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Una declaración de intenciones luminosa preludia una aventura poética de cuatro décadas: «La poesía nos ofrece una de las herramientas más adecuadas para conocernos, para comprendernos y comprender la sociedad en la que vivimos y es el mejor procedimiento para explorar nuestras emociones y ... para compartirlas». Y una cita define las intenciones: «La verdadera vida de un poeta no está en los sucesos de su vida sino en sus poemas. Los sucesos son la materia prima, el material bruto; lo que leemos es un poema, una recreación (a veces una negación) de esta o aquella experiencia» Las palabras de Octavio Paz son asumidas por Carlos Alcorta (Torrelavega, 1959) a la hora de expresar la identidad de su poética. «Aunque mi poesía tenga un carácter biográfico, sí me gusta subrayar que lo biográfico es solo el andamio de la escritura», apunta el poeta, editor y activista de numerosas iniciativas culturales de la comunidad como el Aula Poética José Luis Hidalgo que viene desarrollando una labor imprescindible cultural y didáctica con el apoyo del Ayuntamiento de Torrelavega, o la Feria de Libro de esa ciudad, más las Veladas Poéticas de la UIMP. Pero ahora el Alcorta poeta, que alumbró sus primero poemas en los años ochenta y mantiene una pulsión y una constante vital con el hecho poético en el presente, publica 'Acto de presencia'.
Un volumen que certifica ese cordón umbilical con la palabra y que se plasma en la 'Poesía reunida, 1986-2020'. Una compilación que muestra la coherencia, la intensidad y la poderosa construcción poética de cuatro décadas. Una publicación que es, a su vez, reflejo de la vitalidad y profusa creación de una generación de voces surgida en Cantabria desde los años 80.
La Fundación Gerardo Diego acoge este proyecto, en colaboración con la editorial Trea, dentro de su línea de trabajo vinculada a sellos de ámbito nacional para difundir la obra poética de los autores de Cantabria. En 'Acto de presencia' Carlos Alcorta desnuda una mirada conjunta que revela las conexiones del poeta de ayer y el poeta del presente; que permite observar cuándo comienzan a asentarse en el autor determinadas obsesiones y cómo unas se van afianzando y otras acaban extinguiéndose en la escritura de los poemas; y, además, descubrir cómo su estilo se va metamorfoseando a lo largo de los años, al compás de su vida. Los libros, catorce poemarios y tres poemas inéditos, que integran esta Poesía reunida, se podrían dividir en tres periodos, que no concuerdan exactamente con las fechas de publicación de todos los libros.
El autor ha excluido solo los primeros poemas aparecidos en libros colectivos y los de circunstancias. Por contra sí justifica la inclusión de sus primeros libros, «aunque me encuentre muy distanciado de ellos en este momento». Aunque ha modificado algunos poemas, «la reescritura no ha alterado lo que pensaba entonces, sino la forma en la que lo expresé». Alcorta apunta que la estructura adoptada para referirse a los distintos periodos «no es una división tajante; revela tan solo la línea que domina en cada periodo, lo cual no impide que a veces se superpongan diversas modalidades. La estética propia de cada etapa viene ya anunciada por composiciones anteriores». La escritura de cada uno de ellos, subraya, ha sido diferente.
El primer periodo lo integran 'Doureios Hippos' (1986), 'Lusitania' (1988) y 'Trama' (2003) -poemas más breves y esencialistas con cierta tendencia al hermetismo- libro de transición en el que ya se anuncia el paso a una estética más de línea clara «en la que lo anecdótico y lo cotidiano adquieren una importancia primordial».
Su temor a volverse muy abstracto e incomprensible le obligó a buscar otros caminos y así recala en la llamada poesía de la experiencia. En ella la base de los poemas es absolutamente realista y el tono conversacional busca la complicidad del lector.
Dentro de esta estética están libros como 'Un lugar en la memoria' (1988) 'Cuestiones personales' (1997), 'Los demonios del mediodía' (1997), 'Compás de espera' (2001), 'Fotosíntesis' (2020) y 'Corriente subterránea' (2003), que es la bisagra para la nueva estética, «caracterizada por un intimismo reflexivo que, aunque no renuncia a la comunicación con el lector, exige de este un esfuerzo mayor porque lo realista se ve muy timbrado por cierto sello irracional; el mensaje, si se pude hablar así, no está en la superficie».
Las incertidumbres de la existencia, los conflictos personales están envueltos en símbolos que el lector debe desentrañar. Y forman parte de esta estética 'Sutura' (2007); 'Sol de resurrección' (2009), 'Ahora es la noche« (2015) y 'Aflicción y equilibrio' (2020).
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