodios más terribles del siglo XX pues se la dio por desaparecida tras ser torturada en manos de la Policía de Pinochet en Villa Grimaldi. Pudo escapar a Argentina, de donde «me sacaron las Naciones Unidas a través de Acnur» para instalarse en Suecia. «Allí permanecí dieciséis años hasta que hace 22 me vine a Asturias». Casada y por dos veces con su compatriota, el también escritor Luis Sepúlveda, compañero además de exilio, la poeta reconoce que todas esos acontecimientos se reflejan en sus versos. «Es cierto que la poesía es muy íntima y, en mi caso está plagada de mis vivencias pero creo que para ser poeta hay que tener talento y, sobre todo, ser muy trabajador y tenaz. A lo mejor no es necesario haber tenido una vida tan movida como la mía y basta con tener sensibildad para poder escribir, pero yo defiendo que el trabajo y la observación de las cosas son muy importantes en este oficio».

A la hora de definir su poesía, ese género que según señala es «tan íntimo y subjetivo que le convierten en el único género en el que no se puede mentir», tiene claro que la suya es la poesía de la memoria. «Para mí es muy importante la memoria. Es el pasado que me ayuda a construir el futuro. La memoria y la poesía son el bálsamo que me ha ayudado a salir de una vida un poco accidentada y me sirve para buscar algo que siempre ha regido mi vida y que es la justicia», afirma.

Una gran parte de sus vivencias personales está compartida con su marido. Ambos disfrutan de la literatura en Asturias sin cambiar de negociado. «Llevamos distintas vidas literarias, aunque evidentemente nos respetamos mucho», dice. «Es cierto que una se siente mucho más cómoda si puede compartir sus cosas con su compañero y por eso es bueno que ambos tengan los mismos gustos o sentimientos», destaca. En su caso, además comparten «ideología», tal y como asegura y eso «es muy importante a la hora de escribir».

Su trayectoria tiene un antes y un después de su exilio. Publica su primer libro en España ' Paisaje de Luna Fría (1998), al que siguieron 'Alas del viento' (2006), 'Latitud de sueños' (2010), entre otros. En 2002 obtuvo el Premio de poesía 'Nicolás Guillén'. También ha formado parte del consejo de redacción de la revista del Salón del Libro Iberoamericano de Gijón.

En esta ciudad participa con frecuencia en lecturas poéticas - durante años en las veladas del marco del Salón del Libro- aunque según confiesa le es difícil opinar del movimiento poético en España. «Hay gente muy destacada, suelo seguir lo que escriben Alejandro Céspedes, Francisco Sotomayor o Francisco Álvarez, por ejemplo». Y le agrada el movimiento juvenil entorno a la poesía. «Me han contado que las redes sociales están captando nuevos lectores, aunque no he entrado a verlo y no puedo opinar, sí me parece lógico porque la poesía va con su tiempo y es normal que los jóvenes usen sus propio medios para expresarse», añade.

También tiene bien claro que, aunque en lo económico la poesía es la hermana pobre «pues apenas vendemos y si lo hacemos es entre nosotros los poetas cuando no acabamos regalándonos los libros» cree que la poesía es «la más alta expresión de la literatura». «Es cierto que no es un éxito económico y que se cultiva en una especie de élite de lectores, pero está muy bien valorada».

El ciclo

En total, esta 'Surada', que comenzó el pasado sábado 3 de noviembre en la Plaza de Atarazanas con el recital de la poeta madrileña Nuria Gómez de la Cal y el concierto de la compositora y cantante salmantina Sheila Blanco, traerá hasta el próximo mes de febrero las propuestas de 16 creadores.

El festival, que cuenta con el patrocinio de la Fundación Santander Creativa, dirige, este año, su mirada y su atención hacia el público más joven. Por eso, algunas de las actividades llegarán a institutos de la ciudad como el González Linares, el Torres Quevedo y el de Peñacastillo, donde los alumnos dialogarán con varios de los escritores invitados.

El papel de la mujer continúa siendo esencial en la cita y la 'Surada' ha invitado, además de a Carmen Yáñez, a la asturiana Sofía Castañón, que recibió en 2010 el premio Voz + Joven que concede La Casa Encendida y es directora del documental 'Se dice poeta', una reflexión de género sobre el panorama poético actual. Esta edición hace especial hincapié en uno de los ejes principales con los que nació el proyecto, la 'Siembra poética', un apartado que trata de acercar la poesía a los estudiantes. De hecho, el certamen concluirá el 7 de febrero de 2019 con una «descarga» pensada para los más jóvenes, en la que participarán unos trescientos alumnos de distintos centros de Santander.

En la 'Surada', que recibe también apoyo a través de las aportaciones de los espectadores, intervendrá además Juan Carlos Mestre, Premio Nacional de Poesía en 2009 con su obra 'La casa roja'. Mestre participará en un encuentro con estudiantes el 14 de diciembre en el conservatorio Jesús de Monasterio y en la «descarga» que se celebrará al día siguiente, el sábado 15, junto a creadoras como Laura Sam, de Murcia, Isabel Martín, de Huelva, y el dúo Versonautas.

En diciembre, las actividades se reanudarán con el recital de Sofía Castañón el martes 4 a las 19.30 en La Vorágine y el miércoles 5 con Carlos Da Aira, Premio de Poesía Ciudad de Ourense en 2018. Da Aira participará en una actividad en el IES Peñacastillo y compartirá allí su poesía explosiva en el edificio de Correos a las 21.30 horas.

La sala Casyc Up se ha sumado este año al ciclo y albergará un recital el jueves 24 de enero sobre poesía palestina.

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